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Por qué el plan de Biden para compartir las vacunas con el mundo “no alcanza para hacerle mella a la pandemia”

Biden, durante una conferencia de prensa para hablar sobre la pandemia
SAUL LOEB

WASHINGTON.- El presidente Joe Biden dijo ayer que Estados Unidos ha enviado más de 110 millones de dosis de vacunas contra el coronavirus a 65 países, y que eso ha puesto al país a la cabeza de los donantes de vacunas, “una demostración de que la democracia cumple”.

Biden hizo esas declaraciones desde la Casa Blanca, después de implorarles a los norteamericanos que aceptaran vacunarse, frente a la ola de variante delta que barre el país.

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“Tenemos vacunas para todos y cada uno de los estadounidenses, y al mismo tiempo, es de interés nacional poder compartir algunas de nuestras vacunas con el mundo”, dijo Biden, y agregó: “Mientras el virus siga haciendo estragos fuera de Estados Unidos, habrá más posibilidades de que a nuestro territorio lleguen nuevas variantes potencialmente más peligrosas.”

Tom Hart, director de ejecutivo de ONE Campaign, una ONG dedicada a la indigencia y las enfermedades prevenibles, elogió la respuesta global de la administración Biden. La medida del gobierno “ayudará a salvar vidas, a reducir la aparición de nuevas variantes, y a limitar la propagación de este virus letal”, declaró Hart después del discurso de Biden.

Pero algunos expertos en salud global pintan un panorama más pesimista, ante la evidencia del rebrote pandémico en muchas partes del mundo.

“Las dosis son útiles, pero es poco y tarde”, dijo Lawrence Gostin, profesor de legislación sanitaria internacional de la Escuela de Leyes de la Universidad de Georgetown. “No alcanza para hacerle mella a la pandemia.”

A lo largo de la pandemia, los sanitaristas han alertado varias vece sobre la disparidad de la vacunación entre los países pobres y los países ricos, no solo por razones morales, sino por el peligro que entraña. La semana pasada, el director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, declaró que esa enorme divergencia había costado vidas que se podrían haber salvado “si los países ricos hubieran permitido que los países pobres tuviesen acceso a su parte correspondiente de las vacunas”.

¿Qué sabemos sobre la donación de vacunas de Estados Unidos?

En junio Biden anunció la compra de 500 millones de dosis de la vacuna de Pfizer que Estados Unidos repartiría por el mundo, y que las primeras 200 millones de dosis se distribuirán este año. Anteriormente, su gobierno se había comprometido a donar al menos 80 millones de dosis de vacunas para fines de junio.

El martes la Casa Blanca anunció que las dosis se compartieron a través de Covax, la iniciativa de distribución equitativa de vacunas respaldada por la OMS. La mayoría de las dosis se fabricaron en Estados Unidos y se enviaron a países que actualmente tienen problemas con el Covid, como Bangladesh, Colombia, Indonesia y Filipinas.

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Estados Unidos ya donó más dosis que los otros 24 países donantes juntos, según los datos oficiales de las Naciones Unidas citados por Biden el martes.

Las vacunas donadas por Estados Unidos son gratuitas “sin favoritismos ni condiciones”, dijo Biden lanzando un evidente dardo a Rusia y China, embarcadas a plena en la “diplomacia de las vacunas”.

¿Cuáles son los países y regiones más necesitadas de dosis?

Aunque las dosis donadas por Estados Unidos superan las donadas por otras naciones ricas, el aporte sigue siendo muy inferior a los miles de millones necesarios para vacunar al 70% del mundo, un objetivo ampliamente citado para alcanzar algo parecido a la inmunidad de rebaño. Las naciones pobres todavía están muy por detrás de las naciones ricas en términos del porcentaje de su población vacunada, y las iniciativas para reducir esa brecha, como Covax, han fracasado.

En África en particular, se han administrado muy pocas dosis.

Para fines de julio, Covax llevaba distribuidos más de 153 millones de dosis contra el coronavirus a países, agencias humanitarias y otras organizaciones que participan del programa, según Gavi, una alianza mundial de vacunas y uno de los principales patrocinadores de Covax.

“En definitiva, quienes controlarán el éxito o el fracaso de Covax son los países ricos, y es imperativo que Covax tenga éxito, porque no hay un plan B”, dijo el martes Sean Simons, de ONE Campaign, a través de un comunicado.

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Estados Unidos “está acumulando” dosis, dijo la semana pasada Githinji Gitahi, CEO global de Amref Health Africa y comisionado de la Unión Africana para la respuesta al coronavirus. Gitahi hizo un llamado a los países ricos, incluido Estados Unidos, para que se comprometan con envíos de dosis adicionales que ya tengan reservadas con las farmacéuticas y para que donen rápidamente más dosis existentes en sus reservas.

“Una vacuna que se retrasa es una vacuna que se le niega a alguien” dijo Gitahi la semana pasada, y recalcó que “la rapidez es esencial”.

¿Qué más pueden hacer Estados Unidos y otros países ricos?

“Los acuerdos de donación de dosis son útiles a corto plazo, pero también necesitamos que los gobiernos y las empresas encuentren formas de escalar exponencialmente la producción, mediante la liberación de licencias, transferencia de tecnología o renunciando a los derechos de propiedad intelectual de ciertos productos durante un tiempo determinado”, dijo el mes pasado Tedros, de la OMS.

En una carta abierta publicada el martes, un grupo de destacados expertos en salud pública le reclamó al gobierno de Biden que organice una “Cumbre mundial de vacunación” de nivel presidencial antes de la reunión de la Asamblea General de las Naciones Unidas prevista para septiembre, y que reúna a los líderes mundiales detrás del objetivo de vacunar al 70% de la población mundial para mediados de 2022.

“Enfrentamos el riesgo real de que los países de ingresos bajos y medios-bajos se queden con bajos niveles de vacunación durante todo 2022 o incluso después, lo que podría resultar catastrófico”, escribieron los autores de la carta. “La profunda brecha de vacunas entre los que tienen y los que no plantea un grave problema de consciencia y entraña una grave amenaza para nuestra recuperación económica y nuestra seguridad nacional.”

En su discurso de ayer, Biden se ocupó de aclarar que otros países también deberían dar un paso al frente para ayudar a achicar la brecha de vacunas.

Traducción de Jaime Arrambide