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Paraíso, una ópera prima esquiva sobre reencuentros y búsquedas personales

Paraíso (Argentina/2018). Guion, edición y dirección: Pablo Falá. Fotografía: Ulises Rodríguez Pomba y Rodrigo Zaya. Música: Federico Lattanzi. Elenco: Marina Arnaudo, Fabio Camino, Sofía Lanaro y Ernesto D'Agostino. Duración: 63 minutos. Calificación: Apta para mayores de 13 años con reservas. Disponible en: streaming gratuito en la plataforma Cine Ar Play desde el 20 de octubre. Nuestra opinión: Regular.

Paraíso, la ópera prima del guionista y director Pablo Falá es -por decisión de su propio creador- esquiva y elusiva. La clara intención de escatimar información sobre el pasado y el presente de su protagonista es una apuesta de riesgo porque, por un lado, evita el didactismo y el subrayado; pero, por otro, parece confiar demasiado en su capacidad para sugerir estados de ánimo y transmitir sensaciones muy personales sin apelar a demasiados diálogos. Y, en ese sentido, solo en unas pocas escenas consigue (parcialmente) su objetivo.

Sofia (Marina Arnaudo) es una treintañera que ha regresado luego de una larga estancia en el exterior (sabremos que ha disfrutado en especial de su paso por las islas griegas) y se instala en una casa de campo en la zona cordobesa de Traslasierra. Más allá del bucólico escenario veraniego, se percibe en ella una permanente sensación de incertidumbre, incomodidad y angustia que se potencia tras el reencuentro con su exnovio Lautaro (Fabio Camino), del que aflorarán reproches y resentimientos.

Entre fiestas que se extienden hasta la madrugada con profuso consumo de bebidas alcohólicas y diversos encuentros sexuales (ella también parece tener una relación bastante intensa con una fotógrafa llamada Clara), Sofía intenta reencontrarse y reinventarse en un viaje íntimo en busca de la identidad perdida que resulta correcto desde lo formal, pero no del todo convincente en términos de construcción dramática.