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Lo estamos enfocando mal: las nuevas variantes son más contagiosas, pero también resultarán más letales

Las nuevas variantes del virus SARS-Cov-2 son más contagiosas... pero también resultan más letales
Las nuevas variantes del virus SARS-Cov-2 son más contagiosas... pero también resultan más letales

Hace un año se anunciaba la primera muerte en Wuhan, China, causada por un extraño y nuevo virus que desplegaba en los pacientes los efectos de una fuerte neumonía. Han pasado doce meses desde aquel comunicado, y hoy el mundo se acerca a los dos millones de fallecidos por COVID-19. Durante este tiempo la pandemia ha pasado por diferentes fases. La primera ola nos cogió desprevenidos entre dudas y confusión sobre las medidas más acertadas, en verano la segunda ola volvió a sorprendernos por no ser capaces de reforzar los sistemas sanitarios e implantar una estructura eficaz de rastreo para detectar y aislar los rebrotes, y en estos momentos nos encontramos en plena tercera ola con las nuevas variantes del coronavirus como protagonistas principales.

Los virus mutan, lo hacen constantemente y, durante estos meses, el SARS-CoV-2 no ha sido menos. El proyecto Nextstrain, una colaboración entre investigadores de Estados Unidos y Suiza, ha seguido y analizado la filogenética detrás de los diferentes brotes de coronavirus desde sus inicios con el clado 19A, hasta los más recientes detectados como el clado 20G o el clado 20H/501.Y.V2.

En la actualidad nuestro mayor adversario es el linaje B.1.1.7, un grupo filogenético que ha conseguido transmitirse rápidamente desde el sureste de Inglaterra y que, desde su detección en septiembre de 2020, se ha convertido en la variante más preocupante ya que los modelos de genética de poblaciones apuntan a que se propaga un 56% más rápido que otros linajes. De este linaje se han desarrollado diferentes variantes que popularmente se conocen como variante inglesa, sudafricana, e incluso japonesa. Un estudio del Imperial College de Londres afirma que las nuevas variantes elevan el número R (que representa el número de personas promedio a las que una persona infectada puede contagiar) en entre 0,4 y 0,7.

Y aquí llega el gran error: estamos presentado estas variantes del coronavirus como “más contagiosas”, aclarando siempre que “no son más letales”… y eso no es del todo cierto. La realidad es que su mayor propagación también las hace mucho más peligrosas.

Filogenia y diferentes clados del virus SARS-CoV-2 desde el inicio de la pandemia | Nextstrain
Filogenia y diferentes clados del virus SARS-CoV-2 desde el inicio de la pandemia | Nextstrain

Durante el último mes hemos considerado que estas nuevas variantes simplemente se propagan más rápido, pero que mantienen su peligrosidad, es decir “son más contagiosas, pero no son más letales”. No estamos enfocando bien el problema, la realidad es que una variante más letal del coronavirus sería mejor que estas variantes más contagiosas.

Hace solo unos días, el epidemiólogo y matemático Adam Kucharski demostraba, de manera clara y didáctica, por qué una variante del SARS-CoV-2 que fuese un 50% más transmisible sería, en general, un problema mucho mayor que una variante que fuese un 50% más mortal.

“Supongamos que con el R = 1,1 actual, el riesgo de muerte por infección es del 0,8%, el tiempo de generación es de 6 días y 10.000 personas infectadas (plausible para muchas ciudades europeas recientemente). Con este presupuesto esperaríamos 10000 x 1.1 ^ 5 x 0.8% = 129 nuevas muertes eventuales después de un mes de propagación.

  • ¿Qué sucede si el riesgo de muerte aumenta en un 50%? Según lo anterior, esperaríamos 10000 x 1.1 ^ 5 x (0.8% x 1.5) = 193 nuevas muertes.

  • Ahora supongamos que aumentamos la transmisibilidad en un 50%. Según lo anterior, esperaríamos 10000 x (1,1 x 1,5) ^ 5 x 0,8% = 978 nuevas muertes eventuales después de un mes de propagación”.

Esto es solo un ejemplo ilustrativo, explica Kucharski, pero el mensaje clave queda claro: un aumento en algo que crece exponencialmente (es decir, la transmisión) puede tener mucho más efecto que el mismo aumento proporcional en algo que solo escala un resultado. Además, con variantes más contagiosas del virus nuestros centros de salud soportarán una presión mayor, haciendo que esa letalidad termine incrementándose a la larga.

Todo ello sin olvidar que, cuantas más personas se encuentren contagiadas mayor probabilidad existe de que las nuevas variantes evolucionen, muten y terminen haciendo menos eficaces nuestras actuales vacunas. Aún quedan muchos meses para alcanzar la deseada inmunidad de grupo con las vacunas, y una excesiva propagación del coronavirus podría terminar consiguiendo que las actuales vacunas no sirvan para nuevas variantes.

Datos mundiales de contagiados y fallecidos en el mundo
Datos mundiales de contagiados y fallecidos en el mundo

Ayer lunes, el director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias del Ministerio de Sanidad Fernando Simón informaba que las nuevas variantes (más contagiosas) tan solo han tenido un impacto marginal en España durante estas navidades. Sin embargo, nadie, ni siquiera Fernando Simón, puede descartar que estas variantes entren en nuestro país y campen a sus anchas dentro de unos días, semanas o meses.

Nos encontramos en el punto más delicado y grave de la pandemia. El pasado fin de semana, España sumó 61.422 casos confirmados de COVID-198, la cifra más alta en un fin de semana desde que se inició la pandemia. Se unen los factores más peligrosos en el peor momento posible y no podemos volver a enfocar mal el problema:

  • Enfrentamos una tercera ola con variantes del virus más contagiosas pero también más mortales.

  • Nuestro sistema sanitario (y nuestro personal sanitario) se encuentra saturado y cansado. Esto puede hacer que el mismo virus resulte más letal.

  • Muchos se han confiado durante estas navidades y la curva ya está disparada.

Durante la rueda de prensa de ayer, Fernando Simón sí dejó una frase importante: “la evolución de la pandemia en España no cambiará por esa nueva cepa, si cambia, cambiará por culpa de nuestro comportamiento". Más allá de la obligación exigida a las autoridades e instituciones públicas, los próximos meses van a depender en gran parte de que seamos conscientes de en qué situaciones estamos, de nuestra responsabilidad y de nuestra capacidad para mantener las medidas de seguridad que ya conocemos.

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