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La pandemia tiene un nuevo y peligroso epicentro : Indonesia

Tumbas para víctimas del coronavirus en el cementerio Cipenjo en Bogor, Java Occidental, Indonesia.
Tumbas para víctimas del coronavirus en el cementerio Cipenjo en Bogor, Java Occidental, Indonesia.

BEKASI.- Miles de personas que respiran con dificultad duermen en pasillos, carpas y autos mientras esperan una cama en hospitales saturados que tal vez no tengan oxígeno para darles. Otros perdieron la esperanza en los hospitales y hasta los consideran peligrosos, y prueban suerte tratándose en su propia casa.

En todos los casos, mientras el Covid-19 los deja sin aire, sus familias emprenden la frenética búsqueda de oxígeno, ese suministro escaso que podría mantenerlos con vida.

Indonesia pasó a ser el nuevo epicentro de la pandemia al superar a la India y Brasil convertirse en el país con la mayor cantidad de nuevos contagios en todo el mundo. El aumento de casos es parte de la ola que azota actualmente el sudeste asiático, donde las tasas de vacunación son bajas, pero donde hasta hace poco tiempo los países habían logrado contener el virus con relativo éxito. Vietnam, Malasia, Birmania y Tailandia también sufren sus mayores brotes de coronavirus hasta el momento, y han impuesto nuevas restricciones, con cuarentenas y confinamientos domiciliarios.

En Indonesia, los casos y las muertes se dispararon el mes pasado debido a que la supercontagiosa variante delta, que circula de manera masiva en la isla de Bali y en la densamente poblada isla de Java. En algunas regiones, el coronavirus hizo colapsar el sistema de salud, a pesar de las medidas de emergencia tomadas por los hospitales para ampliar su capacidad.

Una cola de gente esperando para llenar sus tanques de oxígeno en Yakarta, Indonesia
Una cola de gente esperando para llenar sus tanques de oxígeno en Yakarta, Indonesia

Una cola de gente esperando para llenar sus tanques de oxígeno en Yakarta, Indonesia

El Hospital Público Regional de Bekasi, donde hay pacientes con Covid que esperan durante días para recibir tratamiento, levantó enormes carpas con hasta 150 camas suplementarias en el predio que rodea el edificio. Cerca de Yakarta, la capital, largas filas de personas esperan durante horas fuera de un pequeño dispensario, con la esperanza de poder llenar sus tubos de oxígeno portátiles.

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Entre ellas está Nyimas Siti Nadia, de 28 años, que vino a buscar oxígeno para la familia de su tía, todos enfermos de Covid.

Ella es médica y tiene miedo de recurrir a un hospital, porque conoce la situación”, dice Nyimas. “Hay muchos casos de pacientes a los que no les dan cama ni oxígeno. Si vamos al hospital, tenemos que llevar nuestro propio oxígeno.

El jueves, las autoridades indonesias informaron de casi 57.000 nuevos casos, la cifra diaria más alta hasta el momento, el séptuple en comparación con un mes atrás. El viernes se informaron 1205 muertes, y la cifra oficial de decesos por la pandemia ya superó los 71.000 fallecidos.

Gente hace fila para rellenar tanques de oxígeno en Yakarta, Indonesia. En medio de una devastadora segunda ola de COVID-19, Indonesia sufre escasez de oxígeno
Gente hace fila para rellenar tanques de oxígeno en Yakarta, Indonesia. En medio de una devastadora segunda ola de COVID-19, Indonesia sufre escasez de oxígeno

Gente hace fila para rellenar tanques de oxígeno en Yakarta, Indonesia. En medio de una devastadora segunda ola de COVID-19, Indonesia sufre escasez de oxígeno

Pero algunos expertos de salud dicen que esa cifra subestima la enorme propagación del virus en Indonesia, el cuarto país más poblado del mundo, porque los testeos son mínimos. Dicky Budiman, un investigador indonesio de salud pública de la Universidad Griffith, en Australia, estima que la cantidad real de casos es de tres a seis veces superior.

En la India, donde la variante delta fue identificada por primera vez, los contagios llegaron a más de 414.000 nuevos casos diarios a mediados de mayo, pero desde entonces cayeron a unos 40.000 por día.

