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Los nurdles: la contaminación más tóxica de la que no has oído hablar

Plastic sample jars. The ORV Alguita returns to Long beach after four months at sea sampling the waters of the great Pacific garbage patch' in the North Pacific Subtropical Gyre (NPSG). The Algalita Marine Research Foundation has been studying and educating the public about the effects of oceanic micro-plastic pollution on the ocean's ecosystem and marine life for over ten years. Long Beach, California, USA. (Photo by: Citizen of the Planet/Education Images/Universal Images Group via Getty Images)
(Photo by: Citizen of the Planet/Education Images/Universal Images Group via Getty Images)

Resulta sorprendente, pero es la realidad: una de las mayores amenazas para nuestros océanos, una sustancia que en caso de accidente puede causar daños irreparables, apenas es conocida por el público general. Para la mayor parte de nosotros, el término "nurdle" no significa nada, pero para nuestros ecosistemas puede ser la peor noticia posible.

¿Qué son los nurdles de los que hablamos? Son pequeñas "bolitas" de plástico, precursores industriales de otros plásticos. Es decir, es la forma que adquiere el plástico antes de que se procese y termine en su forma definitiva. Y ahí está el problema: en que son estructuras de plástico de pequeño tamaño, que se transportan a lo largo y ancho de todo el planeta para generar sustancias plásticas.

¿Por qué eso es un problema? Bien, todos sabemos que los accidentes ocurren. Y en el transporte marítimo, igual que en cualquier otra parte. Si no fuese así, no habría vertidos de crudo en ningún océano del planeta. Por eso, los nurdles son un problema en caso de accidente.

Pero es que la cosa es aún más complicada. Según las leyes marítimas, que son iguales en la práctica totalidad del planeta, los nurdles no son sustancias peligrosas. A pesar de que en caso de vertido sea casi imposible controlar dónde van a acabar estas pequeñas bolitas de plástico, no se considera que sean sustancias con las que haya que llevar un control especial.

Que en caso de vertido, el problema no está tanto en que no se sepa dónde pueden acabar, esto sólo complica las cosas. El problema es doble: primero, que la fauna confunde estos nurdles con comida, y ya sabemos que comer microplásticos no es una gran idea. Pero es que la cosa se complica porque los nurdles actúan como "esponjas de contaminación"

Para entender esto, tenemos que entrar un poco en cuestiones de química. Muchos de los contaminantes y toxinas que se encuentran en los mares y océanos son sustancias hidrófobas. Es decir, sustancias que por su estructura química repelen el agua, y tienden a asociarse con otras sustancias del mismo tipo. Y ¿qué sustancias son también hidrófobas? Los plásticos. Así, las toxinas y contaminantes acaban concentrándose sobre la superficie de los nurdles, y cuando la fauna confunde estas estructuras con comida, reciben una dosis muy alta de toxinas.

Si encima recordamos que, en caso de vertido, es casi imposible controlar o prever dónde van a acabar los nurdles, nos hacemos una idea del problema que suponen.

Visto así, podemos entender el peligro. Pero ¿de qué serviría que se considerase a los nurdles como sustancias peligrosas para su transporte? Si se hiciese así, obligaría a que se transportasen de manera más segura. Para empezar, no podrían ir en cubierta, lo que dificultaría los vertidos. Además, tendrían que ir en contenedores especiales reforzados para que fuesen protegidos. El etiquetado también debería ser mucho más preciso, lo que ayudaría en caso de accidente para saber cómo gestionarlo.

A parte, obligaría a crear y a que se respetasen protocolos específicos de actuación, que tendrían en cuenta las particularidades de estas sustancias tan dañinas, con lo que el impacto de un vertido se reduciría.

A raíz de un vertido de este tipo de contaminantes en Sri Lanka, se está luchando para modificar su consideración y que entren en la categoría de sustancias peligrosas. Esperemos que sea así a no mucho tardar

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