Anuncios

Un padre habla sobre la “farma fiesta” que causó la muerte a su hijo

Puede que la expresión “farma fiesta” suene como algo inocente, pero no lo es. Esta expresión se utiliza para definir una alarmante práctica que se ha puesto de moda entre los adolescentes. ¿En qué consiste? Roban medicamentos del botiquín de sus padres, tiran el prospecto y los blísteres y colocan las píldoras y pastillas mezcladas en un recipiente. Después los chicos se colocan eligiendo pastillas al azar, a menudo mezcladas con alcohol.

Se han producido varios casos de adolescentes muertos en fiestas de este tipo tras jugar a la ruleta rusa con pastillas. Sin ir más lejos, el mes pasado cinco estudiantes de secundaria del condado de Marin, California (EE.UU.) sufrieron una sobredosis en una “farma fiesta” y tuvieron que ser hospitalizados.

Según KTVU, los estudiantes se encuentran bien. Sin embargo, no todos tuvieron tanta suerte. Mitchell Maxwell, de Knoxville, Tennessee murió de una sobredosis después de una “farma fiesta” en 2013, pocos días antes de comenzar la universidad.

“Solemos preocuparnos más con el tema de conducir ebrio que con las fiestas en las que se consumen medicamentos”, dijo su padre Austin Maxwell a WVLT. “Es un problema enorme. Es necesaria una mayor información porque esto es más peligroso que cualquier otra cosa”.

Un nuevo informe sobre el abuso de sustancias peligrosas hecho por el Trust for America’s Health –una organización no lucrativa dedicada a la prevención de enfermedades– revela que el abuso de drogas es un problema creciente. Según el estudio, las muertes por sobredosis de drogas entre personas de 12 a 25 años han aumentado dramáticamente en los últimos 15 años. Las muertes por sobredosis se han doblado en 18 estados, en 12 se han triplicado y en cinco de ellos se han cuadruplicado. Las tasas más altas se dieron en Virginia Occidental y las más bajas en Dakota del Norte.

Al participar en estas “farma fiestas”, muchos adolescentes y jóvenes están jugando con sus vidas “Los riesgos son tremendos”, asegura a Yahoo Parenting la doctora Sharon Levy, directora del programa de abuso de sustancias en el Hospital Infantil de Boston y profesora de pediatría en la Harvard Medical School. “Por lo general, los adolescentes no saben lo que están tomando. Puede que sean medicamentos para el dolor, sedantes o barbitúricos. Estas son sustancias que deben ser controladas. El hecho de automedicarse con sedantes conlleva un alto riesgo de sufrir una sobredosis. Si además se mezclan varios medicamentos, el riesgo aumenta exponencialmente, pudiendo incluso llegar a provocar un paro cardíaco”.

Levy señala que los adolescentes se equivocan al pensar que estos medicamentos son más seguros o menos adictivos que las drogas ilegales solo por el hecho de que hayan sido recetadas por un médico. “Ellos asumen que al ser un producto de farmacia no implican los mismos riesgos”, explica Levy. “Dan por hecho que es seguro, pero están totalmente equivocados. Estos medicamentos tienen un alto potencial adictivo y la gente puede caer por completo en sus garras”.

Con el fin de poder mantener los medicamentos con receta alejados de los adolescentes, tanto Maxwell como Levy recomiendan a los padres que los guarden en sitios seguros. “Si, por ejemplo, el padre ha sido operado de un trasplante de rodilla, seguramente tendrá un montón de medicamentos en el botiquín, así que es necesario guardarlos en un lugar seguro al que los chicos no puedan acceder”, dice Levy.

Levy también aconseja a los padres que mantengan un control sobre el número de pastillas en cada blíster o recipiente y que, cuando se haya terminado el tratamiento, desechen las pastillas restantes. La FDA (Food and Drug Administration) ofrece una lista de medicamentos que se pueden desechar por el retrete. Para deshacerse del resto hay que llevarlos a una farmacia o a un centro especial de recogida.

“Mucha gente acumula sobrantes de pastillas pensando: ‘quizás las necesite más adelante, así que voy a guardarlas’”, señala Levy. “Eso es un gran error porque los chicos pueden tener acceso a ellas. Seguramente pienses que tu hijo jamás haría algo así, pero no olvides que quizá sus amigos sí sean capaces de hacerlo. Muchos botiquines están situados a la vista, por lo que no suele ser difícil acceder a ellos”.

(Foto: Getty Images)

Rachel Grumman Bender