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El plan nazi para secuestrar al duque de Windsor con la ayuda del régimen franquista

El reinado de Eduardo VIII del Reino Unido duró menos de un año; exactamente 325 días que son los que transcurrieron entre el 20 de enero y el 11 de diciembre de 1936. Fue un rey efímero que se vio obligado a abdicar debido a las presiones recibidas tras haberse prometido en matrimonio con Wallis Simpson, quien se había divorciado en dos ocasiones y, además, era una de las celebridades habituales de las revistas del corazón estadounidenses (de donde era originaria).

El Duque de Windsor estuvo estrechamente relacionado con Adolf Hitler (imagen vía wikimedia commons)
El Duque de Windsor estuvo estrechamente relacionado con Adolf Hitler (imagen vía wikimedia commons)

La abdicación llegó en un momento clave en la política europea, en la que el viejo continente estaba sufriendo diversos cambios, la mayoría de ellos protagonizados por el fascismo (Adolf Hitler convirtido en un personaje de máxima relevancia en Alemania, Benito Mussolini en Italia, dictador António de Oliveira Salazar en Portugal o la Guerra Civil en España tras el golpe de Estado militar de Francisco Franco y su posterior dictadura).

Tras dejar el trono la pareja contrajo matrimonio en Francia ya que en el Reino Unido se les prohibió hacerlo. Les fue concedido el Ducado de Windsor pero, a pesar de que tendrían un gran número de privilegios por ser parte de la Familia Real, se les limitó al máximo el poder realizar ciertas cosas, entre ellas el tener relevancia alguna dentro de la política (tanto británica como con relación a cualquier nación europea).

Esto fue debido a que el nuevo rey (Jorge VI, hermano de Eduardo) y su entorno, tenían miedo a que el Duque de Windsor acabara acercándose a los dictadores europeos y que éstos lo animaran y financiaran para dar un golpe de Estado en el Reino Unido, recuperar el trono y convertirse en un ‘rey títere’ del fascismo.

Y no le faltaba razón a quienes pensaban que esto podía suceder, ya que varios fueron los planes que en los siguientes años se idearon, sobre todo desde la Alemania nazi, con el fin de captar al aristócrata real para sus intereses en suelo británico.

El ex-monarca ya había mostrado ciertas simpatías hacia ese régimen y el führer durante una gira que realizó en octubre de 1937 por la Alemania nazi, junto a su esposa, donde recibieron un auténtico tratamiento de reyes gracias a la intermediación de Charles Bedaux, un polémico empresario francés afín al nazismo que fue quien les había organizado el viaje.

Hitler sabía que si movía adecuadamente sus fichas podría obtener el apoyo del duque, pero debía hacerlo de un modo en el que no se viera claramente cuáles eran sus intenciones.

Pero todo empezó a cambiar cuando estalló la Segunda Guerra Mundial, pues el Duque de Windsor fue nombrado oficial del ejército británico con el fin de que hiciera de enlace desde Francia (donde residían en casa de su amigo Charles Bedaux).

Aquella lealtad del duque hacia su patria británica descolocó a los líderes nazis, quienes temían que se les escaparía la oportunidad de contar con él. Por tal motivo se diseñó la ‘Operación Willi’, la cual consistía en poner en marcha, a partir de mediados 1940, toda una estratégica red de colaboradores ajenos al Reich alemán que ayudarían a convencer al Duque de Windsor de la conveniencia de posicionarse a favor del nazismo de Hitler.

La invasión alemana de Francia provocó que desde el Reino Unido se obligara a los Duques de Windsor a trasladarse fuera del país rumbo a un nuevo destino: las Bahamas, donde Eduardo ejercería como gobernador de la pequeña colonia británica en el Caribe. Partirían en agosto de 1940 desde Lisboa, donde residirían unos meses en uno de los palacetes del importante banquero portugués Ricardo Espírito Santo Silva (quien también era confidente y colaborador de los nazis).

Como en la capital lusa deberían esperar unas semanas hasta embarcase en un trasatlántico en dirección a las Bahamas decidieron pasar primero por España (que también se había declarado como neutral en la guerra) y allí pasarían unos días en Madrid.

