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Por qué la NASA se ha obsesionado con Venus

Representación artística del módulo Alpha que la sonda DAVINCI liberará sobre Venus para estudiar la atmósfera a medida que desciende. (Crédito imagen: NASA).
Representación artística del módulo Alpha que la sonda DAVINCI liberará sobre Venus para estudiar la atmósfera a medida que desciende. (Crédito imagen: NASA).

Si uno piensa en 1989, lo primero que se le viene a la mente es un evento histórico que, de un modo u otro, marcó a todos los europeos: la caída del muro de Berlín. Agunos simplemente no nos creíamos que aquellos soldados soviéticos, que hasta entonces disparaban a la gente que trataba de huir al sector occidental, mostraran su rostro más humano. ¡Lo que ha cambiado el mundo en estos 32 años!

Pero hay algo que no ha cambiado demasiado desde aquellos tiempos, el escaso interés que Venus ha despertado entre los responsables de las principales agencias espaciales del planeta. De hecho, aquel año de 1989 la NASA envió a Venus la sonda Magallanes con ayuda de la lanzadera Atlantis. Conviene recordarlo porque desde entonces hasta ahora, Marte ha copado todo el interés de los gestores. Tanto es así que la NASA ha enviado 16 misiones al planeta rojo desde el lejano año en que cayó el telón de acero, pero ninguna a nuestro planeta gemelo, el infernal Venus.

Hasta ahora. Y es que la NASA acaba de sorprendernos anunciando, no una, sino dos misiones a Venus esta misma década. Desconozco si los últimos episodios mediáticos relacionados con el segundo planeta más cercano al sol han tenido algo que ver en este renovado interés. Ya sabéis, hace poco Venus volvió a estar en el “candelero” gracias al hallazgo de fosfina (un biomarcador) en capas altas de la atmósfera, y posteriormente lo hizo de nuevo gracias a ciertas radioemisiones captadas por la sonda Solar Parker. Sea como sea, tendremos doble ración venusiana en los próximos 10 año, y bien que lo agradecemos los aficionados. No todo va a ser Marte en el menú.

No me extraña que la investigadora Ellen Stofan, que realizó su tesis doctoral aquel lejano año de 1989, centrándola en la geología de Venus, haya mostrado su satisfacción desde su actual puesto de mando en el Instituto Smithsonian. Ella ha hablado un poco en nombre de la comunidad “venusiana” de investigadores, ninguneados por la agencia espacial durante tres largas décadas, al decir:

Estamos eufóricos y emocionados, solo queremos ponernos a trabajar y ver que realmente [estas misiones] llegan a hacerse realidad. Toda la comunidad está hambrienta de datos, ansiosa por hacer avanzar la ciencia. Muchos trabajamos en este campo desde los tiempos de la sonda Magallanes y llevamos desde entonces haciéndonos preguntas científicas realmente fundamentales”.

En cuanto a las misiones, bautizadas DAVINCI y VERITAS, por lo que puedo leer cada una de ellas tiene una estimación de costos de unos 500 millones de dólares y han sido seleccionadas como parte del programa “Discovery” de la NASA.

Representación artística de la orbitadora VERITAS de la NASA cartografiando la superficie de Venus. (Crédito imagen: NASA / JPL / Caltech).
Representación artística de la orbitadora VERITAS de la NASA cartografiando la superficie de Venus. (Crédito imagen: NASA / JPL / Caltech).

Pese a dirigirle al mismo planeta, las dos misiones tendrán objetivos diferentes.

La misión DAVINCI + será la primera sonda de la NASA en tomar muestras de la atmósfera de Venus desde 1978. La intención de la agencia espacial norteamericana es estudiar la formación y posterior evolución de la atmósfera, además intentará determinar si Venus tuvo alguna vez un océano. Por si fuera poco, la misión incluirá una “esfera de descenso” que atravesará la densa atmósfera del planeta, haciendo mediciones precisas de gases nobles y otros elementos mientras desciende, con la intención de averiguar por qué esa densa cortina de nubes provocó un efecto invernadero desbocado en Venus. Además, la esfera enviará imágenes en alta resolución de ciertas características geológicas únicas de Venus conocidas como "teselas", que en cierto modo pueden compararse a los continentes de la Tierra.

En cuanto a la misión VERITAS, se trata de un orbitador cuya misión será la de cartografiar la superficie de Venus para determinar la historia geológica del planeta y comprender por qué ha tenido un desarrollo tan diferente al de la Tierra, siendo ambos mundos tan similares en composición, ubicación y tamaño. Con suerte, los datos de radar servirán para crear un mapa en 3D de la topografía venusiana, que nos ayudará a comprender si todavía existe tectónica de placas o actividad volcánica en la superficie del planeta.

Me he enterado leyendo Ars Technica.

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