Trump, villano favorito de la cumbre climática de París

Trump, villano favorito de la cumbre climática de París

PARÍS (AP) — La cumbre climática de París estaba diseñada para soslayar a Donald Trump, sin embargo el mandatario estadounidense terminó en un papel protagónico.

Trump se convirtió en el villano involuntario de líderes mundiales, inversionistas y otros estadounidenses que arremetieron el martes en su contra por rechazar el acuerdo climático de París.

Para enfatizar su punto — y evitar que otros siguieran sus pasos — se anunciaron inversiones superiores a los 1.000 millones de dólares para facilitar que países e industrias dejen de lado el uso del petróleo y el carbón.

El presidente francés Emmanuel Macron utilizó la cumbre para acaparar los reflectores mundiales. Capitalizó las políticas aislacionistas de Trump y la debilidad de la canciller alemana Angela Merkel en su país para posicionarse como el guía moral del cambio climático a nivel global.

“No avanzamos lo suficientemente rápido”, dijo Macron, y advirtió que el acuerdo climático de 2015 es “frágil”.

“Es momento de actuar y acelerar el paso para ganar esta batalla” en contra del cambio climático, declaró ante más de 50 líderes mundiales y otros reunidos en la capital francesa.

Tras inaugurar la cumbre con un tono pesimista, Macron se mostró más alentador durante el cierre al elogiar los compromisos “muy concretos” de los participantes.

“Hoy comenzamos a ganar terreno en esta lucha”, dijo durante su discurso de clausura. Los compromisos de hoy podrán revisarse y ser verificados en una plataforma específica, añadió.

Bill Gates, Richard Branson, ejecutivos de la industria energética y líderes de inversión anunciaron más de una decena de proyectos internacionales que se originaron durante la cumbre, y que inyectarán fondos a los esfuerzos por frenar el cambio climático.

El presidente del Banco Mundial, Jim Yong Kim, recibió una ovación de pie al anunciar que en dos años su agencia dejará de financiar proyectos de petróleo y gas natural.

La cumbre, organizada de manera conjunta por Naciones Unidas, el Banco Mundial y Macron, se realizó en el segundo aniversario del pacto climático de París, que fue ratificado por 170 países.

Trump no fue invitado, pero no por eso fue pasado por alto.

Uno por uno, funcionarios como el exgobernador de California Arnold Schwarzenegger, el multimillonario Michael Bloomberg y el exsecretario de Estado de Estados Unidos, John Kerry, insistieron en que el mundo recurrirá a los combustibles más limpios y reducirá las emisiones sin importar si el gobierno de Trump colabora o no.

Una parte central de la cumbre fue contrarrestar el principal argumento de Trump, de que el acuerdo climático de París para reducir las emisiones globales perjudicaría a los negocios estadounidenses.

Macron, un exbanquero de inversiones de 39 años, argumenta que los grandes negocios y las economías exitosas del futuro se basarán en la producción y uso de energía renovable en lugar de petróleo.

Entre los proyectos anunciados el martes se incluye un programa presentado por ocho estados de Estados Unidos para el desarrollo de vehículos eléctricos, un fondo de ayuda al Caribe tras el paso de una serie de huracanes y recursos de la fundación de Gates para ayudar a los granjeros a adaptarse al cambio climático y desarrollar tecnología de bajo uso de carbón.

Los proyectos también tienen el objetivo de acelerar el fin de los motores de combustión para reducir las emisiones que contribuyen al calentamiento global.

Los activistas mantuvieron sus protestas — incluyendo una realizada sobre un puente hacia la sede del evento, una isla sobre el río Sena— para exigir que compañías y gobiernos dejen de invertir desde ahora en petróleo y carbón.

Altos funcionarios estuvieron de acuerdo con los manifestantes, al destacar que el sistema financiero global no se aleja lo suficientemente rápido de las emisiones de carbono para enfocarse en la energía renovable y los proyectos empresariales.

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Los periodistas de Associated Press Angela Charlton, Sylvie Corbet, Jeffrey Schaeffer y Masha Macpherson en París y Frank Jordans en Berlín contribuyeron a este despacho.