Santiago Cafiero le pidió a Felipe Solá que baje el perfil y el canciller siguió con su agenda

A pedido del Presidente, Santiago Cafiero, el jefe de Gabinete, llamó ayer a Felipe Solá pasadas las 16.30. "No salgas a explicar más. Dedicate a los temas de Cancillería", le dijo el ministro coordinador. Fue un intento por dar por terminado el escándalo tras haber inventando en la prensa un diálogo entre Alberto Fernández y Joe Biden.

En la Casa Rosada no cedía la ira y en el Palacio San Martín reinaba la desazón. Solá había cometido un error carísimo al hacer declaraciones inexactas e imprudentes sobre la charla debut de Fernández con el sucesor de Donald Trump. Pero que ese traspié saliera a la luz de forma descarnada fue vivido por el canciller como una falta de códigos políticos.

Fernández y Solá ayer no intercambiaron mensajes. Después de la conversación con Cafiero, el canciller continuó con su agenda. Entregó hoy netbooks en Hurlingham en el marco de un programa de la ONU y al mediodía tenía previsto reunirse con el embajador de Italia, Giuseppe Manzo.

La lectura que hacen en el Ministerio de Relaciones Exteriores es que el episodio, que dejó al canciller ridiculizado y en un lugar difícil, tuvo como saldo un daño al propio Gobierno y a Fernández.

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El canciller quedó envuelto en una polémica cuando se conoció que distorsionó los detalles de la conversación entre Biden y Fernández en la entrevista que le brindó a Radio Con Vos minutos después del contacto bilateral. Infobae reveló que el canciller no había presenciado la charla, porque -por un problema de comunicación con ceremonial- se fue hasta Olivos, mientras el Presidente estaba hablando con Biden en Casa Rosada. Para cuando llegó a Balcarce 50, Fernández ya había colgado el teléfono.

Lo cierto es que después de ese desencuentro, Solá salió de la Casa Rosada y brindó la entrevista sin titubear. Con esa seguridad describió un supuesto reclamo que el Presidente le había hecho a Biden sobre la postura del director por los EE.UU. en el board del Fondo Monetario Internacional (FMI), Mark Rosen.

"El presidente Fernández le pidió dos o tres cosas, todo muy general pero muy importante para la Argentina. Una es el visto bueno, la ayuda, la buena fe, la buena voluntad, del director de Estados Unidos en el FMI porque actualmente no estamos teniendo mucha suerte en ese sentido con el director, que deberá cambiar después del 20 de enero", dijo Solá. Todos sus dichos quedaron luego plasmados en un comunicado de Cancillería, que difería, incluso, de lo que informaba el de la Casa Rosada.

Reparación de daños

Fernández desmintió hoy a Solá. "Cuando empezó la charla Biden me dijo 'Ya sabe como es esto, acá en los Estados Unidos es un presidente a la vez'. Había una restricción para hablar de la gestión. Pudimos hablar de cosas más genéricas de la relación con América Latina", dijo en radio El Destape, sin mencionar al episodio con el canciller. Ayer, los colaboradores del Presidente calificaron como un "grave error" a las declaraciones de Solá y agregaron que para el jefe de Estado es un tema "terminado".

¿Por qué Solá dijo lo que dijo? En la Casa Rosada entendieron que mezcló cosas que le contaron con sus opiniones personales y las presentó con la seguridad de los hechos. Otros señalan que, si bien dijo algo que no se podía decir, no fue todo fabulación.

A partir del error de Solá se dispararon los controles de daños. El secretario de Comunicación Pública, Juan Pablo Biondi, desmintió al canciller e hizo gestiones para intentar subsanar el cable de Bloomberg, que fue el que generó mayor ruido en los Estados Unidos. Y el ministro de Economía, Martín Guzmán -enojado con el episodio de Solá, aunque impasible en sus gestos- activó una videollamada con Rosen, el director ejecutivo de los Estados Unidos ante el Fondo, que no necesariamente dejará su silla cuando asuma Biden.

Como estaba previsto, una comitiva con miembros del equipo técnico de Guzmán viajahoy a Washington para continuar el intercambio de reuniones con el FMI. Voló anoche el director por la Argentina ante el FMI, Sergio Chodos, quien había estado escoltando a Guzman en la videollamada con Rosen. Consultado sobre los dichos de Solá, el portavoz del FMI, Gerry Rice, replicó: "No tengo nada que decir".

"El error ya se había reparado, tanto a través de Bloomberg como a través del Ministerio de Economía. No había razón para exponer de ese modo a Felipe. El Gobierno se hizo un daño enorme", reflexionaron cerca del canciller. La espuma todavía no baja.

El de esta semana no es el único cortocircuito con el Palacio de San Martín. Muchas relaciones internacionales hacen un "by-pass" sin pasar por el canciller y Fernández no siempre cuenta con Solá para ponerse en contacto con otros mandatarios. Con el kirchnerismo, la situación se moderó, a pesar de que algunas líneas de acción no son de agrado para una parte del cristinismo duro (sobre todo las posturas ante Venezuela). Solá tuvo un encuentro a solas con la vicepresidenta hace dos semanas.