Pablo Casado ya ha perdido en su batalla con Isabel Díaz Ayuso

Dos meses después de que Isabel Díaz Ayuso y Pablo Casado se cuelen a diario en los titulares, uno y otro empiezan a mostrar claros síntomas de desgaste. Ambas partes contaban con ello, pero cada una de ellas pensaba que sería la otra quien sufriría más. Y por el momento, en esta pelea por tener siempre la última palabra, ya hay un claro derrotado. Quien más está perdiendo es el presidente nacional del PP. Y por mucho. Ya que él está actuando como autoritario y ella como crítica, pero no como desleal.

Echando mano de los sondeos publicados en las últimas semanas, la presidenta regional de Madrid no para de mejorar sus resultados y ya rozaría la mayoría absoluta en caso de que se celebrasen ahora unos nuevos comicios autonómicos. Según la encuesta publicada por 'El Mundo', Ayuso mejoraría su resultado electoral del 4-M hasta obtener el 46,2% de los votos a costa de del PSOE y, en menor medida, de Vox.

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Y en el lado opuesto se encuentra el líder de la oposición, quien, en todo este tiempo, ha visto cómo la remontada que estaba protagonizando para superar al PSOE para aspirar a presidir el país desde el Palacio de la Moncloa se ha estancado. El barómetro publicado hoy por 'El Confidencial' desvela que Casado ha perdido en un mes algo más de 600.000 posibles votantes. Papeletas de personas que estaban considerando cambiar de siglas pero que, visto cómo está el patio en el PP, han aparcado esa idea

El problema para Casado no queda ahí, porque además de perder posibles votos, quien más los ha recuperado es, precisamente, Pedro Sánchez. No hasta el punto de revalidar con facilidad una mayoría parlamentaria. Pero visto lo complicado que le resultaría al PP sumar apoyos más allá de Vox, lo tendría menos difícil que el PP.

Son peleas diferentes, pero hay una parcela en la que se pueden comparar perfectamente a ambos dirigentes. ¿Qué resultados cosecharían uno y otro en Madrid? Pues Ayuso arañaría 15 puntos más que Casado gracias a las simpatías que genera en el electorado de Vox.

O, dicho de otro modo, si los votantes madrileños de extrema derecha fueran llamados a las urnas para decidir la presidencia de la Comunidad, se inclinarían por cederle el voto a Ayuso mientras que, si estuvieran llamados a unas elecciones generales, apostarían por ser fieles al PP rechazando mayoritariamente a Pablo Casado.

Es decir, que las tesis que formula Ayuso para el PP son mucho más convincentes que las que propone Casado.

A partir de aquí ya es más difícil proyectar posibles resultados. Pero teniendo en cuenta que Madrid es una de las regiones en donde Vox tiene más presencia, no es descabellado pensar que las acciones de Pablo Casado como líder de la derecha española cotizan a la baja. Lo peor de todo esto para el abulense y su equipo es que tienen las manos atadas. A priori, cuanto antes se termine el vodevil de ataques entre unos y otros, mejor para él. Pero:

  1. Si adelanta el congreso regional del PP de Madrid para solucionar el entuerto, le estará dando la razón a Ayuso por lo que aparecerá como un líder débil que se tiene que plegar ante la fortaleza de uno de sus barones regionales.

  2. Si rompe de raíz el debate e impulsa una candidatura antiAyuso o limita el voto de la militancia para retener el control regional del partido, quedará como un presidente autoritario que no da voz a las bases.

  3. Y si aguanta el pulso, puede que Cayetana Álvarez de Toledo sea solo la primera de las voces discordantes que empiecen a revolotear para impugnar su gestión y que su declive se acentúe con un Gobierno que ha cerrado el apoyo a sus Presupuestos y que puede prolongar la legislatura hasta final de 2023 hasta que su principal rival se encuentre en su momento más débil.

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