Otros crímenes contra los derechos humanos que Arabia Saudí ha cometido en el pasado y que no han recibido tanta atención

La desaparición y muerte del periodista Jamal Khashoggi, crítico con el régimen saudí, ha sido un auténtico terremoto en todo el mundo. Numerosos países, entre los que se encuentran Alemania, Francia o Reino Unido, han exigido una investigación rigurosa sobre un asesinato del que cada vez se conocen más detalles macabros. La opinión pública internacional clama contra esta violación de los derechos humanos, mientras que el país de la península arábiga centra sus esfuerzos en evitar que el caso salpique al heredero al trono, Mohammed bin Salman.

Este escándalo ha provocado que diversos actores en el mundo planten cara por primera vez al rico estado asiático. Por ejemplo Alemania ha decidido suspender la venta de armamento hasta que se sepa qué ocurrió con Khashoggi, sin embargo, en el pasado Arabia Saudí cometió otras violaciones de los derechos humanos que no tuvieron tanta repercusión…

Jamal Khashoggi (AP Photo/Hasan Jamali, File)
Jamal Khashoggi (AP Photo/Hasan Jamali, File)

– Los bombardeos en la guerra de Yemen

El estado saudí es uno de los principales actores implicados en el conflicto en Yemen (desde el año 2015) y su intervención ha sido muy criticada por las organizaciones de derechos humanos. La guerra ha provocado una gran crisis humanitaria en la que el 75% de la población necesita ayuda urgente.

El conflicto se ha cebado especialmente con los niños, que sufren el cólera, la desnutrición y la falta de acceso a los servicios más básicos. En agosto de 2018 Unicef estimaba que habían muerto unos 2.400 en los tres últimos años.

Particularmente duros han sido los bombardeos de la coalición internacional liderada por Arabia Saudí, que han causado numerosas víctimas civiles. El bloqueo naval impuesto también ha provocado que el acceso a agua, comida y medicinas de la población sea prácticamente nulo. Al respecto, este informe de Human Rights Watch profundiza en las atrocidades del conflicto y señala la responsabilidad de la coalición en bombardeos indiscriminados contra la población.

– El encarcelamiento de activistas de los derechos humanos

Hace apenas unas semanas Canadá se enfrentó a Arabia Saudí a causa del encarcelamiento de activistas por los derechos humanos en el país, aunque la razón principal de la protesta canadiense tenía un nombre: Raif Badawi, condenado a 10 años de cárcel y a 1.000 latigazos por insultos al Islam. El caso, muy polémico y ampliamente documentado por distintas organizaciones, ha obtenido el silencio cómplice de la mayoría de democracias occidentales.

Solo los canadienses han ido más allá de las palabras, lo que ha provocado la suspensión de las transacciones comerciales entre ambos países. Pero Badawi solo es un nombre de los muchos que hay. Cualquier intento de disidencia suele convertirse en detenciones (algunas de las cuales se mantienen en secreto). En este 2018 han sido arrestadas decenas de activistas, la mayoría de las cuales hicieron campaña para que se permitiera a las mujeres conducir. También ha ido a la cárcel Samar Badawi, la hermana de Raif, por sus desafíos a las leyes restrictivas que rigen el país.

Protesta en París pidiendo la libertad de Raif y Samar Badawi (STEPHANE DE SAKUTIN/AFP/Getty Images).
Protesta en París pidiendo la libertad de Raif y Samar Badawi (STEPHANE DE SAKUTIN/AFP/Getty Images).

– Torturas y ejecuciones públicas

El sistema legal de Arabia Saudí se basa en la ley islámica, que impone duros castigos a las actividades delictivas. Algunos de los delitos (adulterio, drogas, renuncia al Islam) pueden llegar a ser castigados con la pena de muerte que se puede aplicar de formas diversas (lapidación, crucifixión, fusilamiento…).

Pese a que la información sobre estas ejecuciones suele conocerse con cuentagotas, lo cierto es que HRW documentó que en la primera mitad del 2018, 48 personas habían sido ejecutadas, la mitad de ellas por crímenes relacionados con drogas. Al respecto, Amnistía Internacional denuncia que el Gobierno no avisa a los familiares de los condenados de su ejecución inminente ni después de ella. La organización dice que los juicios son injustos y que se obtienen las confesiones gracias a la tortura.

Persecución al periodismo independiente

Arabia Saudí suele ocupar los puestos más bajos en los índices de libertad de prensa. Así, en el ranking anual de Reporteros sin Fronteras se sitúa está en la posición 169 (sobre 180), aunque la organización acaba de señalar tras el caso Khashoggi que para el 2019 estará en un lugar aún más bajo.

Además, del caso que ha revolucionado al mundo entero, Arabia Saudí también ha detenido en menos de un año a más de 15 periodistas. La organización señala que desde el nombramiento de Mohammed bin Salman como heredero el número de reporteros y blogueros que hay en las cárceles saudíes se ha duplicado, produciéndose la mayoría de los arrestos a finales de 2017. Así, la amenaza de encarcelamiento o la vergüenza de ser acusado de traición ha provocado que los periodistas en el país vivan en un clima de autocensura.

Mohammed bin Salman en una visita a España (AP Foto/Paul White, archivo).
Mohammed bin Salman en una visita a España (AP Foto/Paul White, archivo).

– Financiación del terrorismo

En numerosas ocasiones se ha hablado de la relación de Arabia Saudí con los atentados del 11-S en Estados Unidos. 15 de los 19 secuestradores de los aviones comerciales que se estrellaron contra diversos lugares eran de ese país y el complot fue orquestado por Osama bin Laden, cuya familia había tenido una relación muy cercana a la familia real saudí. Un informe de 2016 mostró que algunos de los secuestradores recibieron asistencia y apoyo financiero de personas relacionadas con el Gobierno del país, incluida la monarquía.