El obispo nicaragüense recuerda la agresión sufrida de mano de "turbas" sandinistas

Managua, 9 jul (EFE).- El obispo nicaragüense Silvio Báez recordó este sábado la agresión física que sufrieron varios religiosos hace cuatro años en una basílica en la ciudad de Diriamba, en el Pacífico, por parte de "turbas" sandinistas en el marco de la crisis sociopolítica que vive Nicaragua.

"Hoy hace cuatro años, el 9 de julio de 2018, al día siguiente de la masacre de Carazo (provincia), después de llegar para liberar a las personas que se refugiaban en la Basílica San Sebastián, obispos y sacerdotes fuimos agredidos por turbas y paramilitares del régimen" de Daniel Ortega en Diriamba, dijo a través de Twitter Báez, obispo auxiliar de Managua.

El obispo, quien se encuentra fuera de Nicaragua desde hace 39 meses por decisión del papa Francisco por motivos de seguridad, fue uno de los religiosos agredidos ese día, junto al cardenal nicaragüense Leopoldo Brenes y el exnuncio apostólico en Managua Stanislaw Waldemar Sommertag, entre otros.

La agresión física contra los religiosos fue ejecutada por un grupo parapolicial afín al Gobierno del presidente Daniel Ortega, entre ellos algunos que cubrieron sus rostros con capuchas, así como por simpatizantes sandinistas.

Tras esos sucesos, la Conferencia Episcopal de Nicaragua, que servía como mediadora y testigo de un diálogo nacional, suspendió las mesas de trabajo creadas con las que se pretendía superar la crisis en el país.

¿QUE PASÓ HACE CUATRO AÑOS?

El lunes 9 de julio de 2018, un grupo de parapolicías irrumpió violentamente en la basílica de San Sebastián, donde agredieron a varios obispos y periodistas, entre ellos el exnuncio apostólico, el cardenal Brenes y el obispo Báez.

La agresión ocurrió cuando los obispos viajaron a Diriamba, situada 42 kilómetros al sur de Managua, para liberar a un grupo de enfermeros y misioneros franciscanos sitiados por los parapolicías en el templo.

La situación se presentó después de que una delegación de la Iglesia católica, acompañada por la Asociación Nicaragüense Pro Derechos Humanos (ANPHD), entró en la plaza central de Diriamba, cuya basílica estaba rodeada por unos 200 encapuchados parapolicías, así como decenas de policías fuertemente armados y algunos de ellos también con los rostros tapados.

Efe pudo constatar entonces que cuando la delegación eclesiástica llegó al lugar los agentes uniformados desaparecieron para dar paso a centenares de encapuchados civiles y simpatizantes del presidente Ortega.

"Lo recuerdo con mucho dolor", comentó también en Twitter el sacerdote nicaragüense exiliado Edwin Román, otro de los agredidos, al rememorar esos sucesos.

El cardenal Brenes, también Arzobispo de Managua y que sigue en el país, explicó en su momento que fueron "a las parroquias no para hacer violencia, sino para consolar a nuestros sacerdotes, para acompañarlos en el sufrimiento, sin embargo, hemos recibido esa agresión y todos hemos sufrido por Cristo".

Nicaragua atraviesa una crisis política y social desde abril de 2018, que ha dejado centenares de muertos en protestas populares tildadas de intento de golpe de Estado por Ortega, que lleva 15 años y 5 meses consecutivos en el poder, en medio de denuncias de autoritarismo y fraude electoral.

(c) Agencia EFE