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Una fuente inagotable y sostenible de agua dulce en el desierto

Representación artística de una cúpula solar desalinizadora rodeada de heliostatos. (Imagen capturada en el vídeo de NEOM en Youtube).
Representación artística de una cúpula solar desalinizadora rodeada de heliostatos. (Imagen capturada en el vídeo de NEOM en Youtube).

A comienzos de este año oí hablar por primera vez del plan “megalómano” de Arabia Saudí, presentado por su “famoso” príncipe heredo Mohamed bin Salman (copiando la estética de Steve Jobs cada vez que actualizaba el iPhone). Llamado NEOM, el plan consistía en hacer una ciudad lineal de 160 kilómetros de largo en pleno desierto, que uniría el Mar Rojo con el norte del país.

Nótese que si he entrecomillado “famoso” al hablar del dirigente saudí, es porque el crédito de este hombre (que aparentemente venía a revolucionar y occidentalizar su ultraconservador país, permitiendo que las mujeres condujeran, por ejemplo) se agotó súbitamente cuando el periodista opositor Khashoggi salió en pedacitos del consulado saudí en Estambul. Pero, en fin, olvidemos estos crímenes propios de un estado feudal y medieval y prosigamos con la propuesta NEOM.

La idea era, como digo, hacer una ciudad lineal sin coches, conectada por transporte público subterráneo, en el que se ensalzara el ingenio humano creando construcciones vanguardistas, universidades de primera línea mundial y barrios futuristas, bajo la premisa de que la ciudad fuera completamente verde, ecológica, sostenible, basada en energías limpias y con cero emisiones de carbono.

Reconozco que lo primero que pensé cuando oí hablar de NEOM fue en el problema del agua. ¿De dónde querrá sacar el príncipe bin Salman el líquido elemento necesario para dar soporte a una población que supuestamente albergaría a un millón de residentes para 2030? En la zona designada para la construcción no hay más que dunas de arena infinita y rebaños de dromedarios.

Pero entonces oí hablar sobre el proyecto piloto “Solar Dome” (o cúpula solar) y entonces comencé a prestar atención. El agua la aportaría el océano, y “simplemente” habría que desalarla. Si entrecomillo la palabra es porque desalar agua del océano en grandes volúmenes, a un precio asequible y sin provocar emisiones de CO2 es cualquier cosa menos sencilla.

Ahora mismo, por ejemplo, Arabia Saudí obtiene prácticamente la totalidad del agua potable que su población necesita a través de plantas desalinizadoras. Pero bien consigan este objetivo mediante ciclos de evaporación y condensación, o por el más común de los métodos actuales, la ósmosis inversa (que emplea membranas semipermeables) el resultado es siempre el mismo: montones de energía gastada en el proceso, y montes de salmuera resultante que acaban en el mar. Esto último es un verdadero atentado contra la naturaleza, ya que la salmuera acaba acumulándose en el fondo del océano, creando zonas muertas en las que la vida desaparece masivamente por falta de oxígeno. Como estamos en Arabia Saudí, todos podéis imaginar de dónde sale esa energía. Efectivamente, del zumo de dinosaurio, bastante más abundante en el Golfo Pérsico que el agua.

Representación artística de la ciudad lineal
Representación artística de la ciudad lineal "The Line" prevista por el plan NEOM en Arabia Saudí. (Crédito imagen NEOm).

Y sin embargo el plan Cúpula Solar y su simplicidad me cautivó precisamente porque podría solucionar ambos problemas. La energía precisa para evaporar el agua la pondría el sol, un recurso infinito y abundante en la zona. En cuanto a la salmuera resultante, el proceso parece producir mucha menos cantidad y además “prometen” no devolverla al mar, sino reprocesarla para recuperar varios compuestos de interés comercial.

Veamos como funciona la cúpula desaladora solar, que en realidad es una esfera completa, creada con algún metal conductor, cuya mitad inferior se llena de agua que acude desde el mar por canales de irrigación metálicos cubiertos de cristal, lo que asegura que vayan ganando temperatura a medida que esta circula. Alrededor de la cúpula caldera, se instala toda una red de espejos orientables llamados heliostatos. Estos espejos tienen la finalidad de reflejar la luz solar sobre la cúpula, que al igual que los canales de alimentación está fabricada en metal y recubierta de cristales para evitar que el vapor de agua escape al medio ambiente.

Cuando la esfera de metal recibe el calor de la luz solar, reflejada desde los heliostatos, transmite este al agua, lo cual provoca su evaporación. Luego, la mitad superior de la esfera, recubierta de cristal, recoge el agua destilada – ya libre de sal – que se forma por condensación, la remineraliza y la redirige hacia unos repositorios situados alrededor de la cúpula.

Este agua podrá luego emplearse para las necesidades higiénicas y fisiológicas de los humanos, pero también para su uso en agricultura. La idea es convertir el erial saudí en un nuevo vergel empleando los últimos avances en regadío hidropónico, tal y como ha hecho Israel en el desierto de Néguev .

¿Conseguirá el tiránico príncipe convertir una zona prácticamente deshabitada – salvo por las tribus beduinas – en un polo de atracción tecnológica de primer orden mundial? La idea de la ciudad lineal es muy interesante para la economía de la zona, ya que prepararía a Arabia Saudí para un futuro inevitable en el que los combustibles fósiles serán un recuerdo del pasado.

Pero en fin. Por delante tiene un serio problema, convencer al mundo – especialmente a los inversores internacionales - de que sus arrebatos violentos y tiránicos contra cualquier forma de oposición pueden controlarse. Matar sale muy caro, y la economía del petróleo parece estar tocando su fin. Esperemos que el príncipe saudí encuentre la forma de reinvertir inteligentemente los pingues beneficios que el petróleo ha dado históricamente a su país. Arabia Saudí, y todo el planeta, agradecerían el giro de timón.

Si la cúpula solar funciona (existe un proyecto piloto ya en construcción, que debería culminarse este mismo año) por agua no va quedar.

Me enteré visitando la web oficial del proyecto The Line.

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