La ONU confía en que la reunión del 5+5 desbloqueará el conflicto libio

Trípoli, 20 oct (EFE).- La ONU espera que la reunión del Consejo Militar libio 5+5, que se celebra en Ginebra tras meses de bloqueo, sirva para recuperar el diálogo político bilateral al más alto nivel, obstruido desde el malogrado proceso de Sjirat en 2015.

La reunión, en la que se sientan responsables militares del Gobierno de Acuerdo Nacional sostenido por la ONU en Trípoli (GNA) y del Ejecutivo no reconocido en el este, que tutela el mariscal Jalifa Hafter, arrancó el lunes en la ciudad helvética en presencia de la jefa de la misión especial de Naciones Unidas (UNSMIL), Stephanie Williams, quien dirige un intento de entendimiento que tratan de condicionar Turquía y Rusia.

"Creemos que existen muchas opciones de éxito. Se ha producido una ventana de oportunidad que debemos aprovechar" para pacificar un conflicto que ha segado ya la vida de más de 8.000 personas, explicó hoy a Efe la UNSMIL.

"El encuentro preliminar de Hurgada (ciudad egipcia) rompió un bloqueo que duraba meses y ahora esperamos que permita recuperar el diálogo político", agregó.

La cita en el balneario del Mar Rojo permitió apaciguar la tensión en la línea del frente, establecida en el eje que forman la ciudad costera de Sirte y el oasis de Al Jufrah, principal base avanzada de Hafter.

Y reabrir las conexiones tanto terrestres como aéreas, incluida la reanudación de los vuelos directos entre Trípoli y Bengasi, capital del este.

NO AL DIÁLOGO CON HAFTER

Pese a estos avances, las reticencias a entablar un diálogo directo parecen aún firmes, en especial entre los diferentes líderes militares asociados al GNA, contrarios a negociar con Hafter.

Al tiempo que arrancaba el encuentro en Ginebra, generales al mando de las milicias que componen la alianza "Volcán de la Ira" se reunían en Trípoli con Jaled al Mishri, presidente del Consejo Supremo de Estado, una suerte de Senado no electo formado tras el proceso de Sjirat.

Fuentes próximas a la reunión aseguraron a Efe que a la cita acudieron el influyente comandante Osama Al Juwiali, jefe de la sala de operaciones conjunta, y el responsable de la región militar de Trípoli, general Abdelbasit Marwan, entre otros líderes milicianos.

"Todos reiteraron su demanda de negociar con Hafter", a quien consideran un criminal de guerra, explicó la fuente que, por razones de seguridad, prefirió no ser identificada.

La negativa del mariscal a renunciar a su condición de jefe del antiguo Ejército Nacional Libio (LNA), que le concedió el Parlamento electo en Tobruk, y la inflexibilidad de Trípoli en este punto fueron una de las principales razones del fracaso en Sjirat y planean de nuevo como amenaza sobre el actual proceso.

Expertos locales y extranjeros advierten que desde entonces la influencia y el poder de Hafter se ha afianzado en Libia, tanto en el terreno militar como en el político, lo que hace "muy difícil cualquier tipo de solución que no incluya al mariscal", al que respaldan Egipto, Emiratos Árabes Unidos y Rusia.

En 2017 el presidente francés, Enmanuel Macron, le invito al Eliseo, maniobra que apuntaló su posición política como líder del este.

Un año después, y tras consolidar su control del golfo de Sirte, perla de la industria petrolera libia, lanzó una ofensiva militar apoyada por mercenarios rusos que le permitió dominar el sur y asediar Trípoli, de donde hubo retirarse en mayo debido a la intervención de Turquía, principal apoyo del GNA.

LA AMBICIÓN TURCA

La reunión del 5+5 en Suiza coincidió también, este lunes, con una visita del jefe del Estado Mayor de las fuerzas adscritas al GNA, Mohamad Al Haddad, a Ankara, donde estudió junto al ministro turco de Defensa, Hulusi Akar, vías concretas para estrechar aún más la cooperación militar iniciada a principios de año.

En enero pasado, el Gobierno turco de Recep Tayeb Erdogan, envió a Trípoli decenas de oficiales del Ejército y miles de mercenarios extranjeros, en su gran mayoría salafistas sirios, para ayudar al GNA a repeler el avance de Hafter hacia la capital.

La intervención permitió a Turquía radicarse en la gran base aérea de Al Watiya, próxima de la frontera con Túnez, e incrementar su influencia política y militar sobre el conflicto libio.

Ankara, que negocia en paralelo con Moscú, con quien comparte intereses en Libia pese a apoyar a gobiernos rivales, refuerza su ascendencia en la crisis libia con la firma de dos acuerdos con el GNA que han variado la hoja de ruta diseñada en febrero en la Conferencia de Berlín, y que condicionan el nuevo esfuerzo de la ONU para, uno, la explotación petrolera y, dos, la formación de las milicias que pretenden ser el futuro Ejército libio.

(c) Agencia EFE