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Opinión: ¿Qué pasaría si tuvieras pastillas para abortar en tu botiquín?

¿Qué pasaría si tuvieras pastillas para abortar en tu botiquín? (Marta Monteiro/The New York Times)
¿Qué pasaría si tuvieras pastillas para abortar en tu botiquín? (Marta Monteiro/The New York Times)

LOS MÉDICOS NECESITAN BUSCAR CÓMO ADAPTARSE A ESTA ERA DE MENOR ACCESO AL ABORTO.

En 2018, la organización sin fines lucro con sede en Austria Aid Access comenzó a ofrecer un nuevo servicio a las estadounidenses: por primera vez, las mujeres embarazadas podrían obtener píldoras para abortar por correo, con una receta de un médico autorizado, sin que fuera necesario acudir a una clínica. Durante años, la fundadora del grupo, Rebecca Gomperts, ha llevado a cabo un trabajo similar en otros países. Pero a medida que el derecho al aborto se iba erosionando por las legislaturas controladas por los republicanos, Gomperts se encontró con una avalancha de solicitudes en Estados Unidos y decidió actuar.

Tres años después, los derechos al aborto en Estados Unidos se encuentran amenazados como nunca antes y el destino de la jurisprudencia que sentó el caso Roe contra Wade yace en manos de los magistrados de la Corte Suprema nombrados por Donald Trump. En respuesta, Aid Access incorporó un servicio que ofrece un posible camino para que los médicos se adapten al cambiante panorama del aborto y aborden su función como proveedores de un medicamento que causa tensiones políticas: recetar píldoras abortivas por anticipado, para tenerlas a la mano en caso de un embarazo no deseado en el futuro.

El aborto con medicamentos, aprobado por primera vez por la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA, por su sigla en inglés) en el año 2000, consiste de un régimen de dos fármacos compuesto por mifepristona y misoprostol, y se está convirtiendo cada vez más en el método más utilizado para poner fin a un embarazo temprano, dado que representa más de la mitad de todos los abortos que se practicaron en Estados Unidos en 2017.

A su vez, esto ha hecho posible que las pacientes puedan tener acceso al aborto mediante la telemedicina, en la cual un proveedor de atención médica supervisa el uso de píldoras abortivas a través de videoconferencias o una plataforma de mensajería segura. La demanda de abortos por telemedicina ha crecido en la última década, y de manera considerable durante la pandemia de coronavirus. No obstante, esa creciente popularidad viene acompañada de una reacción negativa. Varios estados prohibieron la práctica de los abortos por telemedicina y están restringiendo el acceso al aborto con medicamentos.

Uno de los estados más recientes en hacerlo es Texas, donde el proyecto de ley 8 del Senado, que declara ilegales casi todos los abortos en el estado, entró en vigor el 1.º de septiembre. Esta ley se enfrenta a varios recursos de impugnación, incluido uno del gobierno del presidente Joe Biden. Pero incluso si el proyecto de ley 8 del Senado logra anularse, los abortos con medicamentos después de las siete semanas de embarazo seguirán estando prohibidos en Texas debido a otra ley antiaborto que el estado aprobó el mes pasado (misma que ha recibido mucha menos atención) y que se espera que entre en vigor el 2 de diciembre.

Durante los días posteriores a la entrada en vigor del proyecto de ley 8 del Senado, cuando las tejanas cruzaron las fronteras del estado para abortar después del límite de seis semanas impuesto por la ley, Aid Access comenzó a emitir recetas anticipadas de píldoras abortivas, primero a personas de Texas y ahora de todos los estados.

El suministro anticipado de medicamentos con receta no es una práctica nueva. Desde hace mucho tiempo, los médicos recetan medicamentos antes de que se necesiten, sobre todo a fin de prepararse para una posible emergencia. A los niños con alergias graves se les receta por adelantado EpiPens y suelen recetarse antibióticos de manera rutinaria para el autotratamiento de la diarrea del viajero, además de que se invita a todos los estadounidenses a llevar consigo y aprender a administrar naloxona, un medicamento que puede revertir de manera provisional los efectos de una sobredosis de opiáceos.

Además, existe un precedente en materia de salud reproductiva para la receta anticipada: la anticoncepción de emergencia, también conocida como píldora del día siguiente o Plan B. En 2001, varios años antes de que la FDA aprobara la venta sin receta del Plan B, el Colegio Americano de Obstetras y Ginecólogos (ACOG, por su sigla en inglés) trató de sortear la oposición política a la medida, e instó a sus 40.000 miembros a ofrecer a sus pacientes recetas anticipadas durante las visitas ginecológicas de rutina.

“Si la mayoría de las mujeres tuvieran un anticonceptivo de emergencia en su botiquín, o una receta para comprarlo, podríamos ayudar a reducir a la mitad la tasa de embarazos no deseados en Estados Unidos”, afirmó Thomas F. Purdon, entonces presidente de la ACOG , durante la reunión clínica anual del grupo en Chicago. “Los ginecólogos — de hecho, todos los médicos de atención primaria— pueden ayudar a que eso ocurra”. Y, en efecto, el suministro anticipado de anticonceptivos de emergencia pronto se volvió una práctica habitual.

El acceso a la mifepristona, uno de los fármacos que se utilizan en un aborto con medicamentos, ha estado sujeto a tensiones políticas desde su aprobación hace más de 20 años. La mifepristona está regulada bajo lo que se denomina estrategia de evaluación y mitigación de riesgos, o REMS (por sus sigla en inglés), una designación que suele reservarse a los medicamentos que conllevan un alto riesgo para la seguridad del paciente. Como tal, solo puede suministrarse en clínicas, consultas médicas y hospitales; solo por, o bajo la supervisión de, un médico especialmente certificado para ello u otro proveedor médico; y solo a pacientes que hayan firmado un acuerdo de paciente aprobado por la FDA.

