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Pete Buttigieg, el joven demócrata de centro que sube en la contienda presidencial

¿Es un candidato joven, moderado y con atractivo mediático la mejor opción demócrata para ganar la Casa Blanca en una contienda presidencial dominada en ambos partidos por personas de edad avanzada e ideas y trayectorias con frecuencia polarizantes? Esa es la interrogante que, algunos, creen poder resolver con el nombre de Pete Buttigieg.

En el muy poblado campo de los aspirantes presidenciales demócratas (aún casi una veintena, y con figuras entrando tardíamente a la contienda), el escenario se ha caracterizado por un grupo de punteros que han dominado encuestas y la recaudación de fondos y, al margen de los candidatos de menor perfil, un grupo intermedio de políticos que sin ser los que dominan la escena ofrecen opciones diferentes o alternativas y han concitado apoyo mediano pero suficiente para mantenerlos activos y con aspiraciones en la contienda.

Democratic presidential candidate South Bend, Ind. Mayor Pete Buttigieg delivers a Veterans Day address at a campaign event, Monday, Nov. 11, 2019, in Rochester, N.H. (AP Photo/Elise Amendola)
Democratic presidential candidate South Bend, Ind. Mayor Pete Buttigieg delivers a Veterans Day address at a campaign event, Monday, Nov. 11, 2019, in Rochester, N.H. (AP Photo/Elise Amendola)

Uno de ellos, y que actualmente se encuentra en auge al grado de disputarle ya los primeros puestos a los punteros en algunos estados, es justamente Buttigieg, alcalde de South Bend, Indiana.

Buttigieg es una figura singular: de 37 años de edad (nació en 1982), es el más joven de todos los contendientes presidenciales, algo significativo en una contienda hasta el momento dominada por septuagenarios (Bernie Sanders tiene 78 años, Joe Biden 76, Elizabeth Warren 70 y el presidente Donald Trump, en el bando republicano, tiene 73).

Además, la experiencia política de Buttigieg es limitada pues a diferencia de los punteros demócratas (Biden, Sanders y Warren), que han tenido largas carreras en el Congreso (y Biden en la vicepresidencia), Buttigieg solo puede destacar ser el alcalde de una pequeña ciudad del Medio Oeste. Eso, con todo, le aporta el carácter de ser un político apartado del establishment de Washington que con frecuencia es visto con hostilidad por votantes de ambos partidos. Su servicio en la Marina (fue asignado a Afganistán en 2014) y sus estudios de historia y literatura en Harvard, con estudios adicionales en política y economía en la Universidad de Oxford, redondean su perfil.

Pero al margen de sus circunstancias profesionales y académicas, lo que ha generado mayor atracción hacia Buttigieg es que ha declarado abiertamente su homosexualidad, apenas el segundo candidato presidencial en la historia (y el primero en el Partido Demócrata) que lo ha hecho, y su posición política de centro combinada con un espíritu afable y de tono dialogante.

Todo ello lo redondean como un candidato peculiar que ha captado la atención del público y los medios con intensidad. También ha sido capaz de recaudar cuantiosos fondos de campaña: más de 50 millones de dólares a la fecha, de acuerdo a OpenSecrets, solo detrás en el campo demócrata de Sanders y Warren e incluso por encima del exvicepresidente Biden.

Con todo, tras un arranque importante meses atrás, Buttigieg se había estancado a media tabla en las encuestas: llegó a capturar el 8.4% a nivel nacional en mayo pasado, de acuerdo a los promedios de RealClearPolitics, pero descendió al 4.4% en septiembre. En comparación, en esos momentos Biden contaba con el 32.8% y 30.1% de las preferencias, Sanders el 19.4% y 16.9% y Warren el 8.4% y 17.6%, respectivamente.

Pete Buttigieg es visto como una opción joven de centro, una alternativa a un Joe Biden a la baja y también a los aspirantes progresistas, donde Elizabeth Warren está al alza. Con todo, el camino de Buttigieg no es fácil. (Reuters)
Pete Buttigieg es visto como una opción joven de centro, una alternativa a un Joe Biden a la baja y también a los aspirantes progresistas, donde Elizabeth Warren está al alza. Con todo, el camino de Buttigieg no es fácil. (Reuters)

En pos de un “nuevo centrista”

Con todo, en meses recientes se ha observado un declive de Biden y un alza de Warren (mientras Sanders permanece relativamente estable), lo que revela que el ala izquierda del partido estaría cobrando ímpetu mientras que el centro moderado, que presumiblemente busca tender puentes a ambos lados del espectro, se rezagaba.

Y aunque el bando progresista ve ello como un signo auspicioso en pro de una candidatura de cuño popular y activo dinamismo (como sería el caso de Sanders y Warren), otros lo ven como un riesgo importante al considerar que si el partido se corre demasiado hacia la izquierda podría perder el apoyo clave de moderados e independientes y sería menos capaz de encarar a Trump.

