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El Partido Republicano inventa una nueva falsa amenaza: fraude electoral por parte de inmigrantes no autorizados

Alicia, a la izquierda, y Cindi Cline en el mitin "Salvemos a Estados Unidos" del expresidente Donald Trump en Delaware, Ohio, el 23 de abril de 2022. (Maddie McGarvey/The New York Times).
Alicia, a la izquierda, y Cindi Cline en el mitin "Salvemos a Estados Unidos" del expresidente Donald Trump en Delaware, Ohio, el 23 de abril de 2022. (Maddie McGarvey/The New York Times).

COLUMBUS, Ohio — Seis años después de que el expresidente Donald Trump se allanara el camino a la Casa Blanca gracias a llamamientos nativistas y xenófobos a los votantes blancos, la línea divisoria de 3200 kilómetros entre México y Estados Unidos se ha convertido una vez más en una obsesión del Partido Republicano.

Pero el resurgimiento del tema en la derecha ha venido con un nuevo giro: con cada vez mayor frecuencia, los líderes y candidatos republicanos están afirmando sin ningún fundamento que los inmigrantes no autorizados están accediendo a las urnas electorales.

El fraude electoral es excepcionalmente raro, y las acusaciones de que un enorme número de inmigrantes que viven de manera ilegal en el país están votando han sido desacreditadas repetidas veces. Sin embargo, ese mensaje inventado —que se aprovecha de una falsa amenaza para promover la mentira más grande de Trump de que las elecciones fueron robadas— en la actualidad está encontrando audiencias receptivas en más de una docena de estados en todo el país, incluidos varios alejados de la frontera entre Estados Unidos y México.

En el condado de Macomb, Míchigan, donde los republicanos están divididos de manera feroz entre quienes quieren que se investiguen las elecciones de 2020 y quienes quieren seguir adelante, muchos votantes en la convención republicana del condado de este mes afirmaron que temían que los inmigrantes estuvieran ingresando al país de manera ilegal, no solo para robar empleos, sino también para robar elecciones a través de la emisión de votos fraudulentos a favor de los demócratas.

“No quiero que vengan a los estados republicanos y los conviertan en estados demócratas”, afirmó Mark Checkeroski, un exdirector técnico de un hospital, aun cuando los datos de las elecciones de 2020 mostraron que muchos lugares con poblaciones inmigrantes más grandes viraron hacia la derecha.

La línea dura en cuanto a la inmigración no autorizada y la seguridad fronteriza ha sido durante mucho tiempo un elemento básico de la política estadounidense. Es bien sabido que tanto republicanos como demócratas —en especial el Partido Republicano en los últimos años— han jugado con tropos intolerantes que mezclan la inmigración no autorizada con el crimen y retratan a los latinos y asiáticos estadounidenses como extranjeros perpetuos en su propio país o, peor aún, como una amenaza económica.

Pero ese salto de las fronteras inseguras a las elecciones inseguras es más reciente. Y no es difícil ver por qué algunos votantes lo están dando.

J. D. Vance, quien obtuvo el respaldo del expresidente Donald Trump en las primarias del Senado de Estados Unidos en Ohio, en una reunión pública en Portsmouth, el 22 de abril de 2022. (Brian Kaiser/The New York Times).
J. D. Vance, quien obtuvo el respaldo del expresidente Donald Trump en las primarias del Senado de Estados Unidos en Ohio, en una reunión pública en Portsmouth, el 22 de abril de 2022. (Brian Kaiser/The New York Times).

En Ohio, donde los republicanos que compiten en unas acaloradas primarias para el Senado están hablando sobre la inmigración en términos apocalípticos y publicando anuncios que muestran sombríos videos de vigilancia en blanco y negro o imágenes difusas de cruces fronterizos, Trump atizó temores de “fronteras abiertas y elecciones horribles” en un mitin del sábado 23 de abril, e hizo un llamado a que se implementaran leyes de identificación de votantes más estrictas y pruebas de ciudadanía en las urnas.