Ese momento fue el escogido por los nazis para llevar a cabo una de las piezas claves de la Operación Willi: retener al matrimonio en la capital española con la falsa noticia de que los servicios de información se habían enterado que se estaba gestando un atentado contra los Windsor por parte de agentes británicos, por deseo y orden de Winston Churchill (conocida era la enemistad y animadversión que sentía el Primer Ministro hacia él y a la inversa).

El plan para retener a los duques en suelo español fue maquinado por el ministro alemán de Relaciones Exteriores, Joachim von Ribbentropp, quien contaba con la inestimable colaboración de Eberhard von Stohrer, embajador alemán en Madrid y de tres hombres claves de la dictadura franquista: Juan Luis Beigbeder (ministro de Asuntos Exteriores), Juan Vigón (ministro del Aire) y Ramón Serrano Súñer, ministro del Interior y cuñado de Franco.

El escogido para reunirse con el duque y transmitirle la falsa noticia del atentado que preparaban los británicos fue Miguel Primo de Rivera, hermano del fundador de la Falange e hijo del dictador de mismo nombre que gobernó en España entre 1923 y 1930 (tras dar un golpe de Estado). También debía comunicarle que recibiría una generosa ayuda económica de 50 millones de francos suizos (donados por los alemanes).

Pero este personaje (carente del carisma y relevancia de su hermano y progenitor) no logró llevar a buen puerto el encargo que se le había realizado y a pesar de concertar un par de encuentros con el Duque de Windsor, éste no quedó convencido de los argumentos que le dio sobre el presunto atentado ni de la generosa suma de dinero ofrecido, decidiendo seguir adelante con su plan de salir de viaje hacia Lisboa donde pasaría unos días antes de partir hacia las Bahamas.

Cabe destacar que Eduardo no estaba conforme con el plan del gobierno británico de ser enviado a las Bahamas como gobernador y que hubo cierto rifirrafe e intercambio de telegramas, aunque finalmente aceptó a regañadientes el encargo (que realmente era una imposición de Churchill).

Lo que es llamativo es que si no era de su gusto ir hacia el Caribe ¿por qué no aceptó la propuesta que le hizo Miguel Primo de Rivera? Sencillamente porque fue tan inútil la gestión del falangista que a pesar de lo que le llegó a ofrecer no lo convenció.

Visto el fracaso del plan, desde Alemania se decidió mandar a otra persona para gestionar la Operación Willi: Walter Friedrich Schellenberg, un preparado funcionario de las SS que había participado en un gran número de operaciones de la inteligencia alemana con gran éxito.

El ministro Joachim von Ribbentropp dio unas instrucciones muy concretas a Schellenberg: si no conseguía retener a los duques por las buenas que lo hiciera por las malas, por lo que se contempló la posibilidad de secuestrarlos y mantenerlos cautivos durante el tiempo necesario para convencerlos.

El militar nazi hizo lo posible e imposible por retenerlos, haciendo que se extraviará el equipaje con el fin de retrasar la salida del trasatlántico e incluso anunciando que se había colocado un artefacto explosivo en el buque, pero no hubo manera de hacer que los duques se quedaran unos días más en Lisboa y convencerlos para que se unieran a la causa del nazismo.

Algunas fuentes indican que Walter Friedrich Schellenberg desechó la idea del secuestro al ver que sería un fracaso total el plan. Si no se le convencía con buenas palabras, ofreciendo dinero y promesas de recuperar el trono no lo harían por las malas.

Pero quién sí convenció al duque de Windsor de la conveniencia de no hacer caso a los nazis y que viajara hasta las Bahamas fue Winston Churchill que envío hasta Lisboa como emisario al reconocido político Sir Walter Monckton, quien era buen amigo de Eduardo y persona de total confianza (fue quien gestionó todo lo relativo a la crisis institucional cuando abdicó).

Fuentes de consulta e imagen: independent / express.co.uk / theguardian / bbc / taz.de / Wikimedia commons

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