El peor brote de violencia religiosa en décadas dejó 38 muertos en la India

NUEVA DELHI.- El olor a quemado es penetrante: calles ennegrecidas por las cenizas, destrozos y humo. El caos se adueñó de los suburbios del nordeste de Nueva Delhi por los episodios de violencia entre nacionalistas hindúes y musulmanes, que causaron por lo menos 38 muertos y más de 300 heridos.

Armados de piedras, sables y hasta armas de fuego, atacantes sembraron el caos y el terror desde el domingo pasado en barrios populares de la capital india, a solo unos diez kilómetros del centro.

Choques entre partidarios y opositores por una controvertida ley sobre ciudadanía, considerada discriminatoria para los musulmanes por sus detractores, degeneraron en enfrentamientos comunitarios entre hindúes y musulmanes durante cinco días.

El principal hospital de la zona donde se produjeron los violentos enfrentamientos registró 30 muertos, indicó su director, Sunil Kumar. "Todos tenían heridas de bala", señaló. Otro hospital de la capital anunció que registró otros ocho fallecimientos vinculados a los choques.

"En los últimos días era tal el pánico que no podía salir de mi casa. Tenía miedo de que la gente viniera, lanzara piedras y quemara los vehículos. Son capaces de todo", relató Sachin Sharma, habitante hindú del barrio.

El primer ministro indio, Narendra Modi, un nacionalista hindú, instó anteanoche a los habitantes de Nueva Delhi a la "paz y la fraternidad".

"Es importante que haya calma y se restablezca la normalidad lo antes posible", pidió Modi.

Se trata de los peores enfrentamientos en décadas en la capital del país, y el jefe de gobierno de la ciudad había pedido al Ejecutivo central que decretara un toque de queda, así como el despliegue del Ejército. La seguridad en Nueva Delhi, territorio que dispone de un estatuto particular, es responsabilidad del gobierno central.

Miles de trabajadores migrantes comenzaron a abandonar el distrito a raíz de los enfrentamientos para retornar a sus aldeas, indicaron medios locales y agencias internacionales.

Las fuerzas de seguridad detuvieron a más de un centenar de personas relacionadas con la violencia, que, según explicó la policía, está ahora "bajo control".

Reforma

El año pasado, el Parlamento indio dio luz verde a la llamada ley de ciudadanía, una reforma que facilita la nacionalidad para las minorías religiosas llegadas antes de 2015 desde Bangladesh, Paquistán o Afganistán, asumiendo que sufrieron persecución. La polémica norma, tachada por sus detractores de una ley "antimusulmana", es la última de una serie de medidas impulsadas por el gobierno liderado por Modi en contra de esta comunidad.

El Ejecutivo del primer ministro, por su parte, ha dicho que la nueva legislación tiene como objetivo ayudar a los cristianos, sijs e hindúes que han sufrido persecución en tres países con mayoría de población musulmana. Esos grupos minoritarios, que durante años estuvieron sin derechos reconocidos en la India, tendrán ahora una vía automática para conseguir la nacionalidad india.

Los musulmanes suponen el 14% de la población de la India y representan la tercera población musulmana del mundo. Esta ley llega después de que el gobierno decidiera retirar el estatuto de autonomía a la Cachemira india, la región de mayoría musulmana cuyo control se disputa con el vecino Paquistán.

Al reaccionar a los acontecimientos en Nueva Delhi, el primer ministro paquistaní, Imran Khan, advirtió que "cuando una ideología racista fundada en el odio toma el poder, ello conduce a un baño de sangre", en alusión al nacionalismo hindú.

Agencias DPA, AFP y ANSA