A pesar de ese crecimiento exponencial, los funcionarios dicen que la situación está bajo control.

“Incluso en un escenario pesimista, con 60.000 casos diarios o un poco más, estaríamos bastante bien”, dice Luhut Pandjaitan, ministro especial designado por el presidente Joko Widodo para manejar la crisis sanitaria. “Esperamos no llegar a los 100.000 casos diarios, pero igual nos estamos preparando por si nos toca padecerlo.”

Para muchos indonesios, sin embargo, el escenario pesimista es una realidad desde hace semanas.

Los familiares de los enfermos describen escenas de pesadilla al intentar conseguir cama en los hospitales para sus seres queridos. Algunas instituciones solo aceptaban a los pacientes que llegaban con su propio oxígeno. En otros hospitales, los pacientes simplemente se tiraban a esperar en cualquier lugar que encontraban.

Trabajadores de la salud, equipados con trajes de protección, meten el féretro de una persona fallecida por COVID-19 en una ambulancia antes de enterrarlo, Denpasar, Bali, Indonesia.
Trabajadores de la salud, equipados con trajes de protección, meten el féretro de una persona fallecida por COVID-19 en una ambulancia antes de enterrarlo, Denpasar, Bali, Indonesia.

Trabajadores de la salud, equipados con trajes de protección, meten el féretro de una persona fallecida por COVID-19 en una ambulancia antes de enterrarlo, Denpasar, Bali, Indonesia.

Pero conseguir una cama de hospital no implica necesariamente recibir oxígeno. Este mes, en el Hospital General Dr. Sardjito, de la ciudad de Yogyakarta, murieron 33 pacientes por falta de suministro de oxígeno. Cuando el personal médico optó por utilizar tubos donados por la policía, para varios pacientes ya era demasiado tarde.

Los hospitales ya saturados sumaron miles de camas, pero en promedio, el 10% de su personal médico y de atención está aislado por haberse expuesto al virus, dice la doctora Lia G. Partakusuma, secretaria general de la Asociación de Hospitales de Indonesia. Algunos hospitales quintuplicaron el uso de oxígeno líquido, y los distribuidores tienen dificultades para satisfacer la demanda.

“Algunos hospitales les pedían a quienes llegaban con su propio tubo de oxígeno que empezaran utilizando ese, porque tenían un suministro muy limitado”, dice Partakusuma. “Pero los pacientes no están obligados a llevar su propio oxígeno.”

Con los hospitales tan abarrotados, muchas personas prefieren quedarse en casa, y muchos de ellos mueren. Lapor COVID, una ONG que monitorea las muertes por la enfermedad, informa que en Indonesia hay unos 40 pacientes con Covid-19 que mueren diariamente en sus casas.

Un trabajador de la salud administra una dosis de la vacuna Sinovac contra el coronavirus en Indonesia
CHAIDEER MAHYUDDIN

Un trabajador de la salud administra una dosis de la vacuna Sinovac contra el coronavirus en Indonesia (CHAIDEER MAHYUDDIN/)

El presidente indonesio no decretó una cuarentena nacional, pero ordenó restricciones en Java y Bali, con reducción del aforo en el transporte público, modalidad exclusivamente “para llevar” en restaurantes, y el cierre de lugares de culto, escuelas, instalaciones deportivas y centros comerciales. El decreto con las restricciones tiene vigencia hasta el martes, pero las autoridades están evaluando extenderlo.

Solo un 15% de los 270 millones de habitantes de Indonesia recibieron una dosis de la vacuna contra el coronavirus, y apenas el 6% está completamente inoculado. Indonesia confió fuertemente en la vacuna fabricada por la empresa china Sinovac Biotech, que resultó ser menos efectiva que otras vacunas. Al menos 20 médicos indonesios que estaban completamente vacunados con la vacuna Sinovac murieron a causa del virus.

La semana pasada, Estados Unidos le donó a Indonesia 4,5 millones de dosis de la vacuna de Moderna. Los funcionarios dicen que la mayor prioridad es dar dosis de refuerzo a los casi 1,5 millones de trabajadores de la salud que tiene ese país.

Traducción de Ignacio Mackinze

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