Para un país sostenible, ¡que la niñez participe!

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Es el año 2017, en la Sindicatura de Villa Juárez, Navolato, en el estado de Sinaloa. Una mañana como cualquiera, las personas despiertan con ruidos de balaceras, motores de camionetas a toda marcha, olor a quemado, gritos de violencia, rostros asustados, humo negro en el aire y la orden de no salir de sus casas. Es el inicio de semanas llenas de violencia por el enfrentamiento entre grupos del narcotráfico y el ejército mexicano, disputándose el control de la zona.

En aquel tiempo, Save the Children implementaba un programa educativo cuyo propósito era incentivar y poner en práctica el derecho a la participación pública y política de adolescentes y jóvenes para la construcción de cultura de paz en sus escuelas y comunidades. En medio de ese contexto permeado por la violencia y el miedo, Cindy, Daniel, Jose Luis, Analeyda y todas sus compañeras y compañeros adolescentes de la localidad, quienes habían conformado un grupo de participación juvenil, se vieron a sí mismos presos de las circunstancias y decidieron que, entre la inmovilidad provocada por el miedo y el aislamiento, frente a la acción provocada por la unidad y el convencimiento de que tienen derecho a vivir libres de violencia, elegirían ser resilientes, moverse, tomar un lugar seguro y seguir viviendo el ejercicio de sus derechos, a pesar de las circunstancias.

Dos años después, en noviembre de 2019, una delegación de este grupo de adolescentes se encontraba en el Senado de la República realizando una intervención para señalar los retos sobre el ejercicio de sus derechos en el pleno del recinto. Como resultado de esta intervención, en el año 2020 las y los senadores de la república aprobaron la prohibición del castigo corporal y humillante como forma de crianza hacia niñas, niños y adolescentes; un logro que hoy protege de esta violencia a millones de ellas y ellos.

Esta historia es solo una de tantas que, muy seguramente, se pueden encontrar en las diversas experiencias de la evolución de los derechos de la niñez. Porque hubo un tiempo en que el mundo adulto tenía el derecho irrefutable de decidir la vida y muerte de las niñas y niños, tratarles como objetos y propiedad. Hoy esto no es así, gracias a que son personas reconocidas como dueñas de sus propios derechos y esto les provee de voluntad, capacidad de decisión y de una voz que debe ser escuchada. Cuando las niñas, niños y adolescentes viven sus derechos a través de la participación activa, se integra en su ser una energía potente que les convence de que son capaces de transformar la realidad, por adversa o compleja que parezca.

En un país democrático como el nuestro, las personas deben contar con oportunidades accesibles para decidir y tener una incidencia protagonista en las decisiones que toman los representantes populares, en todos los niveles de gobierno, en todos los ámbitos de interés, en todo el territorio nacional y para todas las personas, sin distinción de su edad o evolución biológica. Por lo tanto, las niñas, niños y adolescentes que se encuentran en nuestro país deben contar con una plataforma sólida que les permita ser parte de la vida democrática y decidir sobre el devenir del país, con la valía de ser quienes son ahora, y no quienes serán en el futuro.

México se encuentra hoy inmerso en el tiempo de tomar decisiones fundamentales, por eso en Save the Children hemos hecho un llamado para que todas las personas candidatas que contienden en 2024 por un cargo de elección popular, pongan en el centro de sus propuestas a la niñez, y sean considerados como una prioridad. Las organizaciones civiles tenemos la responsabilidad de facilitar que sus voces sean escuchadas por el mundo adulto, pero también tenemos el convencimiento de que las niñas, niños y adolescentes tienen la capacidad de expresar directamente lo que tienen que decir, y así lo han hecho en diversos mecanismos de participación convocados por OSC, instituciones gubernamentales y organismos públicos autónomos.

En cada consulta o espacio de expresión, las niñas, niños y adolescentes han dejado en claro cuáles son sus preocupaciones más significativas: la conservación del planeta y el cambio climático; las diversas violencias que les afectan terriblemente; el respeto a los animales; que en sus familias no falte el alimento; contar con servicios de salud apropiados y accesibles; el acoso sexual y la violencia en las calles; contar con escuelas y educación de calidad; tener espacios seguros para el juego; contar con acceso al agua potable; que los adultos les escuchen y les tomen en cuenta; que la discriminación no exista más en México.

Todos estos temas son de interés común entre la niñez y deben ser considerados en un proyecto de nación que ponga a las niñas y niños al centro, lo cual no solo cumple con el mandato del interés superior de la niñez que establece la Constitución Política de nuestro país, sino que asegura el camino de la verdadera transformación, donde se consolida la democracia para el presente y futuro del país, pero sobre todo se sientan las bases para el cambio cultural y de consciencia que tanto urge a nuestra sociedad, hacia una más pacífica y justa.

* José Miguel Macías Cruz es coordinador de Participación Pública y Política de la niñez de Save the Children México (@SaveChildrenMx).