Pandemia, crisis y lealtad: las 10 incógnitas de las elecciones en EE.UU.

WASHINGTON.- Cuando faltan menos de cuatro meses para las elecciones presidenciales de Estados Unidos , el escenario comienza a ganar algo de nitidez. Sin esforzarse mucho, el virtual candidato demócrata, Joe Biden , ha logrado sacar una ventaja respecto del presidente Donald Trump , que navega el momento más difícil de su presidencia en medio de la pandemia del nuevo coronavirus .

Pero las elecciones aún se vislumbran impredecibles y muy reñidas, y persisten muchas incógnitas que recién se dilucidarán en los meses siguientes. Las respuestas terminarán por inclinar la balanza hacia un lado u otro el 3 de noviembre próximo.

Coronavirus: Disney World reabrió sus parques mientras suben los casos de Covid en Florida1) La pandemia

No hay realidad o rincón del planeta que haya escapado a la pandemia del coronavirus, que despuntó en Wuhan. La campaña -más virtual, menos presencial- y las elecciones estarán teñidas por la pandemia, que hundió el respaldo a Trump al piso de su presidencia. Hoy, dos de cada tres norteamericanos creen que su gobierno manejó mal la crisis, en el país que tiene la mayor cantidad de infectados (más de 3.225.000) y muertos (casi 135.000) por el Covid-19. Trump dio vuelta la página para enfocarse en la reapertura y la reactivación de la economía. Si los fuertes rebrotes en el sur, en el "Cinturón del Sol", donde Trump ganó con comodidad hace cuatro años, empeoran y se extienden, la pandemia podría hundir al mandatario.

2) La economía

Antes de la pandemia, Estados Unidos recorría la bonanza económica más prolongada que se recuerde. El desempleo estaba en el piso de los últimos 50 años. Todos los indicadores mejoraban. La economía era la gran carta de Trump para lograr su reelección.El coronavirus desterró la bonanza y llevó el desempleo a cerca del 20%. La desocupación bajó en los últimos dos meses gracias a los paquetes de ayuda fiscal y la reapertura de varios estados. Una mejora continua de la economía apuntalaría las perspectivas de Trump, que, pese a todas las críticas, es visto por la mayoría de los norteamericanos como un buen administrador.

En la cara de Trump: pintan en la calle un cartel contra el racismo frente a su torre de Nueva York3) La vicepresidenta de Biden

Es una de las grandes incógnitas de la campaña. Si ganara las elecciones, Biden será la persona más vieja en asumir la presidencia de Estados Unidos: tendrá 78 años. Biden ya dijo que quiere ser un "puente" con una nueva generación de líderes demócratas, y busca a alguien que lo complemente, pero que también sea afín. La lista de candidatas suma más de una docena de nombres. Los expertos coinciden en que el primer objetivo que tiene que lograr el exvicepresidente es evitar hacer daño, y señalan un ejemplo de "mala praxis": la elección de 2008, cuando John McCain eligió a Sarah Palin como compañera de fórmula.

4) La "sorpresa de octubre"

Es inevitable: la llegada del otoño boreal trae consigo noticias que sacuden las campañas presidenciales en Estados Unidos. En 2016 hubo dos: el video de Trump en el que dijo que podía agarrar a las mujeres "por la c.", y la carta de James Comey que resucitó el emailgate de Hillary Clinton . En 2008 fue la quiebra de Lehman Brothers, que hundió la economía. En 2004, un video de Osama ben Laden , y cuatro años antes, cinco días antes de las elecciones, la noticia de que George W. Bush había sido arrestado en 1976 por conducir ebrio. La pregunta está latente: ¿qué sorpresa depara octubre de 2020?

