El plan de choque de Sánchez para la ciencia no es más que una tirita

Pedro Sánchez durante la presentacion oficial del Plan de choque para la ciencia y la innovación
Pedro Sánchez durante la presentacion oficial del Plan de choque para la ciencia y la innovación

El pasado jueves el Presidente del Gobierno Pedro Sánchez presentó el denominado “Plan de choque por la ciencia y la innovación”, durante una conferencia de prensa en la que afirmó que “España no puede seguir dando la espalda a la ciencia, a la investigación, a la innovación y debemos apostar con contundencia por ellas. Si queremos tomar medidas que aseguren la salud, el bienestar, la competitividad, la cohesión, la sostenibilidad y la prosperidad, en definitiva si queremos crear empleos cualificados, nuevas industrias, una sociedad más justa y una economía más resistente en términos de sostenibilidad ambiental y también social, debemos apostar por la ciencia”.

Son palabras mayores. Son palabras que denotan una actitud decidida. Son palabras que anuncian cambios, apuestas y medidas contundentes. ¿O no? ¿O realmente son solo palabras en boca de un político más, otro de tantos y tantos políticos que han pasado durante la última década por las tarimas y micrófonos de cientos de escenarios y ruedas de prensa prometiendo un cambio de modelo económico que jamás van a implementar?

Durante los últimos diez años, ya sea por una razón o por otra, ya sea por las diferentes crisis, gobiernos y epidemias, la ciencia española se ha desmantelado con recortes en su línea de flotación. La vuelta de un Ministerio de ciencia a cargo de una figura respetada y que conoce bien los problemas que aquejan al sector parecía ser la medida que muchos esperábamos. No ha sido así. Los presupuestos siguen siendo raquíticos, muy alejados de las promesas electorales que hace poco nos regalaban y este nuevo Plan de choque para la ciencia, una vez que se analiza realmente, apenas es una tirita que no tapará la gran hemorragia.

Y cansa, es muy cansado. Leer ahora las promesas y programas electorales de la última década, incluso los de los últimos meses, son el reflejo más fiel de la gran tomadura de pelo de unos políticos que se han aprendido bien la cantinela que los investigadores quieren oír, pero que nunca se mojan lo suficiente para realizarla. Rajoy prometía el 2% del PIB para igualarnos con la media europea, Ciudadanos prometía lo mismo, el PSOE también se subía al carro, luego llegó Pablo Casado con el mismo 2% en otro programa electoral, por supuesto Podemos, y cómo no… el PSOE de Pedro Sánchez también lo dejaba escrito en sus promesas electorales. ¿Cómo es posible estar una década prometiendo lo mismo durante las incontables elecciones que hemos celebrado en este país y no cumplirlo jamás? Quizá es que solo quieren prometerlo. Suena muy bien: “Cambio de modelo productivo”, “Innovación y tecnología al frente de la economía”, “Apuesta contundente y decidida por la ciencia”… Decir todas estas frases suena tan bien que cumplirlas, parece que impediría la satisfacción de volver a prometerlas.

La epidemia de coronavirus ha golpeado duramente diferentes sectores productivos y para ello, el gobierno de coalición ha presentado otros otros planes económicos extra, como los 4262 millones de euros para ayudar al sector del turismo o los 3750 millones para rescatar a la industria del automóvil. Ante estas cifras, resulta sorprendente, y decepcionante, que el “plan de choque” de este Gobierno consista en 400 millones para este año, y algo más 600 para el 2021. ¿Así piensan cambiar “el modelo productivo de España”?

¿400 millones para 2020 es un “plan de choque”?

El fichaje de un par de buenos jugadores de fútbol de Primera División supera con creces esa cifra, de hecho, el presupuesto de un solo equipo de fútbol para el año 2019 ya es mayor que el Plan de choque completo. Los algo más de treinta kilómetros de la M30 costaron 11.000 millones de euros. Tres tramos de carretera en Castellón costaron 400 millones de euros. El Banco Santander pagó 400 millones de euros para comprar una plataforma de pago llamada Ebury. ¿Con 400 millones van a cambiar algo?

La tomadura de pelo es tan evidente que el único esfuerzo que han puesto para ocultarla es usando palabrería y frases vacías en un documento vergonzoso. Al biólogo e investigador Alexander Bittner, se le ocurrió probar el texto publicado por el gobierno utilizando el célebre “blablameter”, un medidor de palabrería barata… el resultado de este Plan de choque es 0,88 en una escala máxima que llega al 1, es decir: Índice de palabrería muy alto. “El texto apesta. Seguro que pertenece a un experto en relaciones públicas, político, o consultor. Si el texto contiene un mensaje, probablemente no llegue a nadie. Estaría bien que gastases menos esfuerzos en impresionar a la gente”

Las migajas con las que pretenden cambiar el modelo económico de España además dependen, en gran medida, de las ayudas europeas. Esa tirita que quieren colocar en la hemorragia de la ciencia española se paga con dinero europeo, y el primer problema directo ha surgido hoy, con el anuncio de que La ciencia europea se indigna ante el plan para recortar 5000 millones de euros de I+D.

“Habrá países como Alemania en que este recorte casi no afecte, porque ya cuentan con una financiación estatal importante en I+D. Pero en España tendrá un impacto importante tanto para centros como para grupos de investigación, porque en nuestro país la inversión en ciencia es muy baja y sin ese dinero europeo, no se pueden hacer proyectos competitivos”, explica en la Vanguardia el investigador Luis Serrano, cuyo centro depende en un 30% de fondos europeos.

Recapitulemos:

Este plan de choque apenas representan una propina a unos presupuestos que llevan décadas sin llegar a arañar la media europea. Ni siquiera incluye uno de los puntos más solicitados por los investigadores: ¡¡reducir la burocracia!!, una medida que ahorraría dinero y tiempo a los investigadores. Las treinta páginas del texto son un brindis al sol que dependen, en gran parte, del dinero de los fondos europeos porque España no tiene la actitud ni las ganas necesarias de apostar e invertir dinero propio, como en el ejemplo de Alemania. El plan de choque incluye otros 500 millones en préstamos que nadie quiere (En 2019, el 90% de esos mismos préstamos se quedó sin ejecutar). En el texto se culpa de la casi inexistente ejecución de los préstamos, “a la situación de bajos tipos de interés en el sector financiero”, sin entender que nadie los pide, porque nadie los quiere. Los mismos errores, la misma incapacidad para comprometerse, la misma tibieza y poca contundencia que, sin embargo, sí demuestran para apoyar otros sectores como el turismo o los coches. En los últimos años hemos visto rescates a bancos, a autopistas de pago, a docenas de sectores con cantidades de miles de millones de euros... sin embargo, siguen prometiendo al aire el cambio de modelo económico, un apoyo a la ciencia que jamás se concreta, y un plan de choque que no llega a migajas.

En definitiva… una nueva tirita para acallar las voces decepcionadas y enfadadas de los investigadores en España, y una nueva oportunidad para seguir prometiendo lo mismo durante otros tantos años más.