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Nicaragüenses celebran a San Jerónimo sin procesión y vigilados por policías

Masaya (Nicaragua,) 30 sep (EFE).- Las fiestas patronales en honor a San Jerónimo en la ciudad de Masaya (Pacífico), y que son las más extensas de Nicaragua, se celebraron este viernes en medio de roces entre el Gobierno de Daniel Ortega y la Iglesia católica y sin que la imagen saliera a las calles.

La tradicional celebración en honor a San Jerónimo en Masaya, que suele ser multitudinaria, estuvo marcada hoy por la presencia de cientos de agentes policiales, incluyendo miembros de operaciones especiales y antidisturbios, que se acantonaron alrededor de la parroquia que acoge a la imagen del santo, según constató Efe.

La Policía Nacional, que dirige Francisco Díaz, consuegro del presidente Ortega, prohibió las procesiones en honor a San Jerónimo, patrono de la ciudad, conocida como la "Cuna del Folclore", alegando razones de seguridad pública.

Masaya, ubicada a 28 kilómetros al suroeste de la capital, es un antiguo bastión sandinista que se rebeló contra el Gobierno del presidente Ortega en abril de 2018 en el marco de unas manifestaciones antigubernamentales que estallaron por unas controvertidas reformas a la seguridad social, y que luego se convirtieron en una exigencia de renuncia del mandatario debido a que respondió a la fuerza.

Los católicos se acercaron este viernes a la parroquia San Jerónimo, aunque en una cantidad menor a la del pasado día 20, cuando la imagen del venerado católico fue vestida, literalmente, para las fiestas, y que también estuvo rodeada y vigilada por cientos de policías.

Durante la homilía de hoy, el padre Bismark Conde citó pasajes de la vida de San Jerónimo, y resaltó que este vivió en la ignorancia, hasta que "encontró la verdad en la lectura de la palabra de Dios".

Conde, al igual que el párroco José Antonio Espinoza, expresaron además su apoyo al cardenal Leopoldo Brenes, quien suspendió su visita a Masaya por estar en las honras fúnebres de su madre, Lilliam Solórzano.

DIÓCESIS EVITÓ CONFRONTACIÓN

Tal como la Arquidiócesis de Managua había solicitado, los fieles católicos no extendieron la celebración más allá del interior del templo de Masaya, para evitar confrontaciones con la Policía Nacional.

Los sacerdotes de Masaya felicitaron a los creyentes por su participación en la celebración, "pero también por su obediencia a la Iglesia", e insistieron en que los fieles llevaran sus oraciones y su fe "desde los hogares", ante las restricciones policiales.

Dichas restricciones no aplicaron para las celebraciones denominadas "paganas" en conmemoración de San Jerónimo, entre estas los "topes de toros", en los que un grupo de estos animales son liberados en medio de la multitud, con resultados que a veces son sangrientos, y la hípica o desfile de caballos.

A pesar de las restricciones, los creyentes católicos de Masaya se acercaron a la parroquia de San Jerónimo, hasta bailar al son de filarmónicas sin importar la presencia de los policías, quienes no reaccionaron.

Los bailes en las calles aledañas al templo fueron acompañados con consignas como: ¡Viva San Jerónimo doctor! ¡Viva nuestro Santo Patrono! ¡Viva San Miguel Arcángel! ¡Viva la Iglesia!, o ¡Cristo ayer, Cristo hoy, Cristo siempre!

IGLESIA-ESTADO: UN AÑO CONVULSO

Hace dos días, Ortega, un antiguo guerrillero marxista que ahora se define como católico, arremetió contra la Iglesia católica que dirige el papa Francisco, la acusó de no practicar la democracia, y de ser una "dictadura" y una "tiranía perfecta".

La suspensión de las procesiones católicas forman parte de los capítulos más reciente de un último año especialmente convulso para la Iglesia católica de Nicaragua con el Gobierno de Ortega, quien ha tildado de "golpistas" y "terroristas" a los jerarcas.

Este año, el Gobierno sandinista expulsó del país al nuncio apostólico Waldemar Stanislaw Sommertag y a 18 monjas de la orden Misioneras de la Caridad, fundada por la Madre Teresa de Calcuta.

También mantiene bajo arresto a ocho sacerdotes, incluyendo al obispo Rolando Álvarez, quien fue sustraído por agentes policiales la madrugada del viernes 19 de agosto, junto a otros cuatro presbíteros, dos seminaristas y un camarógrafo del palacio episcopal de la diócesis de Matagalpa, después de haber estado 15 días confinados.

Además, el Ejecutivo cerró nueve estaciones de radio católicas y sacó de la programación de la televisión por suscripción a tres canales católicos, entre otros.

Las relaciones entre los sandinistas y la Iglesia católica de Nicaragua han estado marcadas por roces y desconfianzas en los últimos 43 años.

(c) Agencia EFE