El hecho de que en diversas encuestas sea Biden, pese a su merma, el demócrata mejor posicionado para vencer a Trump (aunque no por mucho), reforza esas nociones. Y eso también ha motivado la tardía entrada del magnate Michael Bloomberg y del exgobernador Deval Patrick, ambos buscando alzarse como la figura de centro capaz de atraer, en esa lógica, un amplio espectro de votantes y derrotar a Trump.

Otros, en cambio, creen que es el impulso más progresista lo que permitiría, con candidatos como Sanders o Warren, movilizar a nuevos votantes para frenar la reelección de Trump.

Sea como sea, crece la percepción de que Biden, el puntero y figura moderada clave, está perdiendo fuelle y podría al final ser superado por Warren o Sanders en la primaria. Ante ello, quienes apuestan por una candidatura demócrata de centro o moderadamente progresista han volteado la mirada en búsqueda de otras opciones (Bloomberg y Patricks han reaccionado a ello) y muchos ojos miran a Buttigieg, quien tiene la ventaja sobre los recién llegados de contar con un equipo de campo activo y que ha logrado impulsar a su candidato de modo sustantivo en estados clave.

Y hay quienes ven en Buttigieg ecos de la candidatura y el perfil de Barack Obama.

Así, en semanas recientes se ha dado un repunte de Buttigieg, que a nivel nacional ha vuelto a un 8% en los promedios de las encuestas pero, en Iowa y New Hampshire, los estados en que se abre la elección primaria y son por ello termómetros del proceso, ha destacado significativamente.

La más reciente encuesta en Iowa lo pone a la cabeza de todos (con 22%) y en los promedios está prácticamente empatado con Warren en el primer sitio. En New Hampshire, la encuesta más reciente lo pone ya a un solo punto detrás de Warren, a cinco de Biden y por encima de Sanders.

Aún es pronto para definir lo que allí sucederá, pero la tendencia es propicia para Buttigieg.

En ese contexto, Buttigieg sería visto como una opción joven y de centro, que suma las posturas de Biden (por ejemplo, una reforma de salud menos radical que los de los candidatos de izquierda) con un toque de progresismo moderado y una crítica frontal los excesos de Trump, un poderoso equipo de campo y de recaudación de fondos (que se va acercando en cierto modo al de Warren y Sanders), un perfil afable, conciliador y una historia personal atractiva.

Y aunque está por verse cómo su actitud gentil podría contrarrestar los punzantes arrebatos de Trump en un cara a cara, eso es un escenario aún en un futuro hipotético.

Seguidores de Pete Buttigieg en New Hampshire, estado temprano en la primaria demócrtata de importancia clave y donde Buttigieg está al alza. (AP Photo/Elise Amendola)
Seguidores de Pete Buttigieg en New Hampshire, estado temprano en la primaria demócrtata de importancia clave y donde Buttigieg está al alza. (AP Photo/Elise Amendola)

Los puntos flacos

El momento actual es la primaria demócrata donde, ciertamente, la “elegibilidad” (es decir, la capacidad de derrotar a Trump) es un imperativo, pero que aún no ha podido aterrizarse. Buttigieg en ese sentido está creciendo como una opción intermedia, a quien muchos hallan atractivos.

Pero también tiene carencias. Una clave es que no ha logrado aún concitar apoyos significativos de los votantes afroamericanos y latinos, que tienen un peso sustantivo en el proceso primario demócrata, y es visto como una figura nueva y joven pero una versión más del político anglosajón con poco arrastre en las minorías. Biden, en cambio, sí cuenta con fuerte apoyo en esos grupos, además de ser atractivo para las clases trabajadoras y clases medias anglosajonas.

Así, en las encuestas de Nevada y Carolina del Sur, otros estados tempranos en las primarias con fuerte presencia hispana y afroamericana, respectivamente, Buttigieg permanece en el rango del 4% en los promedios, muy lejos de Biden (que allí ronda el 30%).

Buttigieg por tanto tiene un escenario cuesta arriba, pues aunque Biden está cediendo terreno, la diferencia aún es grande en muchos estados clave. Pero Buttigieg (menos golpeado por la crítica y los opositores que Biden, Sanders y Warren) y con una operación al alza, sería el mejor posicionado entre el resto de los candidatos (a reserva de lo que logren Bloomberg o Patrick, que aún no pintan en las encuestas ni han calificado para los próximos debates) para plantar cara a Biden y ser una alternativa a Sanders y Warren.

No es claro si lo logrará pero, ciertamente, buenos desempeños en los dos debates próximos y, sobre todo, buenos resultados en febrero de 2020 en las primarias de Iowa y New Hampshire marcarán en gran medida sus posibilidades.

Buttigieg, en todo caso, por su juventud y popularidad, es una figura política demócrata que, tras saltar súbitamente de un ámbito muy local a los mayores reflectores nacionales, será de consideración en el futuro.