Perú halla en Vizcarra un "caudillo democrático" para enfrentar al COVID-19

Lima, 23 mar (EFE).- Martín Vizcarra cumple dos años al frente de Perú en plena crisis por la pandemia del COVID-19, una emergencia que parece haber servido a los peruanos para encontrar en sus acciones asertivas, rápidas, eficaces y comprometidas el "caudillo democrático" ideal para afrontar la terrible situación.

Muy pocos hubieran pensado que Vizcarra, quien asumió el poder tras la dimisión de Pedro Pablo Kuczynski en 2017, fuera a llegar a su segundo año en el poder no solo con un inédito 87 % de aprobación, sino convertido en el motor de la maquinaria de un Estado oxidado que por primera vez parece haberse quitado la herrumbre para atender a la ciudadanía.

Vizcarra cumplió 57 años este domingo mientras en las redes sociales era un clamor el pedido para cantarle el cumpleaños feliz desde los hogares, donde los peruanos cumplen ya ocho días de aislamiento forzoso, y las encuestas revelaban el apoyo masivo a las políticas duras y comprometidas.

LIDERAZGO EN TIEMPO DE CRISIS

Calmo, pausado, firme, perseverante y optimista, Vizcarra se ha presentado todos los días ante los ciudadanos para explicar medidas duras como la cuarentena en los hogares, toque de queda, prohibición de circulación y cierre de negocios, así como las políticas para matizar los daños de esta crisis.

Esa posición de "liderazgo visible", de haber tomado con fuerza las riendas del problema, parece estar detrás de la aprobación de Vizcarra en un país donde, como comentaron a Efe las analistas políticas Adriana Urrutia y Alejandra Campos, "no hay aversión a la mano dura".

"Vizcarra lo aplica de forma democrática, sin paliativos, pero en la población estas acciones enganchan con una cultura política caudillista que domina en Perú y por eso se respaldan", apuntó Campos.

Más allá de esta firmeza, Perú también está valorando la preocupación del Ejecutivo para atenuar los daños económicos de la paralización del país, particularmente en su atención a los más desfavorecidos.

EL RESURGIR DEL ESTADO

"Creo que acá hay una cosa interesante, y es que con Vizcarra tenemos el regreso del Estado al centro del poder.(...) Vizcarra llegó sin poder, en extrema debilidad, y con la pandemia demuestra que es el jefe del Estado, de un Estado que toma medidas de protección, salud, seguridad... Unas intervenciones únicas en un país que no tiene redes de contención social", apuntó Urrutia.

La rapidez y proactividad del Ejecutivo en este caso, reflejada en el anuncio de un bono de 380 soles (unos 107 dólares o 100 euros) a la población más desfavorecida para poder afrontar los daños económicos generados por la cuarentena general, está "poniendo pautas a los ciudadanos" y además "está dando respuestas".

Otra virtud es que el mandatario está haciendo todo esto lejos del populismo y el personalismo, con varios ministros, como la responsable de Economía, María Antonieta Alva, y la de Desarrollo Social, Ariela Luna, cobrando especial protagonismo por su agilidad, disposición y capacidad de poner al Estado "al servicio de lo social".

VENCER AL SISTEMA

La figura de Vizcarra se realza además porque esta sintonía del Gobierno con los ciudadanos la ha conseguido tras dos años de mucha conflictividad política y sin contar sin ningún apoyo salvo el de la ciudadanía.

"Ha conseguido lo que quería, y solo, y eso es impresionante. Era un político sin aparato detrás, ni militares, ni partido ni grupos empresariales poderosos... De Vizcarra se esperaba que fuera un pelele, pero cuando decidió gobernar y no dejarse pisar, comenzó a irle bien... Sin agenda atada, no se le hizo difícil hacer lo que pedía la población", indicó Campos.

DESAFÍO PRESIDENCIAL

"Vizcarra tomó decisiones duras, y ahora tiene que hacer que los engranajes del Estado, que están oxidados o sin piezas, funcionen para que sus medidas lleguen a los más vulnerables. Ahí tendrá su gran reto ahora", añadió Campos.

El mandatario gobernará Perú hasta julio de 2021 y para la analista política su desafío será "sostener a la clase media que va a entrar en la pobreza" debido a esta crisis, en un país "donde hay problemas para dar agua limpia".

"Y otro tema será mantener la imposición de las medidas de control, lo que exige un equilibrio delicado, porque no son terroristas a quienes controlar, sino a la ciudadanía y hay que tener cuidado sobre cómo obligas", razonó la analista.

Del mismo modo se expresó Urrutia, quien señaló que más allá de valorar sus popularidad en un momento de crisis, el legado del presidente se deberá medirse en si consigue hacer reformas estructurales o mejorar la calidad de vida de los peruanos.

El desafío sigue siendo enorme, pero "está claro que, a diferencia de sus antecesores, Vizcarra tiene una capacidad de respuesta que nadie se esperaba", culminó.

(c) Agencia EFE