Perdimos un "Loco" pero ganamos una leyenda

CIUDAD DE MÉXICO, agosto 29 (EL UNIVERSAL).- Cualquiera puede hacerse el loco. Pero no cualquiera lo convierte en su forma de vida. Lo que comenzó como un mote artístico, se convirtió para Manuel Valdés en un sello que cultivó hasta su muerte, ocurrida este viernes cuando tenía 89 años.

En su árbol genealógico se encuentran nombres como Germán Valdés "Tin-Tan" y Ramón Valdés "don Ramón", pero él se ganó su lugar en la historia de la comedia en México por mérito propio, gracias a su sentido del humor a prueba de todo, aún en la enfermedad. Fernando Manuel Valdés Castillo, nombre real, nació el 21 de enero de 1931 en Ciudad Juárez, Chihuahua. Cuando su hermano Tin-Tan hizo la película "El hijo desobediente" (1945) Manuel trabajó como extra recibiendo un pago de 12 pesos; tenía 13 años.

Su primera oportunidad como comediante, la recibe en Variedades de medio día (1955 - 1957) al lado de Héctor Lechuga, donde salieron personajes inolvidables como "La hermanitas Mibanco". Su carrera en el cine fue prolífica: en su historial se cuentan 62 películas. Su paso por el teatro fue modesto pero con proyectos significativos, como "Don Juan Tenorio". Su actividad artística comenzó a cesar en 2017 al detectarle un mieloma canceroso en la frente. Un año después se le detectó un tumor detrás del ojo derecho. Este viernes por la mañana, esa locura que fue su vida terminó.

Loco por "Bomberito" Juárez

Nunca quedó claro si la broma sobre Benito Juárez y su esposa Margarita le costó una detención, una multa o la salida del aire de su programa. Él nunca lo aclaró y su nieto Iván asegura que sólo quedó como una llamada de atención.

Pero de que lo dijo, lo dijo. El "loco" Valdés tomó el micrófono y bromeó: "¿Quién fue el presidente bombero? Pues Bomberito Juárez. ¿Y quién lo ayudaba? Su esposa, Manguerita Maza de Juárez". El presidente era Luis Echeverría Álvarez.

Loco por el fut

Por más de cuatro décadas "El Loco" Valdés y Sergio Corona dirimieron sus diferencia futbolísticas en apuestas que incluyó meterse a un ataúd y pedir limosna entre los autos. "El Loco", ferviente seguidor del América, y Corona, "Chiva" de Guadalajara de corazón, cada año pagaban apuestas cuyo único requisito era no causarse dolor y divertir a los demás.

"Eso surgió cuando él tenía un programa en Televisa de mediodía y me invitó para ver qué podía pagar el que perdiera. El castigo era recibir un cubetazo por cada gol que se recibiera y esa vez el Guadalajara perdió por ocho, pero en realidad fueron como 24 cubetazos", cuenta divertido Corona.

Loco por la muerte

Hace 13 años Manuel "El Loco" Valdés fue un esqueleto bailarín y cantante, al ser personaje de la cinta animada "La leyenda de la nahuala".

El actor fue invitado por el realizador Ricardo Arnaiz para interpretar a don Lorenzo Villavicencio, un hombre de clase acomodada, quien durante una cena entona "El médico brujo" sobre una mesa.

"Creamos el personaje exclusivamente para él e interpretó esta misma canción casi medio siglo después, para que quedara plasmado un poquito de su talento ¡en mi primera película!", dice el director del filme.

Loco por la "Vero" Castro

"Encantador, coqueto, atrevido y divertido", son algunas de las cualidades con las que "El Loco" Valdés conquistó a Verónica Castro en 1973; así lo confesó la actriz en 2016 durante una entrevista con la periodista Elena Poniatowska.

"Me enamoré de lo coqueto y de lo ocurrente que era, de lo caballeroso y lo culto", dijo Castro, quien en ese entonces estudiaba Relaciones internacionales en la UNAM. "El Loco" conoció a Castro durante la puesta en escena "Don Juan Tenorio", desde entonces era ya un donjuán y logró enamorarla sin que sus 22 años de diferencia lo impidieran.

"Yo estaba muy chamaca, estudiaba en la UNAM y él estaba en el programa 'Operación jaja'. Entré a los 14 años, lo fui conociendo y empezamos a hacer teatro", contó Verónica.

Un año después de conocerse, en 1974, nació su hijo Cristian Castro, pero el encanto entre la pareja se había terminado tiempo atrás, cuando Castro descubrió una parte de él que no conocía.