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Los países ricos “deben reducir el consumo de carne en un 75 por ciento” para lograr los objetivos climáticos

El consumo mundial de carne sigue en ascenso (AFP via Getty Images)
El consumo mundial de carne sigue en ascenso (AFP via Getty Images)

Las personas que viven en el Reino Unido y otros países de altos ingresos deben reducir significativamente su consumo de carne para cumplir con los objetivos ambientales necesarios para prevenir el cambio climático desmedido, ha instado un informe.

El consumo mundial de carne continúa en aumento y los requisitos de tierra y agua de la industria están cobrando un alto precio al planeta.

Investigadores en Alemania dijeron que los altos niveles actuales de consumo de carne “no son compatibles con el desarrollo sostenible” y que los consumidores deberían apuntar a reducir su consumo a 20 kilogramos o menos al año.

En el Reino Unido, donde el consumo anual de carne es de alrededor de 31 kilogramos, según la Encuesta Nacional de Dieta y Nutrición del gobierno británico de 2018-19, eso significaría reducir el consumo de carne en un tercio.

Pero el ciudadano promedio de la UE come 80 kilogramos de carne al año, lo que requiere que la reduzcan en un 75 por ciento, dijeron los investigadores.

Sin embargo, el equipo del ZEF (Centro de Investigación para el Desarrollo) de la Universidad de Bonn dijo que en algunos países más pobres donde “las alternativas nutritivas basadas en plantas no están disponibles o no son asequibles durante todo el año”, el consumo de carne era aceptable o incluso debería aumentar.

“Si todos los humanos consumieran tanta carne como los europeos o los norteamericanos, sin duda fallaríamos en lograr los objetivos climáticos internacionales y muchos ecosistemas colapsarían”, comentó el autor del estudio, el profesor Dr. Matin Qaim.

“Por lo tanto, debemos reducir significativamente nuestro consumo de carne, idealmente a 20 kilogramos o menos al año”.

“La guerra en Ucrania y la escasez resultante en los mercados internacionales de granos de cereales también enfatizan que se debe alimentar a los animales con menos granos para apoyar la seguridad alimentaria”.

Al explicar la teoría de que un poco de consumo de carne era beneficioso, el coautor, el Dr. Martin Parlasca, aseguró: “No podemos vivir de pasto, pero los rumiantes sí. Por lo tanto, si los pastos no se pueden usar de otra manera, tiene mucho sentido mantener al ganado ahí”.

Algunas regiones más pobres carecen de fuentes vegetarianas de proteínas y micronutrientes de alta calidad. “En tales casos, los animales suelen ser un elemento clave de una dieta saludable”, agregó el Dr. Parlasca.

“Para muchas personas, también son una importante fuente de ingresos. Si se pierden los ingresos de la leche, los huevos y la carne, esto puede poner en peligro su sustento”.

Los niveles bajos a medios de consumo eran “compatibles” con los objetivos climáticos incluso para una población mundial de 10.000 millones de personas, que es probable que se alcance a mediados de siglo.

Los investigadores dijeron que una opción para reducir el consumo era que el gobierno occidental impusiera un impuesto a la carne.

“Eso es ciertamente impopular, especialmente porque un recargo del 10 o 20 por ciento probablemente no sería suficiente, si debería tener un efecto de cambio de dirección”, confesó.

“La carne, sin embargo, tiene un alto costo ambiental que no se refleja en los precios actuales. Sería completamente razonable y justo que los consumidores compartan más de estos costos”.

Los investigadores afirman que los niveles de consumo bajos y medios son “compatibles” con los objetivos climáticos (Getty/iStock)
Los investigadores afirman que los niveles de consumo bajos y medios son “compatibles” con los objetivos climáticos (Getty/iStock)

Los autores también pidieron que las escuelas comiencen a enseñar “consumo sostenible”. A principios de este mes, el Reino Unido lanzó un nuevo programa de secundaria en historia natural que enseñará a los alumnos sobre temas ambientales y de sostenibilidad.

El Dr. Qaim concluyó: “Necesitamos volvernos más sensibles al impacto global de nuestras decisiones”.

“Esto no solo aplica para la comida, sino también con la camisa que compramos en la tienda de descuento para usar una sola noche en una fiesta”.