Peso de padres y adolescentes está asociado con sus prácticas alimentarias

Un nuevo estudio permite identificar a los padres de los adolescentes más propensos a utilizar prácticas asociadas con resultados poco saludables. En la imagen, un hombre cruza una calle principal en Sydney, Australia, el 12 de agosto de 2015. REUTERS/David Gray

Por Kathryn Doyle (Reuters Health) - Un nuevo estudio permite identificar a los padres de los adolescentes más propensos a utilizar prácticas asociadas con resultados poco saludables. Los autores observaron que los padres a menudo presionan a sus hijos adolescentes para que coman cuando ninguno de los dos tiene sobrepeso, mientras que suelen ser más restrictivos con la comida si ambos tienen sobrepeso. Estudios previos habían demostrado que cuando los padres apelan a esas dos actitudes, en los adolescentes aumenta el riesgo de engordar o desarrollar trastornos alimentarios, según dijo la autora principal, Jerica M. Berge, de la Facultad de Medicina de University of Minnesota, Minneapolis. Con su equipo analizó dos estudios sobre más de 3.000 padres y más de 2.000 adolescentes. Profesionales pesaron y les midieron la estatura a los adolescentes en el colegio y los padres respondieron un cuestionario, incluido el peso y la altura, como así también con qué frecuencia alentaban a sus hijos a comer más durante las comidas y les limitaban el consumo de dulces, alimentos ricos en grasa o los productos favoritos. Los padres tenían sobrepeso u obesidad, pero no sus hijos en 1.200 casos. Casi en 900 casos, padres e hijos compartían el sobrepeso, mientras que en unos 700 casos ninguno tenía problemas de peso y en apenas 300 casos, sólo los hijos tenían sobrepeso. La presión para comer era más común cuando padres e hijos no tenían problemas de peso que si los tenían o si sólo lo tenía el padre o el hijo. En cambio, la restricción alimentaria era más común en los pares con sobrepeso u obesidad, que en los pares con peso normal o en los que uno u otro tenían sobrepeso, según publica el equipo en Pediatrics. Clare Collins, profesora de nutrición y dietética de The University of Newcastle, Callaghan, Australia, y que no participó del estudio, comentó vía e-mail que las encuestas describen un escenario en un punto en el tiempo, de modo que se desconoce si las prácticas alimentarias de los padres influirán en el peso y la alimentación de los hijos en el futuro. "El problema con la restricción o la presión aplicadas a la comida con los hijos es, como lo demostraron estudios previos, que tendrían consecuencias no esperadas, como el sobrepeso, la obesidad o los trastornos alimentarios, incluidos los atracones y las purgas", dijo Berge. "En lugar de limitar o presionar a los hijos para que coman, los padres deberían prever distintas opciones alimentarias en el hogar, o sobre la mesa, para que sus hijos coman y que les permitan decidir cuánto comer", agregó. Collins explicó que tener alimentos poco saludables en la heladera y la mesa, como así también decirles a los adolescentes que no pueden comer algo, no sirve y promueve las discusiones. Mantener los productos no saludables fuera del hogar ayuda y favorece la armonía familiar.