El mejor pollo a la parmesana de Estados Unidos está en Miami ¿Qué tan cierto es?
Si se hace caso a sus fans, entre los que se cuentan portales digitales nacionales sobre comida y gran parte de Miami, el restaurante y pizzería Crust tiene el mejor pollo parmesano de los Estados Unidos.
No es fácil determinar la veracidad de esta afirmación. ¿La respuesta está en la salsa burbujeante? ¿La textura del queso? ¿Lo crujiente de la pechuga de pollo? ¿O se trata de una alquimia misteriosa en la que los tres elementos se combinan sin esfuerzo para crear una obra maestra de la mejor comida reconfortante?
Solo hay una forma de averiguarlo: ponerse los pantalones cómodos para comer.
Cuando llegue a Crust se dará cuenta de que no hay lugar para estacionarse. No se alarme. Esto es Miami. Nunca hay lugar para estacionarse. Puede hacerlo por $15, a menos que tenga suerte con el estacionamiento en la calle, y si tiene esa suerte es posible que quiera ir al 7-Eleven más cercano y comprar boletos de Mega Millions después de la cena.
Se puede comer fuera o dentro, pero, se siente donde se siente, con la forma en que le gusta Crust al mundo hoy en día, tendrá que reservar antes de ir. El restaurante, propiedad del chef Klime Kovaceski, está junto al río Miami. No está en el mismo lado de la calle que su lujoso vecino Kiki on the River, así que destierre todos los sueños de flotar en un yate antes de su frenesí de pollo a la parmesana.
Y no pasa nada, porque aquí a nadie le importa su barco. Les importa llegar al fondo de este asunto del pollo a la parmesana. El restaurante es definitivamente sin pretensiones, con un ambiente acogedor y agradable. No es un lugar para ver y ser visto; es un lugar para relajarse con los amigos, la familia o la pareja y comer más de lo que cree que debería (Aquí no comerá a la ligera. Acepte lo inevitable).
Anita, la esposa de Kovaceski, le recibirá al entrar y le conducirá a su mesa, dLivonde deberá pedir panecillos de ajo con aroma a mantequilla y parmesano. No se arrepentirá.
Por supuesto, no es obligatorio pedir pollo a la parmesana. Puede pedir albóndigas o camarones a la parmesana, pero al igual que el plato, la carta es amplia, con platos pequeños como sabrosos pasteles de camarones con hongos salteados, mayonesa de limón y rábano picante y coulis de tomate, además de los habituales calamares fritos, pulpo a la parrilla y carpaccio de ternera. Puede que Kovaceski sea macedonio, pero tiene alma italiana, al menos en lo que a comida se refiere.
Hay ensaladas, risottos, pastas, y la pizza tiene su propio club de fans (en 2022, Yelp la calificó como una de las mejores pizzerías del país). Puede pedir una pizza clásica de pepperoni o margarita, incluso una hawaiana, y nadie se burlará de usted. Pero vale la pena ir a lo grande. La pizza funghi no solo lleva champiñones blancos, sino también portobellos, queso de cabra y aceite de trufa blanca.
Pero la que realmente destaca es la pizza blanca de coles de Bruselas y tocino con queso de cabra desmenuzado, que es tan sabrosa que podría arruinarle la pizza para siempre. ¿Pensaba que odiaba las coles de Bruselas? Adivine: no.
Pero sobre ese pollo a la parmesana: Escuche, ¿qué pensaba que íbamos a decir? Que está bueno. Claro que está bueno. Kovaceski usa filetes de pollo ligeramente empanizados sobre el linguini porque, dice, son “menos fibrosos”, y sustituye los tomates San Marzano por tomates Alta Cucina. El verdadero truco está en usar panko en lugar de pan rallado italiano, lo que da al pollo un toque más crujiente.
Kovaceski atribuye los cambios a su origen macedonio. “No tengo que hacer la receta de mi abuela”, declaró al Miami Herald el año pasado. “A veces no ser auténtico de la región es algo bueno”.
La ración también es enorme, lo que forma parte del atractivo. Las cenas de Acción de Gracias para una familia de cuatro miembros son más pequeñas que este plato. Pero no se desanime. Puede llevarse un poco a casa, porque se recalienta muy bien. Kovaceski dice que, desde la pandemia, gran parte de su negocio es la comida para llevar, y la ha perfeccionado.
Puede que piense que estará demasiado lleno para el postre. No es así. Pida un trozo de tarta de limoncello y acepte de buen grado la copita de oporto que Anita trae a las mesas al final de cada comida. Es una tradición que Kovaceski inició en su primer restaurante de Miami, The Crystal Cafe, en 1994. Resulta que la porción de hospitalidad que encontrará en Crust es tan grande y abundante como el pollo a la parmesana, e igual de bienvenida.
Crust
Dónde: 668 NW Fifth St., Miami
Horario: 4-10 p.m. de miércoles a domingo; cerrado lunes y martes
Información y pedidos: crust-usa.com o 305-371-7065