La inmensa mayoría de los hospitalizados por covid-19 en EEUU tiene una cosa en común: no están vacunados

Los casos de covid-19 en Estados Unidos se han reducido significativamente en semanas y meses recientes, y ha pasado de casi 16,500 hospitalizaciones por día en promedio en enero pasado a poco más de 2,000 en la actualidad, de acuerdo con el Centro de Control y Prevención de Enfermedades (CDC).

En gran medida, la causa de esa drástica disminución es la amplitud de la vacunación que se ha dado en el país: 64.6% de la población adulta ha recibido al menos una dosis y 54.6% de los adultos han sido ya completamente vacunados.

Un paciente de covid-19 es atendido en un hospital en Houston, Texas. (Getty Images)
Un paciente de covid-19 es atendido en un hospital en Houston, Texas. (Getty Images)

Con todo, cada día se registran nuevas hospitalizaciones, que suman miles, y la pandemia aunque a la baja aún se encuentra activa y se cobra una ruda tasa de sufrimiento y muerte. Quien está padeciendo actualmente ese golpe, según reportó el USA Today, es la población que no está vacunada.

Ciertamente, la vacunación no impide de modo absoluto el contagio pero sí protege de modo formidable contra la infección más severa que lleva a la hospitalización y el fallecimiento de pacientes. Y sí se registra una proporción reducida de hospitalizaciones a causa del coronavirus entre personas vacunadas. En las clínicas de HealthPartners, en Minnesota, menos del 1% de las hospitalizaciones por covid-19 son personas vacunadas, son el 2% en el Centro Médico de Hospitales Universitarios de Cleveland, Ohio, y menos del 5% de los admitidos durante 2021 en las clínicas de Sanford Health, ubicadas en estados del Medio Oeste de EEUU.

La inmensa mayoría de los enfermos y hospitalizados por covid-19 son personas no vacunadas. Y esos casos tienen mayor incidencia en estados donde el porcentaje de población vacunada es menor.

La edad de los hospitalizados también es ahora distinta: antes del arribo de las vacunas contra el covid-19, personas de 65 años o más constituían el grueso de los ingresados. Ahora, con esa población vacunada en considerable proporción, se registra una mayor proporción de pacientes jóvenes.

Por añadidura, y lo que vuelve a la situación más ominosa para las personas en riesgo, es que en estados con menos población vacunada hay índices más altos de enfermos hospitalizados por covid-19 que requieren, por la gravedad de su caso, de ser ingresados en unidades de cuidados intensivos.

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El mensaje es claro: la vacunación contra el covid-19 es efectiva, protege de modo notable contra el desarrollo de síntomas graves y evita de modo sustantivo hospitalizaciones y muertes. Quienes no están vacunados se encuentran, por ello, en un mayor riesgo y no han aprovechado la extraordinaria posibilidad de protegerse contra el covid-19.

El escenario se pone más gris si se considera que la variante Delta del coronavirus se expande con rapidez (detectada inicialmente en la India, donde ha causado estragos, es ya la variante dominante en la Gran Bretaña y ya se ha detectado en Estados Unidos) y se afirma que es más contagiosa y agresiva que las variantes previas.

Eso abre la inquietante posibilidad de que, si la población vacunada no se incrementa aún más, los que no hayan sido inmunizados estarían en riesgo de enfrentar un covid-19 mucho más virulento, lo que podría traducirse en una nueva cuota de hospitalizaciones y defunciones.

Afortunadamente, de acuerdo a los datos disponibles, vacunas en el mercado como la de Pfizer y la de AstraZeneca (aprobada y en uso en México pero no en Estados Unidos) ofrecen amplia protección contra la variante Delta.

Un paciente en el United Memorial Medical Center en Houston, Texas, es atendido en Houston. La variante Delta del coronavirus sería más contagiosa y agresiva, lo que podría incrementar las hospitalizaciones entre la población no vacunada. (Getty Images)
Un paciente en el United Memorial Medical Center en Houston, Texas, es atendido en Houston. La variante Delta del coronavirus sería más contagiosa y agresiva, lo que podría incrementar las hospitalizaciones entre la población no vacunada. (Getty Images)

La vacuna es gratuita y salva vidas. Es segura y aunque en casos raros produce efectos secundarios de importancia, se ha mostrado que el riesgo de ello es menor que el de contraer covid-19. Es por ello que, señala el USA Today, resulta clave que más personas decidan vacunarse.

Para proteger a los que aún no lo han hecho, que son una cantidad importante, se han de considerar diversos factores. En países, como México, en los que la vacunación se ha realizado por grupos de edad y aún no son elegibles para ser vacunados las personas más jovenes, el reto es contar con una cantidad de vacunas mayor para cubrir al máximo de la población posible, un proceso que está en marcha y llevará aún cierto tiempo para completarse.

En Estados Unidos, en cambio, donde cualquier persona de 12 años o más puede vacunarse y en general hay amplia disponibilidad de vacunas, quienes no se han vacunado caen en su mayoría en tres grupos: los que no lo han hecho por no tener acceso cercano o fácil a un centro de vacunación, los que dudan de hacerlo por razones diversas (médicas, religiosas, etc.) o por desinformación, y los que se oponen frontalmente a las vacunas y tienen, con frecuencia, una proclividad a las teorías conspirativas y al rechazo de la ciencia y el gobierno, señala el citado periódico.

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El primer grupo podrá vacunarse (y ya ha podido hacerlo) de modo creciente con la ampliación de sitios de vacunación que incluyen tanto clínicas y hospitales como centros específicos, farmacias y centros comunitarios. Ante los segundos, campañas de información y concientización ofrecen la posibilidad de despejar dudas y los testimonios de personas cercanas o de figuras públicas respetadas ayudan también al convencimiento. Dudas sobre si la vacuna tiene un costo (es gratuita) o sobre si debe revelarse el estatus migratorio de la persona (es información no se requiere), que afectan a poblaciones de bajos recursos o a los indocumentados pueden despejarse también con información y asesoría.

El tercer grupo, el de los antivacunas, es más difícil, pues a su rechazo a la vacunación en sí (que es anterior a la presente pandemia) se suman en ocasiones distorsiones anticientíficas y político-ideológicas, incluso teorías conspirativas, que enturbian la situación.

En todo caso, la emergencia del covid-19 y la posibilidad de frenarlo vía la vacunación son realidades claras. Por ello, ampliar la información y el acceso para promover la vacunación es clave. Además, aunque entre los menores de 12 años el índice de covid-19 ha sido menor, el auge de la variante Delta abre nuevas inquietudes, por lo que la vacunación de los familiares mayores de esa edad protege también a los más pequeños. (Una vacuna para los menores de 12 años tardará aun varios meses en estar disponible).

Al final, los testimonios de profesionales de la salud son claros: los casos de covid-19 que han estado viendo en tiempos recientes son en su inmensa mayoría de personas no vacunadas, lo que muestra la efectividad de las vacunas y la necesidad de ampliar su alcance. Eso evitará mucho sufrimiento y salvará vidas.

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