En el norte de Argentina, la cocaína llega desde Bolivia

Filas de camiones semirremolques provenientes de Bolivia hacen fila en el pueblo argentino Salvador Mazza para pasar el control fronterizo, pero los pasos ilegales son numerosos y transforman la zona en la principal puerta de entrada de la cocaína andina en Argentina. A los traficantes no les cuesta demasiado evitar los puestos fronterizos oficiales. En Salvador Mazza, sobre la ruta que une Bolivia y Chile, los vehículos pasan por un escáner y un agente aduanero escudriña su pantalla en búsqueda de estupefacientes. Pero basta con alejarse un poco para empezar a ver pistas de tierra, también sin vigilancia, que la unen a la ciudad boliviana de Yacuiba. "Es imposible competir con los narcotraficantes, más numerosos y bien equipados. Arrestamos a argentinos, bolivianos y colombianos pero también letones, estonianos, búlgaros y húngaros, estadounidenses, belgas y franceses", se lamenta el juez federal Raúl Reynoso, en su despacho de Orán, ciudad argentina de 250.000 habitantes, donde se acumulan centenares de causas. Cocaína líquida en botellas de mayonesa o cocaína ennegrecida, solidificada y acondicionada en bolsas de carbón de madera, los cargamentos provenientes de Bolivia pasan en un flujo continuo frente a gendarmes subequipados. De día, los narcotraficantes sueltan la droga desde pequeños aviones que pueden cargar hasta media tonelada. Envían las coordenadas de GPS del lugar donde la arrojan a sus cómplices en tierra, que recuperan la mercadería en zonas aisladas. Pero por lo general, los delincuentes no necesitan tanto ingenio: entre Bermejo (Bolivia) y Aguas Blancas (Argentina), las embarcaciones atraviesan sin controles y en pleno día, el limítrofe río Bermejo, no muy lejos del puesto fronterizo. - Los colombianos desembarcan - Unos 600 kilos de cocaína líquida han sido descubiertos recientemente, mezclada con aceite en un compartimento especialmente preparado de un camión. Argentina es ante todo un país de tránsito, pero en los últimos años han aparecido muchas "cocinas" (laboratorios clandestinos). El extenso país sudamericano es un terreno favorable porque el gobierno no está en condiciones de vigilar sus 10.000 km de fronteras y sus 5.000 km de costas, en tanto la corrupción es importante en el seno de las fuerzas del orden. Los cultivos de cannabis aparecieron en el noroeste del país, pero el clima de la zona no favorece el crecimiento de la coca. El kilo de cocaína cuesta unos 4.800 dólares en Bolivia, su precio se duplica apenas ingresa a Argentina y puede alcanzar 69.100 dólares en Europa. En Argentina, dicen que el mal viene de Bolivia. "Sólo somos un país de tránsito", retruca el coronel René Goméz, comandante de una unidad antidroga de Bolivia, considerada el tercer productor mundial de coca y de cocaína detrás de Perú y Colombia. Dos toneladas y media de cocaína son incautadas en promedio cada año, un magro botín comparado con el resto de América latina. - Violencia aumenta con tráfico - Otro juez federal, Jorge Luis Villada, se preocupa por la reciente llegada de colombianos en la región de Salvador Mazza: "¿Qué hacen acá? Son demasiados en una zona donde no hay trabajo. Están desembarcando", observa. Según un experto en narcotráfico que pidió no ser identificado, los colombianos son "muy apreciados por su 'know-how' y son reclutados en calidad de expertos químicos del mismo modo que expresidentes dan conferencias". "El esquema clásico es un argentino en la vidriera, un boliviano para pasar la droga y un colombiano para hacer funcionar el laboratorio", detalló. La mayoría de la cocaína producida en la Cordillera de los Andes es enviada directamente hacia Estados Unidos pero en los años 2000 hubo un "cambio de ruta" pasando por el Cono Sur, señala el juez Reynoso.Una vez pasada la frontera boliviano-argentina, la droga se encamina hacia los múltiples puertos de la costa Atlántica. Viajan luego en buques porta-contenedores, tanques u otros navíos, hacia Africa, Europa o Estados Unidos.La violencia aumenta al ritmo del crecimiento del tráfico, desde Salvador Mazza al puerto agroindustrial de Rosario y en la periferia de Buenos Aires.Las bandas rivales de narcotraficantes saldan sus diferencias con sicarios."La diferencia con México sólo es cuantitativa", advierte el juez Reynoso. En Argentina, aún estamos a tiempo de actuar".