Antes un paraíso sin Covid, Australia sufre un brote de la variante delta que pone a prueba su estrategia de “jaula dorada”

Un hombre con mascarilla en el tranvía en Melbourne
WILLIAM WEST

SÍDNEY.- Justo cuando la mayoría de las economías desarrolladas están levantando las restricciones, Australia enfrenta un inminente brote de coronavirus por la fulminante propagación de focos de contagio de la variante delta en todo el país.

Esa variante detectada por primera vez en la India es tan contagiosa que tiene a las autoridades corriendo detrás del virus, a pesar de los rigurosos rastreos de contactos y del cierre total de fronteras que hasta ahora les había permitido mantener abierto y funcionando internamente el país durante gran parte de la pandemia.

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Las autoridades australianas dicen que el país “está en un momento crítico”. En una entrevista televisada por la Australian Broadcasting Corporation, Josh Frydenberg, máximo funcionario de finanzas del país, manifestó: “Estamos ingresando en una nueva fase de esta pandemia, debido a la contagiosa variante delta”.

Un fisioterapeuta se contagió el virus en Sídney, probablemente durante un breve intercambio con alguien en un bar, y se tomó un vuelo a Perth, unos 3200 kilómetros al oeste. Un asistente de vuelo viajó por todo el país durante la fase contagiosa de la infección. Un minero de Australia Central se pescó el virus y desató un foco de casos que se propagó a tres estados del interior del país.

Las medidas de sanidad en Australia están siendo reimpuestas por el gran aumento de casos de covid-19.
Las medidas de sanidad en Australia están siendo reimpuestas por el gran aumento de casos de covid-19.


Las medidas de sanidad en Australia están siendo reimpuestas debido al aumento de casos de la variante delta del Covid-19

Hoy lunes, Sídney, la ciudad más poblada del país, y Darwin, la diminuta capital del remoto Territorio del Norte, amanecieron confinadas en cuarentena, y se introdujo el uso obligatorio de barbijo a lo largo y a lo ancho de la isla: en Canberra, capital federal del país, en la tropical ciudad de Queensland, y en Perth, capital del estado de Australia Occidental. Victoria, donde se encuentra Melbourne, impuso restricciones de ingreso desde varios otros estados australianos.

Otro factor que complica los esfuerzos de los funcionarios para contener la propagación de la nueva variante es la autocomplacencia que se ha instalado en muchas comunidades después de meses sin transmisión local del virus.

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Durante este fin de semana, la policía impuso multas a una infinidad de personas, incluida una familia de Sídney que ignoró una orden de aislamiento y se dirigía en auto a un evento de equitación al norte de la ciudad.

El sábado, las autoridades ampliaron la región de Sídney sujeta a confinamiento y ya son cinco millones de personas las que están sujetas a la orden de quedarse en su casa hasta al menos el 9 de julio. Solo pueden salir de sus casas los trabajadores esenciales y los ciudadanos comunes para hacer ejercicio físico al aire libre en grupos de menos de diez, para buscar atención médica urgente, comprar alimentos o acceder a otros servicios esenciales.

Lento proceso de vacunación

El foco de contagios que comenzó con un chofer de limusina en el aeropuerto de Sídney ya acumula 124 contagios, incluidos 15 casos nuevos que se sumaron hoy lunes. El conductor no estaba vacunado, informaron las autoridades.

“Confiamos en que el 100% de la gente haga lo correcto el 100% de las veces”, declaró el lunes Gladys Berejiklian, jefa de gobierno del estado de Nueva Gales del Sur.

La gente forma fila para obtener su vacuna contra el coronavirus en Melbourne
WILLIAM WEST


La gente forma fila para obtener su vacuna contra el coronavirus en Melbourne (WILLIAM WEST/)

La lenta tasa de vacunación está exacerbando la crisis: menos del 5% de los australianos está vacunado con ambas dosis. Las autoridades sanitarias citaron como el ejemplo el evento de supercontagio que se produjo recientemente en una fiesta de cumpleaños en Sídney, donde casi los 30 invitados se contagiaron el virus de un único asistente infectado. Los pocos que no se contagiaron estaban vacunados.

Australia es elogiada sistemáticamente como uno de los lugares donde mejor se pasa la pandemia, por su bajo número de casos, sus relativamente pocas muertes y su estricto régimen de aislamiento y cuarentena para los australianos que regresan al país. Los expertos médicos esperan que los recientes brotes infundan más respeto a la enfermedad y menos arrogancia en la población.

“Somos víctimas de nuestro propio éxito inicial, porque se ha generado cierta autocomplacencia y estábamos viviendo en una jaula dorada, un espejismo como “The Truman Show”, en el que realmente hemos estado muy desconectados del mundo”, dijo el domingo Chris Moy, vicepresidente de la Asociación Médica Australiana, en referencia a la película de 1998 sobre un hombre que vive en una ciudad artificial, demasiado perfecta, que en realidad es el inmenso escenario de un programa de televisión.

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El domingo a la noche, casi 60.000 hinchas asistieron al clásico de la liga interestatal de rugby en Brisbane, capital del estado de Queensland: la mayoría de los espectadores en las tribunas no tenía barbijo.

Muy temprano a la mañana siguiente, las autoridades locales de salud emitieron la nueva orden de obligatoriedad del uso de barbijo, tras conocerse que un trabajador de una mina de oro del centro de Australia había dado positivo al ingresar al estado: era apenas uno de los 900 trabajadores de la mina que habían volado a través de Australia, cruzando varias fronteras interestatales.

The Washington Post

Traducción de Jaime Arrambide