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“Ojalá pudiera volver el tiempo atrás”: el rugbier más complicado se quebró en llanto y dijo que “las disculpas no alcanzan”

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Minutos antes de finalizar la jornada de alegatos en el juicio por el crimen de Fernando Báez Sosa, los ocho acusados tomaron la palabra y pidieron perdón a la familia de la víctima. Máximo Thomsen, uno de los jóvenes más complicados en la causa, rompió en llanto y manifestó ante el tribunal que “las disculpas no alcanzan”.

“Primero que nada quiero pedir disculpas a la familia y a todas las personas afectadas, jamás hubiera pensado que iba a pasar algo así. Me lastima muchísimo. Sé que aveces las disculpas no alcanzan, ojalá pudiera volver el tiempo atrás, pero no nos queda otra que pedir disculpas”, expresó Thomsen al quebrarse en llanto.

Uno por uno siguieron los imputados con el micrófono, todos con palabras de disculpas. El primero en tomar la palabra fue Lucas Pertossi. “Quería pedir disculpas a la familia de Fernando por todo lo causado”, dijo. “Estoy muy arrepentido”, agregó.

Enzo Comelli, por su parte, dijo: “Quiero pedir disculpas a la familia de Fernando [Báez Sosa] y a todas las personas afectadas por este hecho aberrante”. “Mis sinceras disculpas a todos los involucrados”, enfatizó.

Por su parte, Blas Cinalli también se disculpó con los padres de Fernando y agregó: “Es algo que duele muchísimo hasta el día de hoy”.

El abogado defensor de los ocho imputados por el crimen de Fernando Báez Sosa, Hugo Tomei, expuso hoy sus fundamentos en la segunda jornada de alegatos.

Justamente en una de las exposición de la jornada fue que Máximo Thomsen se quebró en llanto, previo a su pedido de disculpas posterior.

“Nunca hubo un plan para matar, no hubo dolo”, sostuvo Tomei y rechazó las calificaciones de “asesinos” vertidas por los acusadores sobre los imputados en el marco de los alegatos de ayer. “Se habló mucho de Máximo Thomsen. El líder, el monstruo... Lo cierto es que esa pisada que le corresponde a la suela de su zapatilla no había lastimado la boca, la encía, las piezas dentarias, los labios... Entonces, ¿cuál es la entidad de esa patada para hablar de dolo? Y si no hay dolo, no hay caso, porque el caso fue presentado como homicidio cometido con premeditación y alevosía”, dijo el letrado. En ese contexto, Thomsen comenzó a llorar.

En otro momento, el defensor insistió: “No está el dolo. La Fiscalía lo puso en una patada en la cabeza. Me preguntaba si patear la cabeza significa la intención de muerte sin analizar el contenido del golpe. No es una patada en la cabeza, es una patada en la cabeza donde el perito no pudo determinar cuál de los golpes causó la muerte”.