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No, eso no se tira ahí

Durante esta semana ha tenido mucha presencia en las redes sociales la amarga queja de un pescador de Badalona, harto de encontrar toneladas de toallitas húmedas doméstica en las aguas donde solía faenar. El artículo, escrito por José Luis Gallego en El Diario, iba directamente a la raíz del problema y se titulaba: “Hasta las narices de las toallitas húmedas”.

La situación se ha convertido en un serio problema y hasta los trabajadores del sector de tratamientos residuales de aguas confiesan que están desbordados. Lo más destacable de la noticia es el desconocimiento que como usuarios manifestamos a diario y la excesiva confianza que depositamos en las indicaciones, muchas veces erróneas y otras directamente falsas, que brindan los fabricantes.

Por ello es importante recordar que las toallitas húmedas no se deben tirar jamás al inodoro. Nunca, incluso si en el envase el fabricante las anuncia como “biodegradables”. Porque esa palabra en la etiqueta puede tener más de marketing que de ecología y sobre todo porque, incluso si es realmente biodegradable, nunca indican cuánto tiempo necesita para su disolución, algo que en la mayoría de los casos será superior al proceso de tratado de agua.

En las últimas décadas han existido numerosas campañas sociales de concienciación sobre la necesidad de reciclar. Mucho esfuerzo y dinero se ha destinado a intentar enseñar a la sociedad cómo se deben tratar los envases de vidrio, de plástico, etc… Estas campañas han tenido muy buena acogida y quizá sea momento de realizar otra similar dirigida a proteger nuestros ríos y mares enseñando a la población qué es lo que no se debe arrojar nunca al inodoro.

Preservativos: Como te puedes imaginar los condones se diseñan pensando en ser impermeables, esa es su utilidad. Están fabricados principalmente a partir de latex y es un material que no se degrada con el agua.

Compresas y tampones: En general nunca debes de arrojar al inodoro nada que contenga algodón, ni siquiera pequeñas toallitas desmaquilladoras, trocitos del botiquín… Al igual que las célebres toallitas estos productos de higiene íntima son los principales responsables del colapso de las centrales de aguas residuales y de tus propias cañerías.

Medicamentos. Al igual que las pilas, los envases de vidrio o de plástico, los medicamentos caducados se deben reciclar y jamás deben arrojarse al WC puesto que su contenido se disolverá y tarde o temprano terminará llegando a nuestras aguas.

Las depuradoras han reportado la presencia en el agua de cantidades preocupantes de medicamentos como ibuprofeno, codeína, ansiolíticos e incluso drogas como la cocaína o la heroína que pueden resultar peligrosas.

Si tienes medicamentos caducados, es muy fácil acercarse a una farmacia y entregarlos allí para su correcto tratamiento.

Aceites y grasas. El célebre refrán “como agua y aceite” es muy visual y nos puede servir para entender fácilmente el problema. Estos aceites entre los que se incluyen los de consumo humano o los utilizados para otros procesos en el coche o en el hogar, son extremadamente difíciles de tratar y además suelen formar pegotes y grumos de grasa en las cañerías haciendo que desprendan malos olores.

Lejías, desinfectantes, detergentes. En general cualquier producto químico utilizado para la limpieza y desinfección del hogar. Al igual que con las toallitas húmedas, no importa que el fabricante indique que son biodegradables puesto que ese proceso es lento y en la mayoría de las ocasiones necesitará más tiempo del que necesitan para llegar a nuestros ríos. Especial mención merece la lejía o el amoniaco puesto que su presencia en el agua es tóxica e incluso puede resultar mortal.

En general deberíamos recordar que, tal y como indicaba el pescador cansado de recoger toallitas en Badalona, nuestro inodoro no es un basurero. El ciclo del agua terminará devolviéndonos lo que arrojemos en ella.