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Todas las pieles del camaleón Tapia

Tapia se consolidó como el primer presdente de la AFA con poder propio después de la era Grondona

Lo mejor que le puede pasar a Claudio Tapia es que lo subestimen. ¿Un dirigente de un club de tercera categoría al frente de la AFA? De aquel "es el yerno de Moyano" que se usaba como carta despectiva de presentación a hoy, este sanjuanino de 52 años construyó un poder fenomenal. Era imposible imaginar que aquel actor de reparto en tiempos de la votación 38-38 y la acefalía posterior podía ser quién es hoy: el titiritero de todos los movimientos trascendentes del fútbol argentino.

En tres años, los que lleva como presidente,Tapia mostró cuántas pieles puede exhibir su naturaleza camaleónica. Fue calmo como un cordero cuando asumió, para aceptar la imposición macrista de la Superliga, que obligó a la AFA a compartir poder y caja. Fue astuto como un calamar, para saber moverse en aquellas aguas peligrosas y que no lo engullera el depredador Angelici, delfín de Balcarce 50. Fue rápido como un felino, para dar un golpe que eyectó a Bauza y trajo a Sampaoli a la selección, tres meses después de sentarse en el sillón de Grondona, y así marcar autoridad. Fue escandaloso como un mono, para patearle a los gritos la mesa a la Conmebol en la Copa América de Brasil del año pasado, por sentirse despojado. Y fue vengativo como un orangután, para rodearle la manzana a la ya débil Superliga hasta decapitarla, ahora que los aires políticos huelen distinto.

Su último gran logro personal, haber apurado el retorno del fútbol de primera a la calle Viamonte, es la imagen que explica su éxito. Su habilidad consiguió que hasta el díscolo D'Onofrio aceptara ser parte, después de que Tinelli resignara su prescindencia y se uniera a la causa. El de River era el único dirigente de peso que se mantenía lejos de los tentáculos del pulpo. Ya no, al menos en apariencia. Ancho, Tapia disfruta del poder total, un peligro que lo agregó a la larga lista de políticos que se tentaron con dar el paso siguiente: forzó reglamentos para estirar su mandato un período más. En eso sí que no fue original.

En tres años, los que lleva como presidente, Tapia mostró cuántas pieles puede exhibir su naturaleza camaleónica.

El próximo gran objetivo del camaleón lo lleva al lugar que más placer le da: la selección mayor. Para alguien que pasó sin hacer ruido como futbolista, estar al lado de Messi -su debilidad- es volver a ser un chico cada vez. Y la Copa América, diferida por la pandemia, es una obsesión que comparten. ¿Alguien los imagina juntos con el trofeo a mediados de 2021 en Barranquilla? Él. Porque de todas las pieles que porta, esa es la que más le gusta: antes que cualquier otra cosa, Tapia es jugadorista.

Lionel Messi y Claudio Tapia, presidente de la AFA