El plan de DeSantis para transportar cubanos en autobús a Delaware viola nuestros valores como floridanos | Opinión
Siendo un niño, escuchaba las historias de mi abuelo sobre su viaje desde Chipre a este país y me maravilló el increíble coraje que él necesitó para dejar atrás su vida y su familia en busca de un mejor futuro en una tierra completamente extranjera.
Pero Estados Unidos no solo ha sido un faro para quienes buscan cumplir sus sueños, también ha sido un refugio para aquellos que escapan de pesadillas desgarradoras.
Nadie que haya vivido en Florida durante las últimas décadas ha estado ajeno a las historias de persecución, separación y dolor que tantos en nuestro estado han vivido, y ninguna comunidad ha sido afectada durante tantos años por los estragos de la dictadura y el totalitarismo en su tierra natal, como los floridanos de ascendencia cubana.
Desde 1959, vienen a nuestro estado escapando de una nación que ha sido subyugada por un régimen que es a la vez asombrosamente incompetente e indescriptiblemente cruel.
Por esta razón, me sorprendió escuchar un extracto de una entrevista reciente con la vicegobernadora Jeanette Nuñez en una radio de Miami, donde reveló que la administración DeSantis planea reunir a inmigrantes cubanos recién llegados para sacarlos en autobús del estado.
Sin embargo, no solo quiere sacarlos del estado, quiere usarlos como peones en el tablero político, depositándolos como deshechos en el estado natal del presidente, Delaware.
Esto supera incluso el habitual grado de demagogia, cinismo y crueldad del Gobernador Ron DeSantis. Están jugando con la seguridad y el bienestar de hombres, mujeres y niños que se han visto obligados a huir de una nación aplastada durante más de 60 años por un régimen comunista fallido y asesino.
No se puede negar que tenemos desafíos importantes que abordar en la frontera de los Estados Unidos y que esos desafíos han tenido un impacto significativo en nuestro estado.
Nuestros recursos no son ilimitados, ni nuestra generosidad debería serlo. Pero la respuesta a la situación actual no puede ser el teatro político y el desprecio por la vida de los más vulnerables.
El respeto y la compasión deben ser nuestras guías, especialmente cuando se trata de quienes buscan refugio de la opresión y la persecución política. Nuestros valores como floridanos exigen que el gobernador DeSantis rechace de manera inmediata y contundente este plan, y debe emitir una disculpa clara e inequívoca a la comunidad cubana. Ninguna otra cosa servirá.
A lo largo de toda su historia, Estados Unidos se ha distinguido como una nación que defiende la libertad y los derechos humanos. No siempre hemos estado a la altura de nuestros más altos ideales, pero nos hemos esforzado sinceramente por promover los valores democráticos en el extranjero y hemos recibido a un número incalculable de refugiados que anhelan escapar de las garras de la represión y el totalitarismo.
Eso es parte de lo que hace que Estados Unidos sea la gran nación que es hoy. En mi experiencia, el orgullo y el patriotismo de quienes han sido los beneficiarios de la generosidad de nuestra nación, incluida nuestra comunidad cubanoamericana, es insuperable.
Ellos se han convertido en pilares de progreso y emprendimiento en las comunidades donde se han asentado. Solo hay que mirar al otro lado del puente desde la playa hacia el centro de Miami para comprender cuán cierto es esto.
El tema de la inmigración es y siempre ha sido complicado y probablemente seguirá siendo factor de división en el futuro previsible. Lo que no podemos hacer es dar rienda suelta al miedo y a sus frecuentes acompañantes: el odio y la crueldad. La ciega ambición política del gobernador DeSantis lo ha llevado por un camino terrible.
En su búsqueda de ser competitivo en las próximas primarias presidenciales republicanas, está haciendo causa común con aquellos que maltratarían, humillarían y pondrían en peligro a las personas que huyen de la represión, la crueldad y la miseria.
Eso no es lo que somos. Nuestro país se construyó no solo con los valores que heredamos de nuestros Padres Fundadores, sino con el sudor y las aspiraciones de cientos de millones de personas, incluidas aquellas que llegaron aquí buscando cumplir sus sueños o huir de la pesadilla que estaban viviendo.
Debemos ser conscientes de eso y siempre actuar de manera que se respete su dignidad y su humanidad, que son dadas por Dios.
Charlie Crist es el candidato demócrata a gobernador de Florida.