Anuncios

Peter Handke cumplió con todos los requisitos de Alfred Nobel menos uno: proteger su legado

Mensaje en conmemoración de la masacre de Srebrenica.
Mensaje en conmemoración de la masacre de Srebrenica.

Las palabras de Peter Handke, recién ganador del Premio Nobel de Literatura, fueron categóricas y rememoraron su mala fama en varios ámbitos del mundo de las letras.

“No tengo nada que añadir hoy, pero confirmo lo que escribí entonces”.

Aquello que plasmó este novelista, poeta y dramaturgo austriaco hace años fue una apología al nacionalismo serbio durante la guerra de los Balcanes, y un desplante a las víctimas de un genocidio demostrado. En varios escritos, el literato afirmó que los musulmanes de Sarajevo, Bosnia, se masacraron entre ellos para luego echar la culpa a los serbios. Para él, no existió el genocidio de Srebrenica - donde más de 8 mil personas fallecieron a manos del Ejército de la República Srpska, grupo paramilitar serbio - y Slobodan Miloševic, presidente de Serbia durante el conflicto y condenado por crímenes contra la humanidad por el Tribunal de la Haya, no fue el ideólogo de uno de los ataques étnicos más sangrientos de la historia. Handke acudió a su funeral como uno de sus íntimos amigos y siempre negó la existencia de campos de concentración durante la guerra.

En la academia sueca ya eran conscientes de que el máximo galardón de literatura iba a causar polémica y tenían su discurso perfectamente razonado.

Peter Handke (ALAIN JOCARD/AFP via Getty Images).
Peter Handke (ALAIN JOCARD/AFP via Getty Images).

“El Premio Nobel de Literatura premia la capacidad literaria y la estética. No es mandato de la Academia el poner en una balanza la cualidad literaria con las consideraciones políticas”, afirmó Mats Malm, uno de los académicos que formaron parte de la elección.

Es decir, que apoyar a un genocida condenado por crímenes contra la humanidad no eclipsa la excelencia de sus escritos. Esta fragmentación entre la moral y la magnificencia es un concepto imposible de asumir para muchas personas - a Handke le han llovido las críticas por parte de organizaciones humanitarias y diversas esferas del mundo de la cultura - sin embargo, otros consideran que ambos conceptos están perfectamente delimitados - como los propios académicos.

Siendo fríos, ¿hace honor el premio otorgado al austriaco al testamento de Alfred Nobel? Según las últimas palabras del creador del reconocimiento, el galardón debería ser para “la persona que haya producido la obra más sobresaliente de tendencia idealista dentro del campo de la literatura”. Nobel no habló de opiniones políticas, ni de tendencias, solamente de una pluma marcada por la excelencia. Además, a juzgar por las circunstancias vitales de Nobel, es probable que en su cabeza siempre hubiera cabida para las segundas oportunidades, sencillamente porque él la tuvo.

Alfred Nobel
Alfred Nobel

El académico sueco fue un prolífico inventor, ingeniero y químico. Durante su vida, amasó una inmensa fortuna gracias a centenares de inventos entre los que se encuentra la dinamita o la balística, que es el estudio científico del movimiento de los proyectiles. También fue propietario de una empresa siderúrgica que se dedicaba al armamento. Cuando su hermano falleció, un medio francés se equivocó y publicó un obituario dedicado a Alfred Nobel con el título: “El mercader de la muerte ha muerto”. Cuando lo leyó se quedó perplejo y su perspectiva sobre la vida y su legado cambió por completo. Fue entonces cuando decidió escribir varios testamentos de los que uno estuvo dedicado al Premio Nobel, el cual se financiaría con los intereses generados a través de un fondo al que su dinero iría destinado en el momento de su fallecimiento. Nobel murió ocho años después de aquel obituario equivocado.

Si hay una contradicción entre la perspectiva de Nobel y los valores de Handke es que a uno le importó su legado más que al otro. Es obvio que al escritor austriaco se le ha juzgado por su virtud con las letras, aunque parte de su contenido haya sido criticado con dureza al defender algo indefendible como un genocidio que ha sido demostrado frente a tribunales internacionales. ¿Se puede separar al artista de su obra? Probablemente no. ¿Se puede reconocer la valía de sus obras de teatro, poemas, novelas o guiones? Probablemente sí. La línea es fina, y en ella oscila el concepto de que la escritura no es simplemente el hecho de escribir, sino un ejercicio de búsqueda de la verdad. En este sentido, el legado de Handke ha quedado sellado en piedra y su figura pasará a la historia como el negacionista del genocidio contra los musulmanes bosnios que ganó un Premio Nobel de Literatura.