El otro referéndum en Ucrania que sí muestra lo que realmente quieren sus habitantes

Los más de siete meses de guerra en Ucrania han servido para constatar las dificultades del Ejército ruso para avanzar posiciones. El Kremlin se ha visto obligado a modificar varias veces su estrategia debido a los fracasos en el frente de batalla. Si al principio, Vladímir Putin intentó conquistar toda Ucrania y después se centró en el Donbás, ahora ha decidido anexionarse una serie de territorios ilegalmente.

La contraofensiva ucraniana ha provocado que el presidente ruso decida tomar medidas extremas, entre ellas, ordenar una movilización parcial en el país o convocar varios referéndums, sin ningún tipo de reconocimiento, en parte del territorio de Ucrania, que está parcialmente bajo su control. Tras la realización de esas supuestas consultas en Donetsk, Lugansk, Jersón y Zaporiyia, Rusia se ha anexionado esas regiones.

Ciudadanos de Ucrania votan en el referéndum de diciembre de 1991. Foto: AP Photo/Boris Yurchenko
Ciudadanos de Ucrania votan en el referéndum de diciembre de 1991. Foto: AP Photo/Boris Yurchenko

Una forma de intentar conseguir por la vía de los hechos consumados lo que no está logrando en el campo de batalla. Y es que las tropas ucranianas prosiguen sus avances por estos territorios ocupados, haciendo retroceder a los rusos.

En la memoria de muchos todavía está ese referéndum que se produjo hace más de 30 años y que sirve, de momento, como único termómetro real para conocer qué quieren los ucranianos. Frente a las consultas sesgadas de las autoridades rusas a estos terrenos incorporados, está el plebiscito del 1 de diciembre de 1991 en el que los ucranianos tuvieron que decidir si apoyaban la declaración de independencia de la Unión Soviética.

La consulta, vinculante, fue convocada después de que el Parlamento ucraniano aprobara el Acta de Independencia y sus resultados no dejan lugar a dudas. Votó el 84% de los votantes registrados y la independencia fue refrendada por una aplastante mayoría, un 90%.

Las 27 divisiones administrativas de Ucrania, esto es, 24 óblast, una república autónoma y dos ciudades con estatus especial, apoyaron de forma masiva esta medida. Y eso incluye no solo a Donetsk, Lugansk, Jersón y Zaporiyia, sino también a Crimea, península anexionada también por Putin en 2014.

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En el Donbás, esto es, Donetsk y Lugansk, el porcentaje favorable al sí se situó en el 83,9% y 83,8% respectivamente. En Jersón ascendió hasta el 90,1% y en Zaporiyia al 90,6%. Crimea sí quedó algo más rezagada, con el 54,1%, pero aun así también estuvo por encima de la mitad.

Es decir, la independencia de Ucrania y, por tanto, la pertenencia a este país de todos estos territorios está totalmente acreditada con un referéndum legal y aceptado. Y esas son, de momento, las únicas cifras que sirven.

La comunidad internacional reconoce la soberanía nacional y la integridad territorial de los países y Rusia, en ese contexto de guerra, pero no solo, se la está saltando de forma flagrante. Lo que parece claro es que cualquier salida de la guerra de Ucrania no pasa por el camino que se ha emprendido desde Moscú.

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