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El peruano Joaquín Galdós indulta en Valdepeñas su segundo toro en diez días

Valdepeñas (Ciudad Real), 4 sep (EFE).- El diestro peruano Joaquín Galdós ha indultado esta noche en Valdepeñas su segundo toro en diez días, un gran ejemplar de una imponente e interesante corrida del Conde de Mayalde, en la que también rayó a buen nivel Gómez del Pilar, que paseó tres apéndices.

Ante la abundancia donde elegir en el campo, para la ciudad vinatera se reseñó un corridón de toros, de Conde de Mayalde, con leña y de magníficas hechuras. También acompañó el juego, con tres toros de nota (segundo de vuelta al ruedo, quinto, y sexto, este último indultado) dos manejables que cayeron en el lote de Eugenio de Mora, y uno deslucido, el tercero.

Lo de Gómez del Pilar ya no es sorpresa. Esta temporada es norma. Lo ve claro, anda con una soltura que otros años no se le vislumbraba y, además, pone sobre el tapete variedad de registros: uno de ellos, el que hasta la fecha era el más usual en su concepto, el de la entrega, materializado en el recibo de rodillas con larga cambiada, y otro, ya en pie, en el que el gusto presidió su quehacer.

Predominó este palo, descolgado de hombros y sorteando el ocasional derrote del de Mayalde. Se quedó quieto, tiró del buen ejemplar criado en El Castañar y disfrutó. Se le notaba. Y el público también. ¿Hace falta más? Sí, matarlo decorosamente, como hizo, y premiar la buena condición del toro con la vuelta al ruedo. Todos contentos.

La sensación de alegría continuó en el buen quinto, magníficamente lidiado por Rafael González después de que el de Mayalde casi se llevara por delante a su matador una vez acabado el recibo por poco indicadas chicuelinas.

Y en la muleta, más de lo mismo; desparpajo, garra en el vibrante inicio, primero llevándolo hasta el final muy torero por bajo para rematar con una serie de rodillas, e inteligencia al dejársela en la cara por el pitón derecho y ligar para regocijo de los tendidos, además de rematar con un estoconazo como colofón.

Resultado: otra oreja al esportón en una buena faena que, siendo notable, no llegó al gran nivel de su primera.

Joaquín Galdós se las vio con un primero noble y desfondado, ante el que nada pudo hacer. Y no pintaba bien el inicio con la vista cruzada del sexto. Sin embargo el toro rompió a embestir en el último tercio y Galdós crujió toreando. El toro embestía incansable, no rebosante de vibración, sino con ritmo, prontitud y hasta el final.

Galdós apostó al volver a coger la espada de ayuda cuando los gritos de indulto empezaron a poblar los tendidos, hasta que finalmente el pañuelo naranja asomó en el palco.

El primero fue noble y sosote. Soltaba la cara por el pitón derecho y se comportó con mayor templanza al natural. Su matador, Eugenio de Mora, también, sin que la faena tomara altura notable.

El cuarto tampoco ofreció demasiadas dificultades -sin olvidar que era un tío- ni tampoco ímpetu. El toledano tiró de él, firme de plantas y, tras matar a la primera, paseó una oreja que no tuvo mayor historia.

FICHA DEL FESTEJO.- Seis toros de Conde de Mayalde, muy bien presentados. Primero, noble y soso. Segundo, de nombre Jibelino, número 23, encastado, fue premiado con la vuelta al ruedo. Desfondado el tercero. Manejable el cuarto. Bueno el quinto, aplaudido en el arrastre. El sexto, numero 8, de nombre Chorlito, fue indultado.

Eugenio de Mora, de carmesí y oro: silencio y oreja.

Gómez del Pilar, de azul rey y oro: dos orejas y oreja con aviso.

Joaquín Galdós, de caña y oro con remates en negro: silencio y dos orejas simbólicas.

En cuadrillas, saludaron tras banderillear Rafael González y Pedro Cebadera en el segundo, además de Juan Carlos Ruiz en el cuarto y Manuel Macías en el quinto.

La plaza registró un tercio de entrada.

(c) Agencia EFE