5) El dinero

El efectivo es el rey, dice el dicho. Tal como ocurrió con sus antecesoras, esta campaña apunta a ser la más cara de la historia, pese a que se realizará en medio de la peor crisis en el país del último siglo. Antes de competir por los votos, Trump y Biden pelean por llenar sus arcas para financiar avisos en televisión, radio y redes sociales, y despachar un ejército de voluntarios en los estados decisivos para convencer indecisos y movilizar a sus votantes. Trump y los grupos que lo respaldan recaudaron más de 350 millones de dólares, contra unos 316 millones de Biden y su bando, según Open Secrets, que mantiene una base de datos sobre las finanzas de las campañas. Si esa brecha persiste, el presidente tendrá una ventaja.

6) El peso de Facebook

Facebook fue protagonista de la campaña de 2016. La red social le brindó un vehículo al Kremlin para desparramar desinformación, y se convirtió en una de las plataformas predilectas de la campaña de Trump para transmitir su mensaje. Este año, Trump lleva gastados más de 80 millones de dólares en avisos en Facebook y Google, el doble que la campaña de Biden. El magnate tiene además una audiencia mucho más amplia en Facebook, Twitter e Instagram , una ventaja digital estratégica que su campaña intentará explotar. Facebook está bajo una enorme presión para bajarle persianas a Trump. ¿Lo hará?

7. El entusiasmo

En 2016, Hillary contaba con todo a su favor: la economía iba bien, tenía más dinero y una mejor organización. Pero un elemento jugó a favor de Trump: el entusiasmo de su coalición. Este año, con todo en contra de nuevo, su campaña busca reciclar la mística que inclinó la balanza hace cuatro años. Biden lleva cuatro décadas en la alta política de Estados Unidos, y muchos lo ven como figura pasada de época. Su campaña apuesta a su empatía y al profundo rechazo que genera Trump en más de medio país. Un dato: un sondeo del Centro Pew indicó que el 76% de las personas que votarán a Trump lo harán para respaldarlo, mientras que el 67% que elegirá a Biden lo hará, en realidad, para repudiar a Trump.

8. El "voto en ausencia"

La pandemia alterará la votación. El virus y el "distanciamiento social" llevará a mucha gente a "votar en ausencia", pidiendo una boleta para enviarla luego por correo o correo electrónico y evitar, de esa manera, la espera y el contacto con gente el día de la elección. Todos los estados permiten el voto en ausencia, pero en la mayoría hay que solicitar la boleta. Solo cinco estados -Colorado, Hawai, Oregon, Utah y Washington- la envían sin que los votantes la pidan. Por la pandemia, varios estados flexibilizarán el sistema. Trump presionó para limitar ese avance, a sabiendas de que, si sube la participación, bajan sus chances. La logística de la votación impactará en la participación, y, por ende, en el resultado final.

9) La unidad de los demócratas

En 2016, uno de los motivos del triunfo de Trump fue la fractura de los demócratas: algunos se saltearon la elección, y una fracción de los partidarios de Bernie Sanders eligieron a candidatos independientes, como Gary Johnson o Jill Stein, en vez de a Hillary. ¿Votarán por Biden este año? Algunos sondeos sugieren que los demócratas están más unidos. Biden es una figura menos urticante para muchos votantes que Hillary, pero, a la vez, dista de ser alguien que electrifique al electorado, y algunos creen que si tropieza al ser sometido a una presión mayor, su respaldo caiga y la unidad partidaria se resquebraje.

10. La lealtad de la base de Trump

Desde su irrupción política en 2015, cuando anunció su candidatura presidencial, Trump tejió un idilio con sus seguidores que parece a prueba de todo. Ahora, Trump apuesta todo a su "base". La última encuesta de Gallup le otorgó un respaldo del 91% entre los republicanos, y el presidente dejó en claro con sus discursos, sus mensajes en Twitter y sus decisiones que su principal estrategia para ganar es invocar la lealtad de sus seguidores. Pero Biden mide mejor que Hillary entres los blancos, los viejos, y las personas sin título universitario, y Trump podría perder una fracción del voto republicano más moderado que lo votó en 2010. En una elección muy cerrada, esos movimientos pueden ser decisivos.