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OPINIÓN: DeSantis es una mala noticia para los migrantes

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El gobernador de Florida Ron DeSantis. (Associated Press)

El gobernador de Florida Ron DeSantis formalizó que competirá por la candidatura republicana en las elecciones presidenciales de 2024. Hoy en día es sin duda el principal oponente de Donald Trump y, si gana esa candidatura, con respecto a Biden tiene algunas ventajas competitivas como el hecho de ser sensiblemente más joven con apenas 44 años. No se gana una elección por ser joven, pero sí se pierde por ser viejo. Es decir, DeSantis sí tiene una oportunidad de ser el próximo presidente de Estados Unidos.

 

Una condición necesaria (aunque no suficiente) para ganar la candidatura republicana y eventualmente la elección presidencial, es ganar el llamado voto duro de los republicanos que es, entre otras cosas, conservador y antiinmigrante. Hoy ese voto está con Donald Trump, pero su candidatura se complica y esos votantes quieren un candidato ganador. Por muchas razones entre las que destacan la edad y los problemas legales de Trump, es probable que en una primera etapa vean más esa característica en DeSantis.

 

Por eso, como un guiño a los republicanos duros y conservadores, antes de lanzar su candidatura promovió varias legislaciones ideológicamente cercanas a lo que hoy es la base de Trump. Una de esas leyes tiene que ver con el combate a la migración indocumentada en la que de paso culpa a Biden por no hacer lo suficiente para controlarla y se refiere al proceso como “la crisis de Biden en la frontera”, como si él la hubiera generado y la promociona como la “legislación antiinmigración ilegal más dura de Estados Unidos”. Probablemente lo sea.

 

La legislación estatal en cuestión (SB1718) ataca aspectos que en la cotidianidad de la vida de los migrantes sí pueden resultarles muy perjudiciales. Otros estados podrían seguir su ejemplo y a diferencia del gobierno federal o de Trump no ataca las políticas en la frontera o el papel que juega México en donde además no tendría atribuciones, sino que apunta a hacerles la vida imposible. Cierto, por el momento solo es Florida, pero ya sabemos que el mal ejemplo cunde y el efecto de algo así en estados como Texas o Arizona o peor aún en todo el país, sería de graves consecuencias.

 

Por ejemplo, obliga a los empleadores con más de 25 empleados a que verifiquen su elegibilidad mediante el sistema E-Verify y contempla suspenderles la licencia si contratan indocumentados. Los acabaran contratando claro, porque los necesitan, pero eso aumenta la vulnerabilidad de los migrantes.

 

Prohíbe que esos migrantes tengan acceso a un documento de identidad, a cualquiera, lo cual limita el acceso al sistema bancario, de salud o educativo, no solo del migrante sino de sus familias y obliga a los hospitales a cobrarles sus servicios, lo cual derivaría en que se les niegue la atención. Desconoce licencias de conducir que con frecuencia obtienen los indocumentados en otros estados y que les permiten conducir a sus trabajos. Esto afecta de manera considerable a muchos de ellos que trabajan en la construcción, jardinería o servicios de mantenimiento a los que no se puede llegar usando el transporte público.

 

En síntesis, ni les deja trabajar, ni les permite acceder a servicios básicos. Sí es una muy mala legislación y tiene una lógica que es muy peligrosa. La mayoría de las estrategias, sobre todo las recientes, estaban dirigidas a no dejarlos entrar (muros, guardias nacionales, etc.) y si entraban, a sacarlos rápido (Título 42, 8, deportaciones, regresos voluntarios, etc.). Pero una vez que el migrante libraba esos filtros podía vivir relativamente tranquilo, o al menos con acceso a lo básico (trabajo, escuela, salud, conducir, sistema bancario). Este tipo de legislaciones como la promovida por DeSantis están orientadas a no dejarlos estar, a hacerles la vida imposible, a ellos y a sus familias y eso es mucho más delicado.

 

AMLO ya anunció que pedirá a los latinos que no voten por DeSantis. No le harán mucho caso. Ignora que en Florida ese grupo poblacional es mayoritariamente de origen caribeño y enemigo de regímenes como el cubano que AMLO tanto admira y apoya. Por el contrario, el contraste con Trump al ser DeSantis un conservador católico (tiene un tío que es sacerdote y una tía que es monja), que enaltece los valores familiares, no ofende a los latinos y no fanfarronea, puede resultar atractivo para los votantes hispanos.

 

Como los colaboradores de AMLO se sienten en competencia permanente por ver quién es el que mejor interpreta y multiplica sus ocurrencias, ya Marcelo Ebrard anunció reuniones de mexicanos en Estados Unidos para delinear acciones contra las medidas que impulsen los republicanos en materia de migración y no dude usted que algún diputado promueva romper con Estados Unidos si DeSantis resulta electo o que algún gobernador mexicano organice una marcha con ataúdes que lleven el nombre del gobernador de Florida. Tan pintorescos como inútiles.

 

Es apenas el principio y las cosas pueden cambiar considerablemente, pero las posiciones de DeSantis tienen un potencial de riesgo mucho mayor que habrá que tomar más en serio.

 

Jorge Santibáñez es presidente de Mexa Institute

TW:@mexainstitute

 

 

 

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Este artículo fue publicado por primera vez en Los Angeles Times en Español.