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Opinión| “…En el café de la mañana, la canción de la semana”

“…Y me muero por tenerte junto a mí / Cerca, muy cerca de mí, no separarme de ti / Y es que eres mi existencia, mi sentir / Eres mi luna y eres mi sol, eres mi noche de amor…” En medio y abrazado por el COVID-19 murió Armando Manzanero Canché, radicó varios años en esta gran ciudad. Además de ser un personaje de fama internacional es eje del romanticismo actual. Una de las 200 mil muertes que no debieron ocurrir en un país democrático donde las políticas públicas debieran ser alma de vida compartida. Heredó al pueblo, al que él si entendió, canciones y arreglos musicales que han conmovido el discurso del corazón. “…Contigo aprendí / Que existen nuevas y mejores emociones / Contigo aprendí / A conocer un mundo nuevo de ilusiones…” Para conocerlo es preciso acudir a la especulación filosófica, a los impactos en su vida cultural y social, impulsó una generación romántica y una manera de entender la música desde la cultura y la creatividad.

“… Amanecer / Y ver tu rostro sonreír / Es un placer / Un privilegio para mí / Buscar la luz / En el fulgor de tu mirar / Es despertar con el amor…” Su romanticismo se identifica con el ambiente intelectual del tiempo que lo formó en medio del “milagro mexicano”. Su imaginación prolija de versos sencillos reprodujo la cotidianidad, su cultura abreva de Yucatán, espacio en la que notas musicales vuelan como hojas desprendidas de sus ramas, también la musicalidad cubana. “Te extraño / Cuando la aurora comienza a dar colores / Con tus virtudes, con todos tus errores / Por lo que quieras, no sé, pero te extraño…” El Maestro Manzanero va más allá en la calidad de su producción artística, en sus creaciones se asoma el pensamiento de hermanos Schlegel, con autores de la escuela romántica, Ludwig Tieck, Friedrich Von Hardenberg, (Novalis), Friedrich Schleiermacher, Friedrich W. Schelling… pensadores que, sin duda, contribuyeron en la detonación de las ideas románticas. Ellos fijaron el concepto romántico en la cultura.

“…Soy tan feliz / Pues sigues siendo de mi vida la fragancia / En nuestro amor, nunca ha existido la distancia / Que Dios te guarde por hacerme tan feliz…” El espíritu musical de los siglos XIX y XX invadió las atmósferas bohemias entre poetas, literatos, escultores, cantores, pintores… de una manera intensa temas comunes del sentir del pueblo y sus esperanzas, una suerte de hilatura y deshilado de muchos temas y diversas artes. “…Cuando camino por la calle / Y del brazo vas conmigo / Me vuelves loco / Y cuando siento el sonido de tu risa / Que me vende tu alegría / Me vuelves loco…” Estos gustos embriagaron a coetáneos y contemporáneos, el gusto por el amor y sus circunstancias, vivencias, sentimientos, padecimientos, pasión por confundir la decisión con él sentimiento, encantos, desencantos, alegrías, tristezas, pasado, futuro, esperanza, desesperanza…, se mostraron en las producciones musicales que lograron la transformación del culto del sentimiento y del individualismo en temas poéticos típicos del Romanticismo. “…Esperaré / a que vayas por donde voy / a que tu alma me des como yo te la doy / esperaré / a que aprendas de noche a soñar / a que de pronto me quieras besar…” Este es el crisol, la fuerza que abreva el Maestro Manzanero que con su música impulsa un carácter cultural a nuestra sociedad. Sus canciones juegan en los ambientes románticos un ejercicio estético en ruta al faro ético que posibilita la convivencia y el encuentro interior.

Con sus propuestas recrea valores de una sociedad híper-comunicada, con referentes subrayados en tecnologías, siempre con buen gusto estético, valores, derechos a soñar, imaginar, decidir caminos en el ditirambo de la vida. “…Por debajo de la mesa / acaricio tu rodilla / y bebo sorbo a sorbo / tu mirada angelical / y respiro de tu boca / esa flor de maravilla / las alondras del deseo / cantan, vuelan, vienen, van…” Nos toma la mano y nos lleva a vivencias de ideas románticas de nuestra organización personal y social, una comunicación educativa que nos anima a construir identidades que nos gustaría ser, no lo que somos desde los impulsos culturales de la responsabilidad del Estado, del mercado, de la vida cultural.

Manzanero propone un nuevo formato comunicativo del romanticismo, es preciso revisar su obra desde una visión epistemológica, con especial método de estudio de la música popular. No solo el dominio de un instrumento y la poesía, sino desde su condición de hombre creativo, arquitecto musical, un artista esencialmente. “… Hoy el sol me dijo que tu amor era mi error, que no me has dado ni cariño, ni calor, que solo hiciste más grande mi dolor…”