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Oposición venezolana reclama una victoria moral, pero sin estrategia para encarar a Maduro

Omar Barboza, presidente de la Asamblea Nacional venezolana y miembro del Frente Amplio Venezuela Libre, habla a periodistas un día después de las elecciones presidenciales en Caracas, Venezuela, 21 de mayo, 2018. REUTERS/Carlos Jasso - RC1B817D3840

Por Alexandra Ulmer y Leon Wietfeld

La oposición venezolana obtuvo una victoria moral tras la abstención masiva que empañó la reelección del presidente Nicolás Maduro el domingo, pero sin una estrategia clara para su objetivo de poner fin a dos décadas de "chavismo".

La coalición opositora llamó a boicotear las elecciones al considerar que no existían las condiciones para una votación justa. Las cifras oficiales mostraron una participación del 46 por ciento, pero los críticos dijeron que era mucho menor, en comparación con el 80 por ciento del 2013.

La oposición se atribuyó la victoria moral al subir en la red social Twitter fotos de los centros de votación vacíos y celebró la condena de Estados Unidos y sus aliados latinoamericanos contra las elecciones presidenciales.

Las irregularidades en la jornada electoral, como la presión sobre los trabajadores estatales para que apoyaran a Maduro y la promesa de pagar una bonificación para los que votaron, confirmó la decisión de la oposición de no votar, dijo a periodistas el presidente de la Asamblea Nacional, Omar Barboza.

Barboza agregó que ahora presionarán para ir a elecciones presidenciales justas a fines de año, una solicitud que podría no prosperar en un Consejo Nacional Electoral pro oficialista y con su presidenta, Tibisay Lucena, sancionada por la Unión Europea con restricciones de viaje y congelamiento de activos.

Cuando los periodistas le preguntaron que más planeaba la coalición, Barboza dijo que se anunciarían "otras actividades" y subrayó un "objetivo de cambio político a través de la vía constitucional". Pero muchos venezolanos creen que los rivales del mandatario izquierdista se quedaron sin opciones.

Los partidarios de la oposición se llenaron de optimismo cuando la coalición lograró la victoria en las elecciones legislativas de 2015. Pero la alegría duró poco después de que el Tribunal Supremo de Justicia, cercano al oficialismo, le quitara poderes al poder legislativo.

Cuando la oposición se organizó para pedir un referendo revocatorio contra Maduro en 2016, las autoridades lo anularon por supuestas irregularidades en la recolección de firmas.

Para muchos, hubo un punto de inflexión el año pasado, cuando la oposición movilizó a millones de venezolanos en cuatro meses de protestas en las que murieron unas 125 personas, pero las manifestaciones desaparecieron poco a poco sin ningún cambio significativo.

Más que el boicot convocado por los opositores, la apatía generalizada y la decepción con la oposición parecen haber mantenido a muchos venezolanos lejos de los colegios electorales el domingo.

La oposición tiene "pocas opciones para ejercer presión", dijo Risa Grais Targow, de la consultora de Eurasia Group. Con una población apática la reacción sería mínima, lo que "colocaría a Maduro en una posición más cómoda".

El Gobierno de Maduro ha dicho que la oposición ha fracasado repetidamente porque está liderada por una elite desconectada con sus seguidores y que prefiere luchar por migajas de poder que entender las necesidades de los venezolanos de a pie.

AYUDA EXTRANJERA

Exhaustos y decepcionados, muchos opositores de Maduro están emigrando a medida que las terribles dificultades hacen que en su patria sea cada vez más difícil vivir, lo que desgasta aún más su lucha contra Maduro.

Con las vías políticas aparentemente cerradas, algunos partidarios de la oposición descontentos piden soluciones más extremas: un levantamiento social, un golpe militar o incluso una intervención extranjera.

"El pueblo venezolano no tiene las armas como para poderlos combatir, intervención humanitaria es lo que toca", dijo Jarzenca Rodríguez, chofer de autobús de 42 años, mientras fumaba frente a un banco en Caracas.

Si bien esto sigue siendo una visión radical, algunos venezolanos están depositando sus esperanzas en una nueva serie de sanciones de Washington, la Unión Europea y otras naciones latinoamericanas.

Algunos piensan que la devastación económica podría poner al gobierno de Maduro de rodillas, privándolo del apoyo crucial de las fuerzas armadas y forzando una transición negociada.

Otros dicen que la oposición se pegó un tiro en el pie al anunciar el boicot y sellar efectivamente la victoria de Maduro.

"Estoy bastante molesto. Lo que sacó (Maduro) fueron casi 6 millones de votos. Si no hubieran llamado a la abstención, era fácil haber ganado si los que votaron fue el 50 por ciento del padrón electoral", dijo Jemar Farfán mientras leía un periódico en una plaza de Caracas.

Barboza aceptó el lunes que se habían cometido errores.

"No hemos fracasado, pero hemos cometido errores", dijo Barboza, un septuagenario de bajo perfil que, al igual que gran parte del liderazgo de la oposición, no ha logrado una conexión con los votantes.