Con una pala mecánica sacaron la ropa del hombre, cuyo cuerpo nadie quería tocar

Nadie quería hacerse cargo del cuerpo. El hombre murió por causas naturales en una habitación que alquilaba en la manzana 17 del barrio 6 de Agosto. La propietaria descubrió el cadáver cuando se acercó debido al fuerte olor que se sentía en ese lugar. Entonces empezó una procesión de trámites burocráticos en Lomas de Zamora en procura que alguna autoridad se hiciese cargo de retirar al fallecido. Pasaron dos semanas sin respuestas. La situación se volvió tan increíble como insoportable. Solo la difusión pública del caso aceleró la resolución del anormal suceso.

Sin embargo, el retiro del cuerpo no fue el final de esa travesía. Nadie quería tampoco tocar las pertenencias del hombre que había muerto 15 días antes. Se trata de un ciudadano peruano que no tendría familiares en nuestro país. Finalmente, una cuadrilla municipal utilizó una pala mecánica para llevarse la ropa y el colchón de ese hombre.

Un día antes había sido retirado el cadáver de la casa alquilada por Xina Florian, la mujer que golpeó cada puerta en hospitales, cementerio y oficinas municipales para explicar el caso sin obtener respuestas. El jueves llegó al barrio 6 de Agosto una camioneta de la morgue. Personal de Policía Científica y del Municipio de Lomas de Zamora se hizo presente en el lugar para llevar a cabo el operativo mediante el cual retiraron el cuerpo del ciudadano peruano, identificado como Carlos Gamboa, que trabajaba como costurero.

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Fuentes médicas informaron a LA NACION que el cadáver, que se encontraba en la cama, llevaba más de 15 días en total descomposición.

Xina Florian comentó que se acercaron hasta su casa conocidos del fallecido para encender una vela por el cuerpo de Gamboa, pero que el fuerte hedor que aún permanece en la habitación hace que sea muy difícil permanecer en la zona, "Los vecinos llenaron mi casa de carteles pidiendo que retiren el cadáver, por el olor. Ya pasaron varias horas que lo sacaron y el olor no se va", dijo.

Fue el final de más de dos semanas inconcebibles. Porque al horror de la presencia del cadáver de un hombre que murió por causas naturales, sobre la cama del cuarto que le alquilaba desde hacía solo dos meses, se sumaba la amenaza del contagio de enfermedades -inclusive, el Covid- y un hedor intolerable para Xina, su esposo y sus cinco hijos pequeños, y también para los vecinos del barrio, que poco antes de la resolución del caso habían amenazado con entrar por la fuerza en la casa y sacar el cuerpo a la calle, para que alguien se lo llevase.