El incumplimiento del confinamiento por políticos indigna a los israelíes

Jerusalén, 6 oct (EFE).- En Israel hay poca adherencia del público a las normas impuestas en el confinamiento y los escándalos de políticos que se lo saltan no ayudan. El último, el de la ministra de Protección Medioambiental, Gila Gamliel, que viajó a otra ciudad durante el cierre y luego dio positivo en coronavirus.

"Si viviéramos en un país normal, Gila Gamliel habría dejado el Gabinete en un abrir y cerrar de ojos. Cualquier persona que piense entiende que alguien que participa de la toma de decisión de políticas de cierre severo no puede al mismo tiempo ser quien las viola", abría hoy su artículo la comentarista del Yediot Aharonot Sima Kadmon.

Esta es una de las muchas voces que hoy pedían la dimisión de Gamliel, mientras que la Fiscalía anunciaba que el propio fiscal general, Avijai Mandlelit, decidirá si la acusa formalmente porque no solo se saltó las normas sino que, según los medios, ocultó a las autoridades sanitarias durante 24 horas los datos epidemológicos requeridos para hacer seguimiento de contactos.

Según los medios, la ministra, que reside en Tel Aviv, viajó el día de Yom Kipur a Tiberias, a orillas del Mar de Galilea y a más de 150 kilómetros de su ciudad, donde participó en un servicio religioso en una sinagoga en el que tomaron parte decenas de personas, pese a la prohibición de reuniones en interior y de alejarse más de un kilómetro del domicilio.

No contenta con eso, la ministra ocultó esta información a las autoridades sanitarias cuando, días más tarde, dio positivo en coronavirus. Según el Times of Israel, dijo a los rastreadores que creía haber sido contagiada por su chófer, algo que no cuadraba con el hecho de que tanto su marido como otro familiar también fueran positivo, y admitió haber estado trabajando en su oficina de Jerusalén y en Petah Tikva, pero no mencionó el viaje familiar a Tiberias.

El caso de Gamliel se une al del diputado de Yesh Atid Mickey Levy, que el pasado viernes (festividad de Sucot) pasó horas en la casa de su hijo y en Año Nuevo judío (Rosh Hashana, 18 de septiembre) recibió la visita de tres nietas, pese a la prohibición de visitar domicilios ajenos.

Ambos han asegurado que "pagarán las multas" correspondientes, pero su comportamiento es una prueba más de lo poco en serio que se toman las medidas de prevención obligatorias, y del poco ejemplo en ese sentido que dan las autoridades.

El primer ministro, Benjamín Netanyahu, se queja de los incumplimientos y pide seriedad, pero en la Pascua judía, cuando también estaban prohibidas las visitas, recibió en su residencia oficial para la cena tradicional a su hijo. El presidente, Reuvén Rivlin, hizo lo mismo con su hija. Varios ministros, diputados y alcaldes han caído en los mismos abusos.

A pesar de las profusas disculpas públicas, estos comportamientos no ayudan a convencer a los israelíes de que cumplan con el confinamiento agravado que el Gobierno ha impuesto hasta el próximo día 14 y que se prevé pueda ser ampliado.

En el último mes, Israel se convirtió en uno de los países con mayor morbilidad del mundo, aunque esta semana las cifras han empezado a mejorar. Desde que comenzó la pandemia, el país ha registrado más de 274.000 contagios y 1.771 muertes por covid-19.

(c) Agencia EFE