‘Necesitaba llegar a un lenguaje poético’: Lin-Manuel Miranda habla de las canciones de ‘Encanto’

El cantautor y director está nominado al Oscar a la mejor canción por su trabajo para Disney. Si gana entraría al selecto club EGOT, integrado por los compositores que han ganado premios Emmy, Grammy, Oscar y Tony.

Fue uno de esos martes para Lin-Manuel Miranda. El compositor, letrista y actor —conocido por En el barrio

y Hamilton— tenía problemas para llevar a su hijo menor al preescolar, y el autobús escolar de su hijo mayor ya estaba tarde.

Se sentó con su esposa, la abogada e ingeniera Vanessa Nadal, justo a tiempo para ver las nominaciones a los Oscar. La verdadera alegría de verlas, dijo, fue “la cantidad de amigos que tengo la suerte de conocer que han hecho un trabajo increíble este año”.

Envió un mensaje de texto a Ariana DeBose cuando fue nominada como mejor actriz de reparto por Amor sin barreras y se puso en contacto con el diseñador de vestuario Paul Tazewell cuando obtuvo una nominación por la misma película. Cuando Germaine Franco fue reconocida por la mejor partitura original de Encanto, producción para la que el compositor escribió las canciones, gritó para que todo el vecindario lo oyera.

La película cuenta la historia de Alma Madrigal, que huyó de su casa hace años mientras escapaba del conflicto. Salvó a sus tres bebés, pero perdió a su marido, Pedro. Devastada, Alma se aferró a la vela que usaba para iluminar su camino, que se volvió mágica —de ahí proviene el “encanto”— e imbuyó a los miembros de su familia con poderes mágicos, excepto a su nieta Mirabel.

Miranda también recibió una nominación por la película: mejor canción original por “Dos Oruguitas”, una conmovedora balada que suena durante el emotivo clímax de Encanto. Por si fuera poco, el filme —dirigido por Byron Howard y Jared Bush y codirigido por Charise Castro Smith— obtuvo una nominación a la mejor película de animación.

En medio de su emoción, Miranda, quien vive en el barrio neoyorquino de Washington Heights, cruzó corriendo el puente George Washington de ida y vuelta.

Aunque ha escrito bastante música —su “Cuan lejos voy” para Moana de Disney también obtuvo una nominación a la mejor canción original en 2017— “Dos oruguitas” es la primera canción que Miranda ha escrito de principio a fin en español.

“Realmente salí bastante de mi zona de confort para escribir la melodía, así que estoy realmente emocionado de que haya sido reconocida”, dijo. “Solo hace que quieras presionar más: apoyarte en las cosas que te asustan y hacer esas cosas. Eso es lo que vale la pena, porque es lo que te hace crecer”.

Estos son extractos editados de la conversación.

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¿Cuándo escribiste esta canción? ¿Cómo fue ese proceso?

Probablemente a principios del año pasado, como en marzo o abril. Pero recuerdo que surgió en una lluvia de ideas con Jared y Charise por teléfono. Algo así como: “Creo que la metáfora de la mariposa ya está ahí visualmente. ¿Y si esta canción va al milagro original de la naturaleza?”. Y luego, cuando se me ocurrió la idea de dos orugas enamoradas, estaba listo.

Hay tantas cosas que podía contener: tanto Abuela como Pedro [su difunto marido] y lo que la familia se hace mutuamente al aferrarse demasiado. Quería que se sintiera como una canción que siempre ha existido. Todas mis canciones folclóricas favoritas tienen metáforas de la naturaleza. Volví a soñar en español mientras la escribía. Era como si todo mi cerebro tratara de hacerlo realidad, incluso mi subconsciente.

Cuando tuviste esa idea —de las orugas enamoradas—, ¿pudiste escribir sin problemas o te llevó un tiempo escribir en español?

Creo que escribí la primera estrofa y el coro en una semana. Se lo envié al equipo creativo. Comenzaron a sollozar y dijeron: “Vas por buen camino; sigue adelante”. Necesitaba llegar a un lenguaje poético que está más allá de mi español estándar de conversación. Tengo bastante fluidez en el español coloquial, pero esto tenía que ser elevado. Verifiqué la gramática con mi papá. Y busqué las palabras que no están en mi uso cotidiano: crisálidas, desorientadas. Haces lo que sea necesario para lograrlo.

¿Por qué sentías que esta canción tenía que ser en español?