Durante años, los expertos en salud reproductiva han insistido en que se eliminen de manera permanente los requisitos de acceso a la mifepristona, con el argumento de que no hay razones de seguridad para que una paciente obtenga las píldoras en el consultorio médico cuando sea probable que las tome, y aborte ya en su casa. La norma supone una carga en particular grande para las mujeres de bajos ingresos, que pueden tener dificultades para llegar a una clínica de abortos, y para las que se encuentran en zonas con acceso limitado a proveedores de abortos.

En abril, la FDA declaró que durante la duración de la pandemia, dejaría de exigir el requisito de que la mifepristona se distribuyera en una clínica. Eso sentó las bases para que empresas emergentes dedicadas a la telemedicina como Hey Jane en Nueva York, California y Washington; Choix en California e Illinois; Just the Pill en Minnesota y Montana; y Abortion on Demand en muchos otros estados puedan enviar por correo los medicamentos abortivos a las pacientes luego de una consulta remota.

Sin embargo, en los 19 estados que exigen la presencia de un médico para administrar la mifepristona, Aid Access sigue siendo la única opción para practicarse un aborto con medicamentos (que la paciente recibe por correo) bajo supervisión médica. Gomperts ve en línea a pacientes desde su consultorio en Austria, emite una receta y da indicaciones sobre cómo solicitar las píldoras a una farmacia en India, un proceso que suele tomar hasta tres semanas. El costo, que incluye el envío, es de 110 dólares. A las pacientes que no pueden pagar ese monto se les pide pagar lo que puedan.

Aunque, en la mayoría de los casos, es ilegal importar medicamentos, la FDA no suele perseguir a los individuos que compran medicamentos en línea para uso personal. Y aunque unos cuantos estados —Carolina del Sur, Oklahoma, Idaho y Nevada— penalizan de manera explícita el aborto autoadministrado, Texas no prohíbe terminar el embarazo propio, y el proyecto de ley 8 del Senado exime a las pacientes que abortan en el estado de ser demandadas (las personas de cualquier estado que busquen asesoría jurídica sobre estas cuestiones pueden consultar la línea directa que dirige el grupo If/When/How).

Sin embargo, aún más importante que el acceso al aborto con medicamentos que ofrece Aid Access puede ser la estrategia que Gomperts muestra a los proveedores de atención médica en Estados Unidos. De hecho, algunos expertos en derechos reproductivos sostienen que los profesionales sanitarios estadounidenses no solo pueden seguir su ejemplo y recetar píldoras abortivas de manera anticipada, sino que tienen la responsabilidad de hacerlo, ya que solo sería una manera de ayudar a las pacientes a acceder a la atención médica, pero podría ser algo significativo.

“Lo que les digo a los médicos es que, si creen que se debería poder tener acceso a un aborto cuando se quiera y las pacientes pueden practicarse un aborto temprano de manera segura mediante el uso de píldoras, entonces deben entender que está en sus manos hacer que eso pase”, comentó Francine Coeytaux, cofundadora del grupo de proelección Plan C, que ha trabajado para crear conciencia sobre la seguridad del aborto autoadministrado y para educar a la gente sobre cómo adquirir las píldoras abortivas en línea. “Creo que muchos de ellos se están dando cuenta ahora de que pueden hacerlo: que es legal y está dentro de su ámbito de actuación”, agregó.

Algunos expertos advierten que las juntas médicas estatales podrían considerar que recetar medicamentos abortivos de manera anticipada no cumple con las normas de la práctica. Pero otros argumentan que solo constituiría un uso no indicado de un fármaco (un uso distinto al aprobado) lo cual es común en la medicina.

“Parece que sería muy razonable recetar los medicamentos por adelantado y e insistir en que las pacientes llamen al médico antes de tomarlos”, comentó Daniel Grossman, profesor de Obstetricia y Ginecología de la Universidad de California en San Francisco, cuya investigación demostró que ese servicio tiene una extensa demanda. “Creo que tiene sentido para las personas que viven en lugares donde no hay acceso a la atención o donde hay un estrecho margen de tiempo para conseguirla”, agregó.

El año pasado, Grossman y sus colegas de la Universidad de California en San Francisco tenían planeado realizar un estudio con la finalidad de demostrar la seguridad y eficacia del suministro anticipado de píldoras abortivas, pero la FDA del gobierno de Trump se negó a aprobarlo.

A pesar de ello, él y otros señalan abundantes pruebas en apoyo de la estrategia seguida en el curso de la pandemia. Eso incluye los hallazgos de un estudio que compara miles de abortos con medicamentos en el Reino Unido antes y después de que el gobierno comenzó a permitir que los profesionales de la salud suministraran los abortos con medicamentos de manera remota, con el envío de píldoras por correo a los hogares de las pacientes. El estudio, encabezado por Abigail Aiken de la Universidad de Texas en Austin, encontró que los dos grupos pudieron completar sus abortos en tasas igualmente altas, y que las complicaciones importantes se registraron ambos grupos con tasas bajas muy parecidas.

“Creo que los médicos tienen la obligación de poner a disposición píldoras de manera anticipada, sobre todo cuando saben que habrá obstáculos cuando se necesite ese procedimiento”, afirmó Gomperts. “La receta anticipada sigue significando que el médico es el responsable. No son de venta libre, que es el objetivo final. Pero es un paso más. Y permite a las mujeres embarazadas tomar los medicamentos en el momento en el que su prueba de embarazo es positiva”.

Este artículo apareció originalmente en The New York Times.

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