Perú: Martín Vizcarra superó el juicio político y quedó absuelto

LIMA.- El Congreso dominado por la oposición debía reunir al menos 87 votos de 130 legisladores para destituir a Martín Vizcarra. Sin embargo, el presidente peruano quedó absuelto dado que, después de casi 12 horas de intenso debate, el parlamento -dominado por la oposición- no alcanzó el umbral de votos necesarios para expulsarlo. El juicio político buscaba destituirlo de su cargo por "incapacidad moral", a menos de 10 meses de que se cumpla su mandato.

El proceso de "vacancia presidencial" fue aprobado la semana pasada con 65 votos, pero el plan se debilitó luego de que líderes políticos y eventuales candidatos presidenciales rechazaron airada y masivamente la propuesta.

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Al presentar su defensa ante los legisladores, en la antesala del debate y la votación que debía definir su salida o su continuidad como jefe de Estado, Vizcarra rechazó las acusaciones procedentes de audios comprometedores que calificó como "editados".

"Reconozco que es mi voz la que está en uno de esos audios, lo que de ninguna manera voy a aceptar son las acusaciones que se me realizan y la forma tendenciosa como se viene presentando la información", afirmó.

Vizcarra, de 57 años y sin bancada legislativa propia, dijo que acudió al Parlamento a pesar de que le aconsejaron que no fuera para evitar ser "maltratado".

"No me corro, no lo he hecho antes y no lo voy a hacer ahora. Estoy aquí, con la frente en alto y con mi conciencia tranquila", afirmó Vizcarra. "Perú no puede detenerse por el contenido de unos audios sin ninguna validez, la gestión de la pandemia y la reactivación económica no pueden estar en suspenso", añadió.

Vizcarra había afirmado durante la semana que la trama era una conspiración del Congreso, elegido en enero para completar el periodo legislativo. El propio mandatario disolvió el anterior Parlamento tras una pugna con la oposición sobre sus reformas anticorrupción.

El presidente estaba enredado por unos audios donde se lo escucha coordinar con dos asistentes, grabados por una de ellas, una estrategia de defensa para aclarar cuántas veces un amigo suyo, el músico Richard Cisneros, lo había visitado en el Palacio de Gobierno.

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Cisneros está bajo investigación por recibir unos 50.000 dólares por contratos cuestionables con el Ministerio de Cultura por diversas actividades, como charlas motivacionales.

Poco después de la difusión de los audios, Vizcarra ya estaba inmerso en el proceso de destitución. Varios legisladores opositores lo acusaron de pedirles a sus asesoras que mintieran, y el presidente del Parlamento convocó a la sesión para discutir la posible destitución y citó al presidente para defenderse.

Pero Vizcarra no estuvo solo. Su abogado, Roberto Pereira, también tomó la palabra y pidió que se desestimara la destitución por "incapacidad moral", la expresión constitucional que se utiliza en estos casos. Perú es escenario habitual de turbulencias políticas, y en cuatro años se vieron tres intentos de destitución de un presidente bajo esa misma figura.

"Planteo que se desestime el pedido de vacancia por la causal de incapacidad moral. Es evidente que esta moción adolece de una mínima elemental tipificación de los hechos", dijo Pereira durante su alegato.

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Según Pereira, no se corroboraron las acusaciones sobre que el mandatario habría mentido en su vinculación con Cisneros o que habría usado el poder del Estado para evitar ser investigado. "Para poder quebrar la voluntad popular, para sacarlo del cargo, tienen que ser hechos absolutamente objetivos y graves", añadió apelando a la imagen de su defendido.

El juicio había perdido fuerza desde el vamos. Cayó por su propio peso con el correr de los días tras ser criticado incluso por adversarios de fuste, entre ellos la líder opositora Keiko Fujimori, dos veces candidata a la presidencia, y el expresidente Ollanta Humala.

De haber progresado la destitución, la presidencia habría pasado automáticamente al jefe del Congreso, Manuel Merino, un empresario y político de 59 años, a falta de la vicepresidenta, que renunció.

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Vizcarra asumió la presidencia en 2018 tras la renuncia de Pedro Pablo Kuczynski, de quiera vicepresidente. Logró convertirse en un líder muy popular y recientemente alcanzó una aprobación del 57% a pesar de la crisis económica y la elevada tasa de contagios de coronavirus.

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Una encuesta de Ipsos difundida esta semana reportó que un 79% de los peruanos prefería que el centrista Vizcarra cumpla su mandato, mientras el país está a las puertas de las elecciones agendadas para el 11 de abril próximo.

Muchos peruanos lo ven como un líder sincero que se enfrentó a la corrupción, destituyendo al Congreso el año pasado en una medida aclamada por la ciudadanía como una victoria contra una clase política deshonesta. Además, impulsó iniciativas para reformar el proceso de elección de los jueces e impedir que políticos con antecedentes delictivos aspiren a un cargo.

Pero si bien superó el obstáculo más complejo de su presidencia, Vizcarra podría salir golpeado del proceso y queda por ver en qué medida podría afectar los meses que le quedan al frente del Palacio de Gobierno. La capacidad para impulsar la agenda anticorrupción que caracteriza su mandato podría verse aún más comprometida.

Por otro lado, la pandemia sigue avanzando y la contracción económica dejó a millones de personas en la pobreza. Perú es el país con muertos por coronavirus cada 100.000 habitantes, y se encamina hacia la segunda recesión de América Latina, solo superada por Venezuela.

Agencias AFP, AP y ANSA