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La noche amarga que nació mi amor por la Argentina, el “trágico héroe” Maradona y la confianza en Messi

Fans de la selección argentina en Dacca, Bangladesh, festejan el triunfo sobre Polonia en la Copa Mundial de Qatar. (Photo by Munir uz zaman / AFP)
Fans de la selección argentina en Dacca, Bangladesh, festejan el triunfo sobre Polonia en la Copa Mundial de Qatar. (Photo by Munir uz zaman / AFP) - Créditos: @MUNIR UZ ZAMAN

Khorshed Alam, el autor de esta columna, es un académico bangladesí, profesor asociado del Departamento de Comunicación Masiva y Periodismo de la Universidad de Dacca, y profesor asistente en la Universidad de Mississippi.

OXFORD, Mississippi.- Jamás olvidaré la final de la Copa del Mundo de 1990 en Italia. Tenía apenas 10 años. Era de noche, llovía y todo mi barrio se había reunido en el aula más grande de la secundaria Nasir Kot, en Hajiganj, para ver el partido en una televisión de solo 24 pulgadas. Mis recuerdos de esa jornada son amargos. Mis familiares y vecinos alentaron con euforia a Diego Armando Maradona y lloraron cuando la selección albiceleste perdió con un penal para Alemania cerca del final del partido.

No había duda entonces de que la Copa había sido arrebatada de la Argentina. Luego, en Bangladesh circulaba con fuerza una teoría conspirativa de que el equipo de Carlos Bilardo había sido víctima de un robo.

Jurgen Klinsmann y Diego Maradona en la final de la Copa del Mundo jugada en Roma en 1990. (Photo by RENARD eric/Corbis via Getty Images)
Jurgen Klinsmann y Diego Maradona en la final de la Copa del Mundo jugada en Roma en 1990. (Photo by RENARD eric/Corbis via Getty Images) - Créditos: @RENARD eric

Esa noche lúgubre y lluviosa, sin embargo, nació mi amor por Maradona, “el trágico héroe” de quien llevé una foto por años en mi llavero.

También circularon diversas teorías de por qué surgió esta misteriosa pasión de Bangladesh por la selección argentina. Las razones son múltiples, pero todo comenzó en la década del 80. Ese año llegó la televisión a color a Bangladesh. Rápidamente se popularizó entre la sociedad y los bangladesíes accedieron por primera vez a ver los partidos de fútbol internacionales desde sus hogares o desde las escuelas.

Ese fenómeno coincidió con la Copa del Mundo de 1986, en la que Maradona hizo el famoso gol con la mano contra los ingleses.

Diego Maradona, en el llamado gol de la “Mano de Dios” contra Inglaterra en duelo de los cuartos de final del Mundial de 1986, en Ciudad de México. (AP Foto/El Grafico, archivo)
Diego Maradona, en el llamado gol de la “Mano de Dios” contra Inglaterra en duelo de los cuartos de final del Mundial de 1986, en Ciudad de México. (AP Foto/El Grafico, archivo)

Bangladesh, una excolonia británica que se había independizado de Pakistán hacía tan solo 15 años, celebró el gol como propio. Fue como una venganza de los antiguos colonos de la región de Bengala.

En la Copa en México, la Argentina era el candidato más oportuno para los bangladesíes en varios sentidos. Era un equipo fuerte, ya había ganado el Mundial del 78, y había luchado contra los ingleses por las Malvinas, por lo que generaba mucha empatía en Bangladesh.

Maradona era la máxima expresión del sentimiento antiimperialista. Su alineación con personajes como Hugo Chávez, en Venezuela, y Fidel Castro, en Cuba, no hizo más que aumentar el apoyo de la antigua colonia británica. Era el anti-establishment.

Diego Armando Maradona junto al presidente cubano Fidel Castro, antes de grabar el programa de televisión de Maradona "La noche de los 10" en La Habana, el 27 de octubre de 2005
Diego Armando Maradona junto al presidente cubano Fidel Castro, antes de grabar el programa de televisión de Maradona "La noche de los 10" en La Habana, el 27 de octubre de 2005 - Créditos: @ISMAEL FRANCISCO GONZALEZ

La contracara de Maradona era Pelé, quien, a pesar de también cultivar una importante hinchada en Bangladesh, no generaba tanta afinidad porque estaba vinculado a la FIFA presidida por el brasileño João Havelange y al establishment.

El mercado en torno a Maradona y a la selección argentina experimentó un boom en los años consiguientes en Bangladesh, uno de los países más densamente poblados y vulnerables al cambio climático del mundo. Hay cientos de tiendas que venden la camiseta de la selección albiceleste, banderas -incluso la bandera argentina más larga del mundo- y posters de los ídolos argentinos.

Con los años, no obstante, la imagen del “trágico héroe”, con todas sus controversias, fue decayendo para ser reemplazada por un nuevo ídolo. Lionel Messi acaparó el corazón de los bangladesíes. Era un nuevo hombre en el que podíamos confiar.

La práctica de Messi en Dacca
Messi, en una práctica con la selección argentina en Dacca, la capital de Bangladesh, en 2011

Todo el mundo ama a Messi. Incluso los que no quieren a la Argentina, como los hinchas bangladesíes que simpatizan con Brasil, apoyan a Messi.

Aunque en Bangladesh el kabaddi y el cricket son los principales deportes, el fútbol es muy popular y despierta fuertes emociones. De hecho, ha habido violentos enfrentamientos entre hinchas bangladesíes “brasileños” y bangladesíes “argentinos” en el último tiempo. Las personas en Bangladesh son muy pasionales.

El hecho de que la selección bangladesí no sea muy buena -nunca clasificó a un Mundial- alienta el fanatismo por los equipos de otros países. Nadie piensa que la selección bangladesí será alguna vez tan buena como la argentina o la brasileña. Es casi imposible.