¿El plástico biodegradable es real?

Técnicamente, el plástico biodegradable sí existe, pero eso no significa que siempre vaya a desintegrarse e incorporarse al medioambiente. (Naomi Anderson-Subryan/The New York Times).
Técnicamente, el plástico biodegradable sí existe, pero eso no significa que siempre vaya a desintegrarse e incorporarse al medioambiente. (Naomi Anderson-Subryan/The New York Times).

P: ¿Puede una cuchara de plástico realmente regresar a la naturaleza?

A simple vista, el plástico biodegradable es un milagro. Se ve como plástico y funciona en gran medida como tal. Además, regresa a la naturaleza una vez que lo desechas.

Pero tiene una gran salvedad: el simple hecho de que tu tenedor, vaso o bolsa para desechos caninos de plástico se publicite como biodegradable, no significa que necesariamente vaya a desintegrarse e incorporarse al medioambiente. Lo mismo ocurre con el llamado plástico compostable. A continuación, te decimos por qué.

Se necesitan las condiciones adecuadas.

Muchos plásticos biodegradables sí se desintegran, pero solo bajo ciertas condiciones. Uno de los compuestos más comunes es un poliéster conocido como PLA, que significa ácido poliláctico y se biodegrada en un entorno de compostaje industrial.

Pero casi ningún lugar en Estados Unidos hace compostaje industrial. Eso significa que es muy probable que el PLA que se desecha termine en vertederos, ríos y arroyos, o en el océano. Quizá incluso sea quemado y, por lo tanto, libere en el ambiente químicos tóxicos y gases que calientan el planeta.

Para colmo, la mayoría de los programas de reciclaje residenciales no tienen la capacidad para reciclar plásticos biodegradables, incluido el PLA. Si la gente los tira en un bote de reciclaje, puede contaminar el plástico que sí pertenece en ese contenedor, lo cual crea problemas de clasificación para los recicladores.

“Es complicado porque la biodegradabilidad cambia según tu ubicación y lo que suceda con tus plásticos”, comentó George W. Huber, profesor de ingeniería química en la Universidad de Wisconsin-Madison que trabaja en soluciones para los desechos plásticos. “Y hay empresas que hacen afirmaciones y promesas sobre el plástico biodegradable que no tienen fundamento”.

Esa clase de desinformación no solo significa que personas bienintencionadas quizá estén pagando más por algo que no beneficia al medioambiente como creen, señaló Huber, sino que también podría crear más consumo y basura, si les hacen creer a estas personas que pueden comprar todo el plástico biodegradable que quieran, sin que este tenga un impacto en el planeta.

Lo que es peor, podría hacer que la gente sienta que puede tirar su basura en cualquier lado, pues piensa que el plástico biodegradable se reintegrará a la naturaleza por sí solo. (Repito, no va a pasar. Así que, ¡no tires basura!).

Entonces, ¿ha mejorado la situación?

El meollo del asunto, claro, es que el mundo se está hundiendo en plástico.

Según el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (UNEP, por su sigla en inglés), el mundo produce 430 millones de toneladas métricas de plástico al año, eso es más que el peso total de todos los humanos en el mundo. Tan solo el nueve por ciento de los desechos plásticos se recicla, según estima el UNEP. Y el plástico ordinario, hecho a base de combustibles fósiles, tarda siglos en degradarse.

El plástico biodegradable es una solución prometedora, y científicos de todo el mundo están trabajando para crear nuevos tipos. Por ejemplo, el equipo de Huber en Wisconsin está desarrollando un nuevo tipo de plástico hecho de mazorcas que se biodegrada fácilmente y podría remplazar al polietileno, que se usa mucho en los embalajes. Pero reducir los costos de producción aún es un reto.

Ruihong Zhang, profesora de ingeniería biológica y agrícola en la Universidad de California, campus Davis, piensa que el mundo pronto podría inventar el tipo correcto de plástico biodegradable. Zhang trabaja en la creación de un plástico hecho de subproductos de desechos del queso que se biodegrada con más facilidad en el ambiente.

‌‌Crear plástico a partir de desechos alimentarios no solo reduciría la cantidad de plástico que termina en los vertederos, sino que también generaría menos de las emisiones que calientan el planeta. “Básicamente, estamos tratando de resolver el problema de los desechos y reducir las emisiones al mismo tiempo”, indicó Zhang.

Intenta distinguir los plásticos.

Entonces, si quieres reducir tu huella ambiental, ¿qué puedes hacer para navegar el complejo mundo del plástico biodegradable?

En primer lugar, podrías familiarizarte con los tipos principales de plástico biodegradable. Y antes de comprar cualquier plástico que se publicite como biodegradable, revisa qué tipo de plástico es y qué condiciones necesita para biodegradarse.

El nova-Institute, una organización de investigación independiente en Alemania que desarrolla soluciones para el manejo de plásticos, tiene una gráfica útil que muestra algunos de los tipos principales. También indica si su biodegradabilidad se ha comprobado —en tierra, en vertederos, en agua dulce o en el mar— o si requieren un tratamiento más especializado, como compostaje industrial o digestión anaeróbica.

Luego, si no existe un plástico biodegradable para tus necesidades, tal vez sea mejor que uses plástico reciclable. (Pero recuerda que el reciclaje conlleva sus propios desafíos).

Y pregúntate: ¿hay alternativas no plásticas que se adapten a tus necesidades y sean reusables, o hechas de materiales verdaderamente biodegradables como el papel?

c.2024 The New York Times Company