Los comerciales de campaña y la publicidad de los documentales de derecha que se mostraron en las enormes pantallas de televisión antes del discurso de Trump parecían alternar entre mentiras de que le habían robado las elecciones de 2020 y afirmaciones exageradas que culpan a los inmigrantes no autorizados de la delincuencia. En un avance de una película de Dinesh D’Souza, el escritor y cineasta conservador que Trump indultó por realizar contribuciones de campaña ilegales, varios oradores denunciaron el “tráfico de votantes”, compararon el trabajo de lo que parecían ser grupos de divulgación electoral con la “mafia mexicana” y se refirieron a las personas que transportaban las boletas por correo a los buzones como “mulas”.

En algunos estados es legal que terceros, como familiares o grupos comunitarios, entreguen las boletas completas, una práctica que se volvió crucial para muchos durante la pandemia.

Sin embargo, los mensajes parecían hechos a la medida para asistentes al mitin como Alicia Cline, de 40 años, quien afirmó que creía que los demócratas en el poder estaban utilizando la crisis fronteriza para ganar votos. “Las últimas elecciones ya fueron robadas”, aseguró Cline, horticultora de Columbus, Ohio. “Creo que los que están en el poder están usando a las personas que cruzan las fronteras para mantenerse y obtener más votos”.

La campaña más reciente para infundir miedo sobre los inmigrantes que supuestamente roban votos es solo una línea de ataque entre muchas que han surgido, ya que los republicanos han hecho de la inmigración un punto central en las elecciones intermedias y los gobernadores republicanos están enfrentando al gobierno de Joe Biden por lo que según ellos son condiciones nefastas en la frontera.

La semana pasada, los gobernadores de 26 estados revelaron “una fuerza de ataque fronteriza” para compartir inteligencia y combatir el tráfico de drogas, ya que el gobierno de Biden ha informado que planea eliminar una ley de la era Trump que les ha permitido a los funcionarios federales de inmigración rechazar o deportar de inmediato a solicitantes de asilo y migrantes.

El jueves 28 de abril, en Washington, los republicanos en el Capitolio mostraron un adelanto de su plan de ataque de medio mandato contra las políticas de inmigración del gobierno. Están intentando que el secretario de Seguridad Nacional, Alejandro Mayorkas, acepte la responsabilidad por un aumento histórico en la migración a través de la frontera.

Jane Timken, candidata al Senado de Estados Unidos y expresidenta del Partido Republicano de Ohio, dijo que la frontera con México era muy importante para los habitantes de Ohio porque muchos sentían que los problemas de drogas y delincuencia del estado emanaban de allí. “Casi todos los estados son ahora estados fronterizos”, declaró.

Algunos estrategas del Partido Republicano advierten que el enfoque en la inmigración podría ser contraproducente y terminar perjudicando al partido a medida que la nación se vuelva más diversa. Sin embargo, los politólogos e historiadores afirman que ese aprovechamiento por parte de los republicanos de la inquietud provocada por los cambios demográficos, además de una pandemia de dos años, podría movilizar a sus votantes más fervientes.

“El momento en que sentimos demasiada ansiedad es cuando puede florecer el sentimiento xenófobo y antiinmigrante”, afirmó Gerardo L. Cadava, historiador de la comunidad latina en Estados Unidos y profesor asociado en la Universidad Northwestern.

Pocas contiendas en todo el país captan la dinámica del tema como las primarias del Partido Republicano para el Senado en Ohio. Allí, los contendientes siguen el ejemplo de Trump, quien en 2016 intentó culpar a la inmigración ilegal y a los cárteles mexicanos de la droga por la mortal crisis de opioides.

La ira y el resentimiento hacia los extranjeros comenzaron a acumularse cuando las empresas productoras cerraron sus fábricas y trasladaron empleos al extranjero. La crisis de los opioides se sumó a la devastación, ya que las compañías farmacéuticas y los médicos sin escrúpulos se beneficiaron económicamente de los analgésicos.

