Opinión: el papa Francisco, el anti-Trump de nuestra era

WASHINGTON.- Hace siglos, la cristiandad estaba acostumbrada a la periódica aparición de "antipapas", clérigos que ya fuese por convicción espiritual o por maquinaciones políticas, desafiaban al pontífice elegido, reclamando para sí el trono vaticano. A veces, contaban con el respaldo de un reino de la época, y por lo general, muchos hombres perdían la vida a causa de la disputa.

En nuestro contexto más secular y globalizado, quien ostenta un poder semejante es la figura máxima de la Casa Blanca, y no de la Santa Sede. Y en la era de Donald Trump , los candidatos a rivalizar con el presidente norteamericano son numerosos y de lo más variados: basta pensar en líderes del mundo libre, como la canciller alemana, Angela Merkel, o la carismática primera ministra de Nueva Zelanda, Jacinda Ardern, por no mencionar a sus opositores geopolíticos, como el presidente chino, Xi Jinping.

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¿Y el propio papa Francisco? Durante le mandato de Trump, pocos han mostrado una imagen más contrastante con la del presidente norteamericano que el Papa, el exarzobispo de Buenos Aires que tiene una predilección jesuita por la justicia social y los derechos de los pobres y los marginados. De hecho, ya han tenido encontronazos: en 2016, Francisco llegó a decir que Trump "no es cristiano", por su retórica contra los inmigrantes y su deseo de construir muros entre países.

En ese momento, Trump se enfureció, calificó esos comentarios de "desafortunados" y le hizo a Francisco una oscura advertencia: que cuando los terroristas islámicos atacaran el Vaticano, el Papa lamentaría no haber respaldado su presidencia.

El año siguiente, Francisco cuestionó que Trump dijese ser "pro-vida" mientras tomaba medidas que separaban a las familias de inmigrantes y de solicitantes de asilo. En la audiencia a solas que mantuvieron en 2017, Francisco le regaló a Trump una copia de su tratado sobre la protección del medio ambiente y el reconocimiento del cambio climático, pero con eso no logró disuadir al mandatario norteamericano de retirar a su país del Acuerdo de París 2015 ni de seguir socavando todo esfuerzo internacional para disminuir la emisión de gases de efecto invernadero.

Advertencias

Los contrastes abundan. En la ceremonia del Jueves Santo de 2016, el Papa lavó los pies de solicitantes de asilo musulmanes, mientras Trump sigue agitando el cuco de la amenaza islámica y ha prohibido la inmigración proveniente de varios países mayoritariamente musulmanes. Recientemente, Francisco publicó una encíclica donde advierte contra los "nacionalismos cerrados, exasperados, resentidos y agresivos", cuando la política nacionalista de Trump suele distinguirse precisamente por ser cerrada y exasperada, muchas veces agresiva y de un profundo resentimiento. El Papa también ha comparado el capitalismo contemporáneo con "la adoración del antiguo becerro de oro, que ha encontrado una versión nueva y despiadada en el fetichismo del dinero", mientras que Trump, con sus mansiones doradas y su imperio montado sobre deudas, es el gran acólito de ese culto.

Y esta semana Francisco volvió a ocupar los titulares con la sorprendente revelación de que parece apoyar la unión civil entre homosexuales. "Las personas homosexuales tienen derecho a estar en una familia, son hijos de Dios", dice Francisco en un nuevo documental. "No se puede echar de una familia a nadie, ni hacerle la vida imposible por eso. Lo que tenemos que hacer es una ley de convivencia civil, tienen derecho a estar cubiertos legalmente".

Algunos periodistas cuestionan la novedad de esas afirmaciones y dicen que en realidad podrían proceder de una entrevista anterior, de 2019, con una emisora mexicana. Los observadores vaticanos también señalan que la posición de Francisco sobre la unión civil no es particularmente novedosa ni radical. Insisten que el Papa difícilmente sea defensor del matrimonio del mismo sexo, y recuerdan que sigue presidiendo una institución que carga con el peso de su pasado, incluyendo un sinfín de acusaciones de abuso sexual y encubrimiento que hasta salpican el papado.

Pero su declaración sobre la unión civil viene a subrayar el espíritu inclusivo de su visión del mundo, que le ha ganado el encono de los conservadores en el seno de la Iglesia Católica.

Steve Bannon, exasesor de Trump, intentó cortejar a algunos de ellos durante sus aventuras en Europa de los últimos años. En una entrevista de 2019, Bannon declaró que el Papa estaba "completamente equivocado" y, según los informes, también aconsejó a los políticos de la extrema derecha de Italia que consideren a Francisco como "el enemigo".

Por su parte, Trump se alió con un bando que también está mal predispuesto con el Papa. "El presidente ha alineado su campaña por la reelección con un rincón orgullosamente revanchista de la Iglesia y desconocido para la mayoría de los católicos estadounidenses, incluso para aquellos que se oponen rotundamente al aborto", escribió esta semana Tish Durkin en The Atlantic. "Por sus posiciones sobre las mujeres, los homosexuales, los musulmanes, la inmigración, el socialismo y el cambio climático, esa facción están mucho más cerca de los evangélicos blancos pro-Trump que de los católicos progresistas, a quienes directamente ni siquiera consideran católicos".

"Algunos de los críticos más furibundos del Papa, como Carlo Maria Viganò, el exnuncio de la Santa Sede en Washington que en 2018 lanzó un ataque inusitado contra Francisco, han manifestado su apoyo a Trump, quien incluso ha respaldado por Twitter las controvertidas teorías conspirativas del arzobispo italiano sobre una 'iglesia profunda' habitada por los 'hijos de las tinieblas'," escribió David Gardner en el Financial Times.

Las opiniones del Papa, agrega Gardner, encajan mucho más con el catolicismo del adversario de Trump, el candidato presidencial demócrata Joe Biden. Y la verdad que sorprende. Carolyn Woo, expresidenta de Catholic Relief Services y copresidenta de Católicos por Biden, dice que la prioridad incondicional del Papa por "la dignidad de las personas" se refleja en la política de centro izquierda predicada por los demócratas.

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"En términos generales, la plataforma demócrata es esta: hay que ayudar al que lo necesite, esté donde esté. Tenemos que proteger sus derechos, tenemos que ayudarles a prosperar", dice Woo.

The Washington Post

Traducción de Jaime Arrambide