Nuevo México: niño murió en un ritual de exorcismo y la familia creía que “regresaría como Jesús” para dirigir ataques

La muerte de un niño de tres años durante un “ritual de exorcismo” y su inhumación clandestina es una de las nuevas y escalofriantes revelaciones en torno al notorio caso del campamento improvisado en Alma, Nuevo México, donde según las autoridades 11 menores de edad eran entrenados para atacar escuelas y eran mantenidos en condiciones infrahumanas de desnutrición e insalubridad.

Vista del complejo ubicado en el estado de Nuevo México, el 4 de agosto de 2018, donde la policía detuvo a dos “extremistas” y rescató a 11 once niños secuestrados/AP.
Vista del complejo ubicado en el estado de Nuevo México, el 4 de agosto de 2018, donde la policía detuvo a dos “extremistas” y rescató a 11 once niños secuestrados/AP.

De acuerdo a los fiscales del caso, el menor fallecido sería el niño Abdul-Ghani, quien había sido arrebatado de su madre y secuestrado en diciembre pasado en Georgia por su propio padre y principal acusado en el caso, Siraj Ibn Wahhaj, de 39 años.

En realidad, los cinco adultos y todos los menores que vivían en ese campamento precario en Nuevo México, los 11 sobrevivientes más el niño que murió, eran familiares. Residieron allí por varios meses, hasta que el pasado 3 de agosto una intervención policial rescató a los menores.

Siraj Wahhaj, el principal acusado en un caso de abuso de 11 menores que vivían en condiciones infrahumanas en un campamento en Nuevo México. Además, se afirma que entrenaba allí a los niños para cometer atentados y que su propio hijo, al que habría secuesrado meses antes, murió en el lugar durante un
Siraj Wahhaj, el principal acusado en un caso de abuso de 11 menores que vivían en condiciones infrahumanas en un campamento en Nuevo México. Además, se afirma que entrenaba allí a los niños para cometer atentados y que su propio hijo, al que habría secuesrado meses antes, murió en el lugar durante un “ritual de exorcismo”. (AP)

Según la agencia Reuters, el menor murió durante un ritual de exorcismo para “sacarle los espíritus demoniacos”, aunque no se ha demostrado si esa práctica tuvo conexión directa con el fallecimiento del niño, que al parecer padecía discapacidades.

La defensa de Wahhaj y los otros cuatro adultos acusados (un hombre y tres mujeres, todos familiares consanguíneos o por matrimonio) ha señalado que la fiscalía pretende criminalizar a sus defendidos por ser afroamericanos de fe musulmana, pues si “hubiesen sido blancos y cristianos, nadie se habría consternado con la idea de sanar con la fe o de orar sobre un cuerpo y tocarlo y citar las escrituras”. Pero como los detenidos son musulmanes afroamericanos, se afirma, esa práctica religiosa es presentada como “algo malvado”.

Según testimonios, uno de los adultos detenidos incluso le dijo a uno de los 11 menores, un adolescente de 15 años, que el niño fallecido volvería a la tierra “como Jesús” para dirigir ataques violentos de ese grupo en contra “del sistema financiero, las autoridades policiales y el sistema educativo”. De acuerdo a CNN, se les dijo a esos 11 menores que quienes no creyeran ese mensaje se les mataría o detendría “hasta que creyeran” en él.

E incluso se ha mencionado que la presencia del grupo en ese campamento se habría iniciado porque la familia creyó que una de las acusadas había recibido un mensaje divino, a través del ángel Gabriel, para viajar a Nuevo México y continuar allí con los rituales para “expulsar a los demonios” del niño Abdul-Ghani, y “preparar su retorno como Jesús”.

El menor requería, en realidad, atención médica y cuidados constantes y se ha mencionado que Wahhaj, tras volver de un viaje a Arabia Saudita en octubre del año pasado, quiso suspenderle los medicamentos a hijo y, en cambio, practicarle los rituales de expulsión de demonios y sanación.

En todo caso, la mención a ese “ritual de exorcismo” y las acusaciones de que los menores eran entrenados en el uso de armas y adoctrinados con referencias al martirio fueron presentadas por los fiscales para mostrar ante la corte la peligrosidad para la comunidad de los detenidos y que la jueza del caso les negara la libertad bajo fianza.

Uno de los espacios del campamento improvisado en Amalia, Nuevo México, donde fueron hallados 11 menores, en condiciones severas de desnutrición e insalubridad, y los restos de un niño de tres años. (AP)
Uno de los espacios del campamento improvisado en Amalia, Nuevo México, donde fueron hallados 11 menores, en condiciones severas de desnutrición e insalubridad, y los restos de un niño de tres años. (AP)

Con todo, la magistrada no quedó, de acuerdo a Reuters, muy convencida de tal peligro y les fijó a cada uno una fianza de 20,000 dólares. Cuatro de ellos deberán portar un brazalete electrónico para identificar su ubicación y prevenir que dejen el área del Condado Taos, Nuevo México, donde se lleva su caso. Todos enfrentan casos de abuso contra los 11 menores, pero aún no se habrían presentado cargos por la muerte del niño, pues se espera aún su plena identificación y la confirmación de las causas de su fallecimiento. Wahhaj sí era buscado por el secuestro de su hijo.

Por lo pronto, los 11 menores rescatados se encuentran bajo custodia de las autoridades. El cuerpo del menor fallecido fue hallado, tras la redada en el campamento, envuelto en tela y plástico dentro de un túnel en el lugar. Armas y blancos para practicar el tiro fueron también encontrados allí, según indicó The Washington Post.

Aunque no se han realizado alegaciones que lo vinculen al caso, la familia acusada en Nuevo México es notoria por su relación con el imam Siraj Wahhaj, padre del acusado del mismo nombre y de dos de las personas adultas detenidas y abuelo de nueve de los menores. Se trata de un controversial religioso musulmán de Nueva York que, según CNN, ha sido ligado con el caso del ataque con bombas contra el World Trade Center de Nueva York en 1993, pero no lo han acusado. Wahhaj padre, con todo, ha dicho que fue él quien informó a la policía de la ubicación del notorio campamento, lo que habría luego catalizado la incursión policial en el lugar y el descubrimiento de lo que allí sucedía.

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