No obstante, tras el cierre de las “clínicas del dolor”, las organizaciones delictivas mexicanas han llegado para llenar ese vacío, según funcionarios policiales federales y locales. En Ohio, los grupos mueven enormes cantidades de metanfetamina y fentanilo, a menudo en píldoras falsificadas, por la Ruta 71, la cual atraviesa el estado y pasa por Columbus. Las tasas de sobredosis en todo el estado siguen estando entre las más altas del país.

J. D. Vance, el escritor de “Hillbilly Elegy” a quien Trump le ofreció su apoyo político, ataca de forma directa esas cicatrices. En un anuncio, les dice a los votantes que casi pierde a su madre, una adicta, por “el veneno que cruza nuestra frontera”.

Republicanos como Vance argumentan que están siendo atacados injustamente por plantear preocupaciones legítimas, y señalan como evidencia las enormes incautaciones de drogas que han ocurrido, así como el incremento de las detenciones fronterizas que, en junio del año pasado, alcanzaron la cifra más alta en 20 años.

Los abogados y defensores de los derechos migratorios de Ohio afirman que los republicanos están enmarcando de forma equivocada una emergencia de salud pública como un problema de seguridad nacional y contribuyendo al sesgo contra los latinos y los inmigrantes, independientemente de su ciudadanía.

La crítica del Partido Republicano, afirman, también está desconectada de la realidad: muchos, por no decir la mayoría, de los inmigrantes que llegan a Ohio se han sometido al debido proceso de las agencias federales de inmigración. Muchos son solicitantes de asilo y refugiados, y un número cada vez mayor de ellos llegan con visas de trabajo.

Angela Plummer, directora ejecutiva de Community Refugee and Immigration Services, una organización sin fines de lucro, calificó las caracterizaciones de los inmigrantes por parte de los candidatos republicanos al Senado como un recuerdo perturbador de la retórica de la campaña de Trump en 2015. “Es positivo tener políticos con diferentes agendas de inmigración, pero no de las que se desvían hacia el racismo y las acusaciones hirientes y perjudiciales”.

En el mismo anuncio de campaña, Vance afirma que la política de inmigración del presidente Joe Biden también se traduce en “más votantes demócratas que entran al país”, afirmando de manera explícita que los inmigrantes no autorizados están cruzando la frontera y obteniendo acceso a las boletas electorales para apoyar a la izquierda.

La retórica sobre la inmigración comenzó a agravarse el año pasado en medio de una afluencia de solicitantes de asilo y migrantes provenientes de Haití, Guatemala y Honduras. En Texas, el gobernador Greg Abbott y funcionarios locales describieron la inmigración ilegal como una “invasión” durante el anuncio de Abbott de que planeaba terminar el muro fronterizo de Trump.

Esa retórica no ha hecho sino intensificarse con la temporada de campaña de las elecciones intermedias. Desde enero, los candidatos republicanos en 18 estados han publicado y transmitido anuncios que mencionan la frontera y que condenan la inmigración no autorizada, incluidos Wisconsin, Pensilvania y Míchigan, según AdImpact, organización que rastrea el gasto publicitario. Durante el mismo periodo en 2018, la cifra era de solo seis, y la mayoría de esos anuncios fueron de Texas.

Al menos un anuncio advierte sobre una “invasión”, mientras que otros reverberan el tropo del “gran remplazo”, una teoría de la conspiración racista que afirma falsamente que las élites están utilizando a inmigrantes negros y de otras minorías para remplazar a los blancos en Estados Unidos.

En Alabama, un anuncio a favor de la reelección de la gobernadora Kay Ivey muestra una foto de un grupo de latinos en un cruce fronterizo con camisetas blancas con el logotipo de la campaña de Biden junto a las palabras: “Por favor, déjenos entrar”. Ivey entonces afirma que, si Biden continúa “importando” inmigrantes no autorizados a Estados Unidos, los estadounidenses pronto podrían verse obligados a aprender español. Ante eso, Ivey cierra el anuncio respondiendo: “No way, José”.

Un portavoz de Ivey descartó y calificó de “absurda” la idea de que el anuncio se aprovechaba de los temores de remplazo o perpetuaba los prejuicios contra los latinos o los inmigrantes.

© 2022 The New York Times Company