Porque, sinceramente, todas las palabras centrales de la metáfora son más bonitas en español, a nivel técnico: oruguitas, crisálidas, mariposas son palabras muy bonitas. Pero también creo que hay un sutil juego generacional con la forma en que usamos el lenguaje en esta película: las hermanas menores se expresan en géneros bastante contemporáneos: reguetón para Luisa, rock en español de los 90 para Isabela [las hermanas de Mirabel]. Así que me pareció que la matriarca de la familia y la historia central y fundacional de esta familia y este milagro debían ser en español.

¿Cómo escogiste a Sebastián Yatra —un cantante más joven y pop— para expresar ese sentimiento?

Al principio estuvimos dudando si era una voz femenina o masculina. Y nos pareció que, “bueno, si es femenina, parecerá que la canta la abuela”. No se sentía del todo bien. Cuento mucho la historia, pero gran parte de escribir la canción correcta es averiguar qué no es la canción correcta. No me parecía bien que la abuela le cantara una canción a Mirabel, y punto. Así que eso es lo que te lleva al vocalista masculino.

Cuando empezamos a trabajar juntos en esto, Jared, Charise, Byron y yo, hicimos una especie de mezclas de música para cada uno. Hicimos nuestras propias inmersiones en la música colombiana, y Sebastián apareció en todas nuestras mezclas. Tiene una voz muy bonita y tiene más o menos la edad del abuelo Pedro cuando se desarrolla la película, así que encaja perfectamente.

¿Qué aspectos específicos de la música folclórica colombiana te inspiraron?

En primer lugar, la música folclórica que escuchamos allí, que era tan hermosa: básicamente cualquier cosa con un tiple, me enamoraba. La otra cosa en la que pensé fue: “¿Cuáles son las canciones latinas que viven para siempre?”. Pensaba en “Guantanamera” y “Cielito Lindo”. No siento que nadie haya escrito esas canciones. Aunque, por supuesto, todas tuvieron compositores increíbles. Simplemente siento que esas canciones existieron siempre. Así que realmente las escuché y estudié su forma. La estrofa y el coro le deben mucho a esos éxitos.

La otra canción que se le parece, de las que he escrito, es un fragmento de “Siempre”, un tema de En el barrio que quería que se sintiera como un bolero que siempre ha existido. Pero, de nuevo, no es una canción completa. Es un verso en el coro que es como un chiste para incomodar.

En la escena en la que escuchamos “Dos Oruguitas”, hay mariposas amarillas por todas partes, lo que evoca a Gabriel García Márquez. ¿Sus mariposas inspiraron la metáfora de alguna manera, o simplemente se alinearon una vez que encontraste la idea de la oruga?

Por supuesto. La canción en sí se inspiró absolutamente en la metáfora visual con la que el equipo de animación ya estaba jugando. Esa escena en toda su concepción todavía no existía, pero yo había visto la vela que se convertía en mariposa. Y esa fue la inspiración para llegar a esa metáfora. Así que también es un gran ejemplo de lo mucho que se colabora en una película de animación. Es como escribir para el teatro a la enésima potencia.

Por ejemplo, yo escribo una sección de rap para Dolores en “No se habla de Bruno”, y los guionistas la toman y hacen que esa sea su vibra durante toda la película, y a su vez, el departamento de animación piensa en esta metáfora de la mariposa absolutamente inspirada en García Márquez. Y entonces me pongo con eso como idea de canción. Sabes que estás haciendo progresos y avanzando cuando todos se alimentan mutuamente.

Esta canción siempre me hace llorar. ¿Lloraste alguna vez mientras la escribías?

Sí, claro. Siempre pienso en mí como Tita en Como agua para chocolate: lloro en la receta.

Pensé en mi primera relación seria y en cómo éramos dos personas que se querían mucho, pero el mundo era más grande e íbamos en direcciones diferentes. Definitivamente, mientras la escribía, mi corazón estuvo allí. Tiras de todo eso. Y también de momentos de tu vida en los que tenías mucho miedo al cambio, y solo tienes que confiar en que hay una razón para que ocurra. Eso, para mí, toca una fibra más profunda que incluso los temas que aparecen en la propia película.

Esta es tu segunda nominación al Oscar, y si ganaras, te convertirías en la decimoséptima persona en alcanzar el estatus de EGOT. ¿Cómo se siente?

Por un lado, me parece una tontería, porque es un término que se popularizó con 30 Rock, que es una cosa divertidísima para cualquiera: que estás persiguiendo algo que persiguió Tracy Jordan.

Pero, por otro lado, lo que siempre me parece especial de esto es que los artistas votan. Mis compañeros cineastas, mis compañeros compositores, la rama musical. He conocido a algunas de esas personas que son increíbles, salvajemente inteligentes, y han hecho música que me encanta.

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