Las pioneras del fútbol femenino que en su primer partido en 1895 congregaron a más de diez mil espectadores

El fútbol femenino está de moda. En los últimos años hemos podido comprobar cómo este deporte por fin ha abierto sus puertas a ser disputado por mujeres, consiguiendo grandes récords de audiencia cada vez que se ha retransmitido algún encuentro de relevancia, así como a llenar estadios e incluso a que los aficionados en general ya conozcan los nombres de numerosas jugadoras y los equipos en los que militan.

El British Ladies Football Club, fundado en 1895, fue el equipo pionero del fútbol femenino (imágenes vía Wikimedia commons)
El British Ladies Football Club, fundado en 1895, fue el equipo pionero del fútbol femenino (imágenes vía Wikimedia commons)

Ha sido una lucha incansable durante muchísimo tiempo para que se pudiera hacer un hueco a las mujeres en un deporte que históricamente estaba asociado a los hombres (tanto jugadores como espectadores), siendo la presencia femenina prácticamente testimonial.

Pero el fútbol femenino no es algo que haya surgido en las últimas décadas, debido a que hay constancia de que a mediados del siglo XIX, en los inicios de este deporte, ya se disputaron algunos encuentros con la participación de mujeres (sobre todo de carácter lúdico como enfrentamientos entre solteras y casadas).

Pero, según consta en los documentos oficiales de la FIFA, así como en crónicas de la época, el equipo pionero del fútbol femenino fue el ‘British Ladies Football Club’, creado a finales de 1894 y cuyo partido inaugural (el 23 de marzo de 1895) congregó en Crouch End (a las afueras de Londres) a más de diez mil espectadores (ahí hay baile de cifras, porque algunas fuentes indican 12.000 y en otras que no llegaban a los 11.000).

Las creadoras y principales impulsoras del British Ladies Football Club fueron dos emprendedoras de la época. Por un lado Nettie Honeyball (cuyo verdadero nombre era Mary Hutson) quien contrató anuncios en el periódico ‘Daily Graphic’, en busca de otras mujeres aficionadas al balompié que quisieran formar parte de una escuadra íntegramente femenina. De otra banda, fue fundamental la colaboración y apoyo de Lady Florence Dixie, aristócrata británica con grandes inquietudes intelectuales (fue escritora, corresponsal de guerra, pionera del feminismo y que en sus años de juventud llegó a enviar una carta al mismísimo Charles Darwin advirtiéndole de una equivocación).

Pocos días después de poner los anuncios en la prensa se recibió la respuesta de una treintena de mujeres dispuestas a formar parte del equipo de fútbol, convirtiéndose Nettie Honeyball en la capitana British Ladies Football Club. Por su parte, Florence Dixie fue nombrada presidenta, además de ser su principal patrocinadora. Gracias a su dinero se pudo contratar a un entrenador (John William ‘Bill’ Julian, en aquel momento jugador del Tottenham Hotspur) y adquirir el equipamiento para todas las jugadoras, que consistía en botas de fútbol masculinas adaptadas a los pies de las mujeres y la mitad de las camisetas de color rojo y la otra de color azul.

El hecho de que se comprara la equitación dividida en dos colores fue para formar dos conjuntos, debido al gran volumen de jugadoras que había y, de ese modo, sabían que siempre tendrían algún equipo femenino contra el que jugar. Los dos equipos en los que se dividió el British Ladies Football Club fueron denominados ‘Norte’ y Sur’y eran de carácter rotativo, por lo que en cada encuentro se enfrentarían equipos diferentes.

Tras la formación del equipo, la elaboración de los correspondientes estatutos y la inscripción en el organismo correspondiente, las jugadoras de los equipos Norte y sur del British Ladies Football Club decidieron hacer su debut en un partido inaugural celebrado el 23 de marzo de 1895 en la población de Crouch End y en el que se congregó un imprevisto número de espectadores que superó las diez mil personas que hasta allí se acercaron, desde diferentes puntos de Inglaterra, para ver disputar aquel insólito encuentro de fútbol femenino.

A pesar del éxito de convocatoria, la implicación al cien por ciento de las jugadoras, el entrenador, la presidenta y patrocinadora y, sobre todo, de su mayor impulsora (Nettie Honeyball) el equipo lo tuvo casi todo en contra, siendo continuamente criticadas en la prensa (en la mayoría de ocasiones de manera humillante y de forma misógina) y numerosos los artículos en los que decían que el lugar de las mujeres no era una cancha de fútbol, sino en sus casas y cuidando de los hijos y esposo.

El hecho de que la prensa les hiciera tan mala publicidad jugó en contra del equipo y en los siguientes encuentros cada vez fue menor el número de espectadores que asistían a ver los partidos, llegando a un momento en el que solo había poco más de cuatrocientas personas en las gradas.

Otro factor que fue en contra del equipo fue que, con el tiempo, cada vez eran menos las jugadoras que podían acudir a los entrenamientos e incluso a los partidos con regularidad (los esposos y padres de la mayoría de ellas les prohibían jugar a un deporte de hombres).

Ello llevó a que dos años después (en 1897) el equipo de las British Ladies Football Club acabara disolviéndose y desapareciendo, teniendo que pasar varias décadas para que otro grupo de mujeres intentaran probar suerte en el fútbol femenino.

Fuentes de consulta e imágenes: FIFA/ Yahoo! Sports / BBC/ footballpink/ Wikimedia commons

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